Hola a todos
Como decíamos en la última entrada, los templos se edifican:
canecillos templo de San Miguel, Ayllón, Segovia
De entrada, reconozco que sería más fácil escribir que estos tres canecillos sólo admiten la siguiente lectura:
Los tres canecillos (el músico, el maestro cantero y el grifo) son tres esculturas de relleno, sin interpretación teológica. Nos encontramos ante tres esculturas menores que reproducen de forma aleatoria dos oficios de la época y un animal típico del bestiario en una parte del templo sin ninguna función didáctica ni catequética.
Estoy de acuerdo con que, en una estética de la recepción al uso, para muchos de los que en la Edad Media contemplasen estas tres esculturas menores, ésta podría ser la lectura convencional.
Sin embargo, permitidme que, en esta entrada, defienda que hubo otros receptores de la iconografía románica que bien pudieron realizar una lectura a otro nivel, me estoy refiriendo a las personas con instrucción teológica.
1. ¿Qué puede significar la colocación correlativa de estos tres canecillos para alguien que sea conocedor de la teología neoplatónica cristiana medieval y que tenga acceso a los libros o haya cursado estudios teológicos?
2. ¿Pudo alguien intencionadamente (me refiero al teólogo redactor) hacer colocar estas tres esculturas de forma correlativa, ordenada, como si se tratase de una secuencia teológica?
3. ¿Qué puede representar la representación iconográfica de un grifo junto a un maestro cantero y un músico?
Intentemos buscar una explicación teológica a esa aparente colocación aleatoria de tres figuras menores. Para los que se han instruido en la teología neoplatónica, el grifo es un símbolo de la castidad. El maestro cantero puede llegar a ser el símbolo del verdadero creyente y, sobre todo, del propio sacerdote. El músico, el símbolo del camino que conduce al alma de retorno a Dios a través de la piedad, entre otras muchas cosas. Sólo he querido poner una referencia de aceptación al uso del canto y la música dentro de la Iglesia. Es decir, a través de estas tres figuras y de forma metafórica con los hombres de la Iglesia hemos dado. La interpretación analógica de estas tres imágenes se puede realizar a través de lo que escribieron eminentes neoplatónicos. Si queréis leer un rato:
Una pincelada sobre música:
“Así estoy vacilando entre el daño que del deleite de oír cantar puede seguirse y la utilidad que por la experiencia sé que puede sacarse; y más me inclino (sin dar en esto sentencia irrevocable ni definitiva) a aprobar la costumbre de cantar, introducida en la Iglesia, para que por medio del aquel gusto y placer que reciben los oídos, el animo mas débil y flaco se excite y aficione a la piedad.”
(S. Agustín, Confesiones, cap. XXIII)
Una pincelada sobre piedras:
“Somos edificados a manera de piedras vivas como casa y altar de Dios Todos los que creemos en Cristo Jesús somos llamados piedras vivas, de acuerdo con lo que afirma la Escritura: Vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.
Cuando se trata de piedras materiales, sabemos que se tiene cuidado de colocar en los cimientos las piedras más sólidas y resistentes con el fin de que todo el peso del edificio pueda descansar con seguridad sobre ellas. Hay que entender que esto se aplica también a las piedras vivas, de las cuales algunas son como cimiento del edificio espiritual. “
Orígenes, Homilía 9 sobre el libro de Josué (1-2: SC 71, 244-246)
“Por tanto, muchos pensaron que el Paraíso era el alma en la que se propagaron algunos gérmenes de las virtudes, y que el hombre fue colocado para labrar y custodiar el Paraíso, esto es, la mente del hombre, y es evidente que la virtud de la mente cultiva el alma, y no sólo la cultiva, sino que también, una vez cultivada, la custodia.”
(Juan Escoto Eriúgena, Periphyseon)
Una pincelada sobre el símbolo del grifo:
“Sin embargo, de las virtudes naturales de estos, bastan estos pocos ejemplos. Cuentan que el grifo posee tanta castidad, que cuando pierde la primera vez a su compañera conyugal, conserva siempre su castidad inviolada, acordándose de su consorte primera.”
(Juan Escoto Eriúgena, Periphyseon)
En fin, otra manera de leer tres esculturas menores de forma unitaria; unas esculturas que, tradicionalmente, tienden a recibir lecturas autónomas.
Un abrazo a tod@s