Hola a todos
Una nueva clase de correspondencia. Cada vez tengo más claro que tanto los teólogos redactores que diseñaron las portadas románicas como los que más tarde las interpretaron y reajustaron sabían muy bien lo que se hacían, pues sus conocimientos teológicos son amplios y, sobre todo, correctos. Hoy, dialogaremos sobre el significado simbólico de un lobo y un juego de correspondencias.
Para empezar, ¿os apetece ver lo que según todas las interpretaciones es una famosa cabeza de lobo en el templo de Santa María, en Piasca, Cantabria?
Es evidente que la cabeza del lobo tiene una interpretación en clave neotestamentaria que lo relaciona con el maligno, con el demonio. Supongo que tod@s os habéis acordado: la "Parábola del buen Pastor" del
Evangelio de San Juan:
Citar:
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, el que no es pastor dueño de las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas, y huye, y el lobo arrebata y dispersa las ovejas, porque es asalariado y no le da cuidado a las ovejas” (Juan 10, 11-12)
Y, aquí, empiezan las lecturas. En primer lugar, ¿no os parece una buena cita para hacer explicar a los posibles pastores cántabros el significado del lobo como el símbolo del demonio?
Pero, y si soy una persona instruida que veo en la iconografía de esa portada una advertencia contra las herejías del momento, ¿qué símbolo le pudo dar al lobo?
¿Tendremos alguna otra cita neotestamentaria? Para empezar, ¿qué os parece la siguiente de los
Hechos de los apóstoles?:
Citar:
“Yo sé que después de mi partida vendrán a vosotros lobos rapaces, que no perdonarán el rebaño, y que entre vosotros mismos se levantaran hombres que enseñen doctrinas perversas para arrastrar a los discípulos en su seguimiento.” (Hechos de los Apóstoles 20, 29-30)
Sí, hemos leído bien: entre vosotros mismos se levantaran hombres que enseñen doctrinas perversas para arrastrar a los discípulos en su seguimiento. Y, en medio,
la simbología del lobo. Este texto de los
Hechos de los apóstoles vendría a confirmar la misma línea de pensamiento expuesto en el
Evangelio de San Mateo:
Citar:
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, más por dentro son lobos rapaces.” (Mateo, 7, 15)
Y, entonces, el símbolo (ahora colocado en un Canecillo del templo de San Martín de Quevedo -pedanía de Molledo-, Cantabria)
se acaba llenando de interpretación teológica:
Citar:
"El lobo roba y dispersa las ovejas, porque a unos los arrastra a la impureza, a otros inflama con la avaricia, a otros los hincha con la soberbia, a otros los separa por medio de la ira, a este le estimula con la envidia, al otro le incita con el engaño. De la misma manera que el lobo dispersa las ovejas de un rebaño y las mata, así también hace el diablo con las almas de los fieles por medio de las tentaciones."
(SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang.).
Como siempre escribo, fueron magníficos los trabajos plásticos de los maestros artesanos que crearon la forma material de las iconografías del Arte Románico. Sin embargo, nunca debemos olvidarnos de un detalle: estas hermosas colecciones de imágenes no pueden entenderse sin la previa labor intelectual de los teólogos redactores.
Por eso, según mi opinión, quedan sin acabar (no están completos) todos aquellos trabajos que abordan el estudio del Arte Románico sin el análisis del pensamiento y la posible identidad intelectual del teólogo redactor de cada una de las iconografías. Por esta razón, cuando los leo y como os he confesado en otras ocasiones, siempre me quedo con la impresión de sentirme un poco vacío por dentro. Pero, claro está, esto es una humilde opinión personal.
Un abrazo a tod@s.