Tampoco escapó Columbano, por lo que se ve, a la soporífera letanía de las sirenas y aunque sin duda, el episodio más conocido fue el de Ulises, Jasón también las encontró cuando regresaba con el vellocino de Oro.
Jasón, sale a la mar con un grupo muy escogido de héroes griegos, entre los que marchan Orfeo, Hércules, Meleagro, Cástor, Peleo, Pólux, Teseo, Laertes y Atalanta, la única mujer de la expedición, famosa corredora y arquera. Argos, construyó el navío que recibió en su honor el nombre de Argo, de donde a su vez tomaron los expedicionarios el de Argonautas -marineros de Argo-, que se hicieron a la mar en dirección a la Cólquida para que Jasón pudiera merecer su trono. Su tío -que era el rey- en realidad esperaba que Jasón muriera en el intento, pero Jasón no murió y volvió con el Vellocino de Oro, tras ser liberados por un melodioso cántico de Orfeo que anula la birriosa letanía de harpías y sirenas.
¿No es una comparación reveladora? En la imagen postrera, vemos una archiconocida interpretación post moderna del tema de nuestro genial Gaudí: