Querido amigo:
Intentaré responder a tu pregunta con la ayuda de un artículo de C. Cid. La imagen a la que aludimos se encuentra en el folio 15. La primera banda de la miniatura describe la Adoración de los Magos, que como se ve visten los orientales gorros frigios. La central, que es la que nos ocupa, muestra a la
Virgen con el letrero
marie uirginis, a su lado
José (
Joseb), y después a
Cristo niño (
xps.) en brazos de un
ángel que tiene sus alas desplegadas (
angelus dm.), y que levanta el brazo hacia un
Caballero que empuña una lanza contra él:
ubi erodes xpim.inueni et mater eius et iosep quando pergebant ad egiptum, o sea, Herodes persiguiendo a la Sagrada Familia cuando huía a Egipto. Lo curioso es que debajo del caballo también se pinta a
Herodes, tumbado en el suelo, con la cabeza apoyada en un brazo y con una mano en un muslo (se supone que tocándose la herida); sus vestiduras (que solo tapan la parte superior del cuerpo) no se han coloreado, excepto la bandaleta de la cabeza, y se lleva la otra mano a un muslo:
ubi erodes recalcitrauit eum equus et percussit eum in femore. Al parecer la escena procede de un texto apócrifo de la infància de Jesús, y Neuss (
Die Apokalypse) dice que existe una tradición copta en que Herodes persiguió a la Sagrada Familia y la alcanzó en el monasterio de Saidanaja, y que en la literatura etíope quedan huellas de esta tradición. Cuando Herodes persiguió a la Sagrada Familia, un ángel defendió a Jesús y su perseguidor cayó del caballo y éste lo hirió en un muslo.
Por último, en la banda inferior se Herodes está acostado en un lecho rectangular visto con perspectiva inversa, y ante él hay cuatro personajes en pie:
ubi erodes egrotatus est de percussione equite suo: ministri erodis eum poma malo mellis, o sea que el rey quedó maltrecho tras la aventura anterior y sus ministros intentaron curarlo con una misteriosa y medicina, la «manzana de miel».
Como vemos en esta otra miniatura del Beato de Girona, la del
Caballero y la serpiente, se basa en nuestra anterior imagen; aquí el miniaturista prescindió de la segunda figura de Herodes caído, al que sustituyó por la serpiente, y eliminó el resto de los actores de la historia. Vario (más bien intercambió) los colores, aunque mantuvo los errores en la posición de la lanza, la impropiedad de los dedos, o la pierna mal posicionada con respecto al torso: si montara a la jineta, postura oriental pero no adecuada para la lucha, se vería la otra, que queda oculta, en vez de la derecha. Si ya dijo Plinio que «A los poetas les está permitido mentir», que son estas cosillas en comparación con el arte delicioso con que se pintan...
Abrazos.