Hola a todos muy bueno el tema, he disfrutado mucho leyendo a Rayave.
Otra torre que espero os guste, el entorno es una maravilla tambien.
La Baronia de San Oisme en Camarasa (Lerida).
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Comentario: Baronia de Sant Oisme
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Historia de la Baronía de Sant Oisme
La Baronia de Sant Oïsme es un pequeño pueblecito situado en la cima de una roca, sobre el Pantano de Camarasa, en un lugar de enorme belleza paisajística, donde un pequeño conjunto de casas se agrupan bajo una torre de defensa ( el castillo) y debajo mismo de la iglesia dedicada a Sant Bartomeu. Este pueblo lo encontramos siguiendo la carretera de Lérida a Tremp (también llamada Carretera del Doll), a 5 kilómetros antes de llegar al Paso de Terradets. Este pueblo también conocido como Sant Oïsme o simplemente la Baronia, actualmente pertenece al municipio de Camarasa, comarca de La Noguera.
Su nombre es una corrupción del de Santa Eufemia, que era el topónimo primitivo. La primera noticia que tenemos de este sitio corresponde al año 1095 y se descubre el nombre primitivo de Santa Eufemia por un documento del año 1099. En principio la iglesia de Sant Bartomeu debía ser la capilla del castillo, ya que la parroquia era la iglesia de Santa Eufemia, pero cuando esta perdió la categoría fue la capilla del castillo la que pasó a hacer las funciones parroquiales.
Una frase de este lugar decía de su gente, haciendo referencia a la esencia trabajadora y esforzada, pero también de carácter muy listo, dice: En la Baronia el lobo hace el nido y el zorro se cría.
El castillo fue conquistado a los sarracenos junto con el de Oroners y el de l 'Ametlla del Montsec por Arnau Mir de Tost el 1034. Esta zona fue señorio de la Vall d'Ager, pero después de la muerte de Arnau Mir de Tost, se incorporó al feudo de Fontllonga. Y, después, en 1330 Fontllonga, con su territorio, se anexo al señorío jurisdiccional
del Marquesado de Camarasa.
Inicialmente el marquesado fue dado al niño Ferran de Aragon y de Castilla (hijo de Leonor de Castilla), dentro de la política que esta reina siguió favorecer a su familia. A la muerte de este (1363), revertir a la corona y en 1368 Pedro III le dio al niño Martín (Martin el Humano), que el 1392 la otorgó a su esposa Maria de Luna, entonces duquesa de Montblanc. Esta puso en venta el marquesado. Más tarde, el marquesado volvió a la corona el 1414. El 1458 fue vendido al noble aragonés Lluís de Coscó, residente en Lérida; pasó en 1543 a Diego de Cobos y, sucesivamente, los Luna y Guzmán, los Manrique y finalmente a los duques de Medinaceli (en el archivo de la Casa de Pilatos de Sevilla se conserva una rica documentación del marquesado). Al título de marqués de Camarasa se añadió en 1626 la grandeza de España.
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Comentario: La Torre y la Iglesia de San Bartolome
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El Castillo
Esta fortaleza es de época románica, fechada en el siglo XI y documentada el 1095, cuando Ermengol, nieto de Guillermo I de Meià, confirmó las iglesias que integraban la dotación del monasterio de Santa Maria de Meià. En varios documentos se menciona como castillo de Santa Eufemia, nombre que le daba una iglesia más antigua que la actual. El año 1193 aparece entre los bienes de los Cervera-Meià. En 1379 se vuelven a tener referencias del lugar en un documento del rey Pedro III el Ceremonioso, donde consta de la baronía de Meià.
Consta de una torre circular y de una planta de un recinto rectangular en el lado sur-este. La torre cilíndrica del castillo llama fuertemente la atención del visitante ya que tiene una altura de unos 14 m, un diámetro interno de 2,7 y un grosor de 1,5 m (que se reduce a 1,13 m en la cubierta superior). A unos 4 m del suelo y orientada hacia el sur se abre una puerta de arco de medio punto adintelado, como se acostumbra a encontrar en este tipo de construcciones, para evitar el acceso directo en caso de asalto. A unos 8 m del suelo hay otra puerta más pequeña orientada al suroeste de unos 70 cm de ancho y unos 160 cm de altura, terminada también con un arco de medio punto hoy en día bien conservado.
La existencia de dos puertas nos plantea la utilidad de la segunda. Hay que pensar que debía permitir acceder a una plataforma o una galería de madera que había en aquel nivel, pero sólo en su parte meridional. Además de la torre, se construyeron otros edificios en el reducido espacio que hay en la cima de la roca. En la banda sur había un recinto que hacía unos 4 m por 3,5 m. Y hacia el norte, se pueden ver restos de muros laterales que hacen pensar en la posible construcción de otra dependencia. Así pues, se puede suponer que la torre y la nave meridional son coetáneas y hechas en el siglo XI.
Y que, además, quizás en esta misma época, ya se hicieron algunas construcciones en la banda septentrional, aunque la mayor parte de lo que se ha conservado parece ya de los últimos siglos medievales.
Al lado norte hay dos aspilleras que hacen pensar en la existencia de diversos suelos de madera. El castillo es de menaje de hileras de piedras trabajadas a
golpes de maceta, y se pueden observar los agujeros originales de andamio. La torre, a pesar del efecto óptico, no es completamente cilíndrica sino troncocónica. Su diámetro exterior en la base es de 420 cm y 270 el espacio interior. La altura, como ya hemos dicho es de 14 metros y su diámetro en la cubierta es de 383 cm.
El año 1379 se encuentra una referencia sobre el castillo de Sant Oisme cuando el rey Pedro III concedió licencia para construir un puente al señor del lugar de "Siente Ohismia", en un vado, donde ya habían muerto varias personas en el momento de atravesarlo. También le cobra licencia de cobrar pontage.
Existe la leyenda de la salvadora del castillo donde se explica que Felipe V hizo derribar todos los castillos de esta zona y con énfasis especial aquellos que le hicieron resistencia. Pero este de Sant Oisme se escapó del derribo gracias a la valentía y sangre fría de su joven señora. La dueña había sido avisada a tiempo de la orden mencionada y había preparado un plan de salvamento, ayudada por su gente de armas, que en seguimiento del plan las habían disimulado y ahora en la recepción de la tropa de Molers y canteros, parecían sirvientes.
La elegante dama invitó a la tropa y al capitán a entrar en el castillo y pidió que antes de llevar a cabo la orden, hicieran el honor de acompañarla en la comida. El capitán se pensó que había sido él con su figura habia causado impacto en la joven viuda y como no estaban acostumbrados a ser recibidos así, aceptaron. El banquete fue de lo más bueno, y como agradecimiento, el capitán, ofreció a la bella señora la posibilidad de sacar todos los muebles que quisiera, insinuando que su generosidad debía ser compensada con favores de alcoba. Pero fue en este momento cuando surgió a flor de labio la valentía que esta mujer tenia arraigada en su corazón, y le contestó:
¿Qué te has creído? Está en mi castillo y yo soy la señora, la que da las órdenes. Os he tratado como huéspedes, a usted y a quienes le acompañan. Vea su tropa que han comido y bebido a destajo, que no se aguantan de pie y el vino los cierra los ojos y además desarmada, ya que durante el almuerzo mis soldados los han tomado las armas. Sólo usted conserva la espada y aún se manifiesta como un matón diciéndome que puedo sacar los muebles y que sería bueno recibir algún favor a cambio? Vaya, vaya muy lejos de aquí que no quiero que mi gente haga una carnicería como si de la matanza de los cerdos se tratara. Venga, fuera!, Y no vuelva nunca más, que no queremos saber nada de vosotros que quiere romper las libertades de nuestro pueblo.
El capitán, avergonzado, tuvo que entregar su espada a la joven viuda, señora del castillo, que a pesar de su juventud demostró la energía y la nobleza de la mujer de estas tierras. Y fue de este modo que el castillo escapo del castigo del derribo, y ella entró en el mundo mítico de la leyenda como la salvadora del castillo.
Otra leyenda nos dice que en este lugar fue donde se levantó el famoso convento de San Oisme, del que tanto se habla en la historia y que nadie ha podido situar exactamente. La leyenda del Convento dice que un día, los monjes estaban haciendo contemplación cuando oyeron el canto melodioso de un ruiseñor en el bosque. Atraídos por aquellos bellos trinos salieron del cenobio y se dirigirán hacia el bosque donde quedaron extasiados escuchando aquellos cantos. Cuando trataron de volver al convento se encontraron que en el lugar del convento se levantaba el castillo de Sant Oisme. Claro, sin darse cuenta, habían perdido la noción del tiempo y habían transcurrido mil años.
Por este motivo, y a pesar de que se hablado mucho, nadie ha podido encontrar el lugar exacto en Cataluña donde se levantaba este cenobio, porque según la leyenda se encontraba en el lugar exacto donde hoy se levanta el actual castillo.
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Comentario: La Torre
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