Hola a todos
Siempre me llaman la atención estas tallas románicas, tomo de ejemplo dos ubicadas en el magnífico Museo Diocesano de Jaca (MCJ).
Virgen de Iguacel
Nuestra Señora del Pueyo de Acumuer
Ante la Virgen sentada en un trono con el niño Jesús en una mano y un fruto (sea manzana, granada, melocotón, o lo que parezca) a mí siempre me han venido a la cabeza dos oraciones básicas cristianas (El Ave María y la Salve Regina) que recogen un versículo del capítulo primero del
Evangelio de San Lucas: “
Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.”
Sí, se trata de uno de los versículos que remite a la escena de la Visitación (39-45) y son una de las palabras que le dice Santa Isabel a la Virgen María. De hecho, aparte de las interpretaciones que circulan, en lo personal, estas imágenes de la Virgen con “
el fruto de su vientre”, enseñándolo de dos maneras diferentes (el Niño Jesús y un fruto en la otra mano), me hablan de la doble naturaleza de su Hijo, humana y divina.
Intentaré explicarme. Espero que lleguéis hasta el final.
A la Virgen María, no se le adora como a Dios sino que se la venera. Y, precisamente, algunos Santos Padres comentando este pasaje evangélico comentan:
Citar:
“Dice, pues: "Bendita tú entre las mujeres". Ninguna fue jamás tan colmada de gracia, ni podía serlo, porque solo ella es Madre de un fruto divino.”
(Orígenes)
“Fue bendecida por Isabel del mismo modo que lo había sido por el arcángel, para que se mostrase digna de la veneración a los ángeles y a los hombres.”
(Beda)
Esta es la clave por la que una imagen de la Virgen María puede convivir en un templo cristiano junto a la de su Hijo. Además, la explicación teológica está clara para algunos autores:
Citar:
“Llamó al Señor fruto del vientre de la Madre de Dios porque no procedió de varón, sino solo de María, pues los que tomaron la sustancia de sus padres, fruto son de ellos.”
(Orígenes)
“Solo este fruto es bendito, porque se produce sin varón y sin pecado.”
(Griego)
Además, se están cumpliendo las promesas proféticas del Antiguo Testamento, nada más ni nada menos que a través del linaje del rey David:
Citar:
“Este es el fruto que se prometió a David: "Pondré sobre tu trono un fruto de tu vientre" ( Sal 131,11).”
(Beda)
Pero es que, además, este pasaje sirve para defender, como señalaba al principio, la doble naturaleza de Cristo, la divina y la humana, ya que
permite sostener que Cristo tuvo la misma naturaleza humana que su madre, la Virgen María. Una postura teológica que va en contra de los postulados clásicos no solo de los movimientos vinculados al Adopcionismo sino también en contra de la postura de la herejía cátara, entre otros.
El Niño no solo es Dios, es también hombre y este pasaje es el que se utiliza contra Eutiques el de la herejía monofisita que defiende que en Jesús solo está presente la naturaleza divina, pero no la humana:
Citar:
“De este pasaje -en el cual se afirma que Cristo es fruto del vientre- surge una refutación de Eutiques. En efecto, todo fruto es de la misma naturaleza que la planta de donde procede. De donde se deduce que la Virgen es de la misma naturaleza que el segundo Adán, que quita los pecados del mundo. Y aun aquellos que dicen que es fantástica apariencia la carne de Cristo, quedan confundidos con el verdadero parto de la Madre de Dios; porque el mismo fruto nace de la misma sustancia del árbol.”
(Severo de Antioquia)
Es bueno recordar ahora que el Adopcionismo y sus ramificaciones no ponía en duda la naturaleza divina de Cristo, porque es indudablemente Hijo de Dios por generación y naturaleza. Sin embargo, negaba la naturaleza humana de Cristo. No olvidemos que el movimiento cátaro también negaba la naturaleza humana de Cristo. Por cierto, sobre el Adopcionismo, podéis leer el estudio:
Los folios iluminados del Libro de Kells, una lección teológica plástica contra el Adopcionismo, os coloco un enlace:
https://www.academia.edu/21597732/Los_f ... opcionismoComo he señalado al principio de esta entrada, estas imágenes de la Virgen con el fruto de su vientre, enseñándolo de dos maneras diferentes (el Niño Jesús y un fruto en la otra mano), me hablan de la doble naturaleza de su Hijo, humana y divina. Además, es un elemento que sirve para explicarles fácilmente a los creyentes lo que deben de creer, lección catequética directa y didáctica en una misma imagen. Como no me cansaré de escribir, fueron muy buenos los maestros artesanos del Arte Románico, pero los teólogos redactores de los diferentes programas iconográficos o de las imágenes individuales (realizadas con cualquier material) estaban muy bien preparados intelectualmente y eran muy conscientes de lo que los símbolos que representaban esas tallas o esculturas significaban.
Un abrazo a tod@s