Hola a todos
Si hay algún conjunto de pintura mural conocido rápidamente por la mirada de tod@s los que amamos el Arte Románico es este. Hoy, os propongo fijarnos en el libro que sostiene el Pantocrátor de Sant Climent de Taüll y los detalles plásticos que suceden a su alrededor.
De hecho, antes de proseguir, volvamos a contemplar la hermosa fotografía de todo el conjunto:
Y, de aquí, nacen mis preguntas:
1. ¿Por qué el Águila es el único viviente que en el Tetramorfos no sostiene un libro e incluso no va connotado con una filacteria como ocurre en otros casos?
2. ¿Se ha despistado? ¿Es producto de un descuido?
¿Qué libro sostiene el Pantocrátor? Todos los sabéis, aquel que dice
“Ego sum lux mundi” (
Evangelio de San Juan. VIII,12).
Al quedar tan claro, por la presencia explícita de la cita evangélica, que el libro que sostiene Cristo en su mano izquierda es el
Evangelio de San Juan, el Águila no necesita ser connotada con ningún símbolo, ni el que haría referencia a su evangelio y cartas (libro) ni el que haría referencia a su libro profético, el
Apocalipsis, (filacteria).
Estoy convencido de que es la suma de toda una serie de pequeños
detalles plásticos la que hace que este hermoso conjunto pictórico sea tan especial.
De una forma tan sencilla, la ausencia del libro del Águila, queda ensalzada la teología contemplativa de San Juan. Además, ¿no aparece este junto a la Virgen María a los pies del Pantocrátor? ¿Qué sostiene San Juan Evangelista con su mano derecha velada?
Parece ser que mientras tres de los símbolos del Tetramorfos pueden tocar los libros, el resto de los personajes (mirad a los otros discípulos e incluso a la Virgen María) tienen que sostener los objetos y libros sagrados con una o las dos manos veladas. El otro, el Águila, parece que se ha despistado.
Si dejamos de lado la posible ley de marco, de distribución de las figuras o de proporciones, esta pregunta inicial: ¿por qué el símbolo de San Juan Evangelista, el Águila, recibe un tratamiento diferente al de los otros tres Vivientes en Taüll?, tiene su total vigencia.
Si observamos bien, podemos comprobar por nosotros mismos cómo, al menos, existen cuatro diferencias notables:
1. Solo el Águila es sostenida en el seno de un ángel.
2. Solo el Águila recibe un tratamiento cercano a Dios, ya que el ángel que la sostiene lleva las manos veladas, recibiendo así la figura de San Juan Evangelista un trato cercano al de la adoración o realeza. Si nos fijamos bien, no ocurre lo mismo ni en el caso del león ni en el del toro (o ternero) por mucho que también tengan ángeles personales. Un trato aparte y obvio merece la figura de San Mateo.
3. Mientras que tanto Cristo como todos los ángeles así como también el león y el toro lucen un nimbo blanco, solo el Águila lo tiene pintado de rojo. Esta elección pictórica dificulta su visión, pues pintado de color blanco se distinguiría mejor. Sin embargo, sorprende que San Juan sea connotado como mártir, cuando (según la tradición cristiana) fue el único de los 12 discípulos evangélicos que no murió de muerte violenta (suicidio en el caso de Judas, martirio para los otros diez) y que sobrevivió al martirio (salió indemne de un caldero de aceite hirviendo).
4. El Águila está colocada junto al libro que sostiene la inscripción:
Ego sum lux mundi; en definitiva, su libro, el
Evangelio de San Juan (Jn. VIII,12).
Es evidente que sabían de teología los redactores teológicos de los programas iconográficos románicos y, de ahí, la importancia de conocer su pensamiento a través de los detalles plásticos.
¡Feliz Semana Santa!Un abrazo a tod@s