Hola a todos
Ya que es sábado y disponemos de un poco más de tiempo, una entrada un poco larga. Espero que os guste.
Después de los errores acerca de la nomenclatura de los dos Santiago, el segundo nombre en discordia es el de San Pablo. ¿Quién se vio en la necesidad de incorporarlo en pasajes evangélicos, como la duda de Santo Tomás o el llamado relieve de Pentecostés, cuando no estuvo presente?
De entrada, hay que recordar un poco. Tanto en el relieve del incrédulo Tomás como en el de la Ascensión del Señor tendrían que representarse sólo once discípulos. ¿Hay alguna prueba exegética mejor que la siguiente que nos proporcionan los Hechos de los Apóstoles después de narrar la Ascensión del Señor (Act. 1, 9-12)?:
“Et cum introissent, in cenaculum ascenderunt, ubi manebant et Petrus et Ioannes et Iacobus et Andreas, Philippus et Thomas, Bartholomaeus et Matthaeus, Iacobus Alphaei et Simon Zelotes et Iudas Iacobi.” (Act. I, 13)
Sí, es la lista de los discípulos y son once. A continuación, se produce la elección de San Matías (Act. I, 26). Sólo en Pentecostés (Act. II, 1ss), por el contexto exegético, volverían a ser doce los discípulos. A los once anteriores de la lista de los Hechos de los Apóstoles, se tendría que añadir ya la presencia de San Matías. ¿Qué pinta San Pablo identificado de forma visible en estos dos relieves?
Para poder comprender la importancia de estas incripciones, hay que indicar que en Silos hay un total de 79 inscripciones, de las que en el claustro inferior hay 71. Han estudiado estas inscripciones Sandoval, Yepes, Argaiz, Flores, Ferotin, Pinedo, Pérez de Urbel, Porter, Schapiro, Guallard y García Lobo.
Como venimos comentando, Vicente García Lobo, después de una amplia explicación sobre el proceso epigráfico y su complejidad, reconoce la existencia de errores en las epigrafías de Pentecostés y de La Duda, aunque se refiere a ellos no en función de sus contenidos teológicos, errores que no comenta, sino en función de su ortografía y estilo. En su opinión, estos errores son el resultado de las diversas intervenciones necesarias para la ejecución del epígrafe, así como al cambio de estilo de la escritura que pasa de visigótica a carolina.
En concreto, es interesante su comentario sobre la filacteria que sostiene San Pablo, el único discípulo que se connota con un rollo profético.¿Qué dice el texto que hay labrado en su interior?: “NE MAGNITVDO REVELATIONVM EXTOLLAT ME”. De hecho, García Lobo señala que el texto corresponde al inicio de una antífona de un Antifonario "romano" entonces existente en la biblioteca del monasterio y que hoy se conserva en la Biblioteca Británica.
Pero no sólo eso, si con García Lobo se admite que el abad del monasterio de Silos era el que dirigía lo que él mismo denomina la Actio, lo que vendría a ser en nuestra terminología el programa iconográfico del teólogo redactor, ¿por qué esa manía de esculpir un colegio apostólico con doce apóstoles en los tres episodios de los relieves? En pura verdad bíblica, sólo en el relieve de Pentecostés, si es Pentecostés, tema que ponemos en duda, tienen que ser doce: los once más San Matías, pero nunca jamás San Pablo. Y once tienen que ser tanto en el episodio de la Duda del incrédulo Tomás como en el de la Ascensión del Señor.
Parece ser que la presencia de la figura de San Pablo tiene que ver con el rito romano. Si, además, seguimos los postulados de García Lobo quien afirma que estos errores son el resultado de las diversas intervenciones necesarias para la ejecución del epígrafe, así como al cambio de estilo de la escritura que pasa de visigótica a carolina, este dato nos lleva a una posible contienda o lucha teológica, si se me permite la expresión, entre dos maneras de ver la iglesia. De nuevo, los datos nos apuntan hacia ese momento de la historia en el que se produjo el cambio del rito mozárabe por el romano. Pero, ¿quién tenía el poder necesario para cambiar la verdad de la Biblia e incluir a San Pablo en estos pasajes evangélicos sin acabar siendo considerado un hereje? Ya callo. Un abrazo a tod@s
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