Hola a todos
Como en otras ocasiones ya hemos comentado, es evidente que los teólogos redactores de los diferentes programas iconográficos sabían muy bien quienes eran los destinatarios de las imágenes que diseñaban. Pongamos un ejemplo sobre el que en alguna ocasión ya hemos reflexionado.
Para ello, tomamos la iconografía de dos escenas del
Nuevo Testamento en las que dos mujeres son las protagonistas. Nos referimos a la Anunciación y a la Visitación.
Hagamos una pregunta inicial: ¿esta doble iconografía tiene el mismo valor simbólico en un convento de monjas que en una iglesia de una encomienda de monjes guerreros, templarios?
A las monjas, en el convento de las Benedictinas de Jaca (Huesca), que verán esa pintura durante muchos años, se les puede dar este mensaje:
Convento de las madres benedictinas, Jaca.
Evidentemente, sin personajes masculinos y mucho memos con una referencia masculina de carácter sacerdotal, jamás ninguna de ellas será sacerdote. Serán instruidas con los otros valores que aportan, a su manera de fe contemplativa, tanto la Virgen María como su prima Santa Isabel. Por cierto, de entrada, ninguna de esas monjas de clausura será madre, ni saldrá de ese convento en vida. Por lo tanto, no será precisamente el valor de la maternidad el que más reflexionen en sus meditaciones.
A los monjes guerreros, en el templo de Sant Martí, en la encomienda templaria de Puig-reig (Barcelona) algunos de ellos canónigos regulares, es decir, sacerdotes, se les puede mostrar este otro mensaje:
Templo de Sant Marti, encomienda templaria de Puig-reig
Evidentemente, con un gran personaje masculino y con una referencia clara y evidente de contenido sacerdotal. Ellos, es obvio, tampoco serán madres, pero junto al valor de la fe contemplativa existirá el de la fe activa, pues ellos no viven en clausura. Y, también, algo más, ¿no?, del orgullo de ser sacerdotes a la manera de Zacarías, el Sumo sacerdote del templo de Jerusalén y, sobre todo, de Cristo.
Los detalles plásticos hablan por sí solos del contenido teológico de las iconografías en el arte románico. Además, de otros detalles plásticos especiales, como ese cáliz símbolo de la sangre de Cristo que anda escondido en forma de columna.
Es evidente que los maestros artesanos eran muy buenos en su oficio, pero los teólogos redactores de los diferentes programas iconográficos también conocían muy bien su maestría.
¡Feliz semana!Un abrazo a tod@s