Hola a todos
En primer lugar, amigo Bernard, gracias por sus recomendaciones bibliográficas, alguna cosa sobre ese tema ya habíamos leído y estudiado.
En segundo lugar, lo siento, pero voy a tener que enrollarme una vez más.
Está claro que soy el primero en estar asustado por lo que ayer escribí. De momento, no tengo ni siquiera una hipótesis de trabajo. Por lo tanto, que nadie tome mis aportaciones en este tema como una tesis. Son, simplemente, unas notas de estudio producto de la observación de esta magnífica iconografía pictórica y, sobre todo, muchas preguntas.
Si nos estamos moviendo por un territorio y un período histórico en el que se ha introducido ya el rito romano, me extraña ver a Cristo realizando la bendición de una manera que la aleja a estos esquemas, también hago una pequeña aportación bibliográfica:
“Como ya expresó Moshè Barasch en la Edad Media, « resulta difícil señalar una frontera clara entre los diferentes tipos [de gestos elocuentes], y a veces el observador ha de dudar necesariamente sobre qué tipo de movimiento es el que se representa, sin poder llegar a una decisión ». Gesto de bendición y gesto de predicación, de habla, diluyen sus fronteras, son confusas. El gesto de bendición más frecuente en la Edad Media deriva de los modos de dicción u oratoria. Consiste en mostrar la mano derecha alzada, con el índice y corazón extendidos, meñique y anular plegados con el pulgar aproximándose a ellos. Tradicionalmente este gesto es considerado la benedictio latina, el gesto ritualizado de bendición. Otro gesto de bendición que también procede del mundo clásico, se desprende de éste. Es uno de los gestos de argumentación, empleados por el obispo en la homilía de la liturgia eucarística durante la Alta Edad Media (extiende el pulgar, índice y corazón, mientras mantiene plegados el anular y meñique). En la Baja Edad Media se transforma en expresión de bendición. La transferencia del gesto entre homilía y bendición quizá fue facilitada por el significado originario de bendición, que etimológicamente es precisamente una acción de habla, « decir bien de Dios ».”
(Mª Dolores FRAGA SANPEDRO, El poder de la palabra: imágenes de predicación en la edad media hispana, e-Spania. Numéro 3 (juin 2007), PDF (pp.1-15) p.2
Como escribe Mª Dolores Fraga Sanpedro: “El gesto de bendición más frecuente en la Edad Media deriva de los modos de dicción u oratoria. Consiste en mostrar la mano derecha alzada, con el índice y corazón extendidos, meñique y anular plegados con el pulgar aproximándose a ellos. Tradicionalmente este gesto es considerado la benedictio latina.” Es decir, esta imagen de Taüll que todo el mundo conoce:
Sin embargo, en estas pinturas no se produce este tipo de bendición. Además, en la Maiestas Dómini de esta magnífica colección iconográfica, Cristo no realiza el gesto de la bendición con su mano derecha, a pesar de que con la izquierda sostiene con su mano velada el libro de los evangelios:
¿Por qué Cristo en esta Maiestas Dómini no realiza el gesto de la bendición? No sólo eso. ¿Por qué tampoco lo realiza el Niño-Dios en el momento de la Adoración de los Magos:
Me pregunto por qué esa voluntad del teólogo redactor o del maestro pintor de esta magnífica iconografía pictórica de no reproducir la bendición latina cuando ya se ha producido el cambio de rito. También conozco que la bendición oriental se parece mucho a la del cristianismo celta. Pero, entonces, ¿por qué poner una bendición cercana a la oriental cuando acababa de suceder el Cisma?
Amigo Bernard, esta es mi pregunta. Si Roma está detrás de ese programa teológico (sobre el cual puedo enrollarme, pero no lo haré, de momento), ¿por qué esa voluntad de no dejar constancia iconográfica de su manera de “benedictio” y acercar su detalle plástico a fórmulas ya sean hispano-mozárabes, cristiano celtas o cristiano ortodoxas? ¿Cuál podía ser el origen de ese teólogo redactor o del maestro pintor? Como ves, de momento, amigo Bernard, sólo preguntas y mucha calma; porque, como tú indicas, lo demás asusta.
Un abrazo a tod@s