Hola a todos
Para todos aquell@s que penséis que la interpretación anterior está fuera de un contexto, toca escribir acerca de la balanza, del pesaje de las almas por parte de San Miguel y, por supuesto, de la
parábola evangélica del Hijo pródigo.
Por eso, para que no parezca que la información que colocamos en la entrada anterior parece fruto de una casualidad, hoy (aprovechando que es sábado), una nueva entrada un poco larga que intenta mostrar que
toda la iconografía de las dos portadas del templo de san Miguel de Biota (Zaragoza) constituyen en sí mismas toda una lección plástica de teología basada en la interpretación de la parábola evangélica del Hijo pródigo.
De hecho, la imagen que identificamos como la expresión de la parábola del hijo pródigo se encuentra justo debajo de la iconografía del pesaje de las almas. Se trata del primer capitel a la izquierda, según se mira.
Antes de nada, toca recordar un poco. El tema iconográfico del pesaje ha recibido interpretaciones como la siguiente:
Citar:
“La Psicostasis o Pesaje de las Almas forma parte del ciclo iconográfico del Juicio Final. Para los cristianos es la expresión de que el hombre sobrevive en sustancia después de la muerte, y su salvación o condenación dependerá de la inclinación de los platillos de la balanza cuando se produzca, al final de los tiempos, el juicio de sus acciones en la vida terrena. En la escena San Miguel figura como psicopompo, esto es, conductor de las almas, y se encarga de pesar sus acciones en una balanza con dos platillos.” Rodríguez Peinado, Laura, “La Psicostasis”, en Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. IV, nº 7, 2012, pp. 1120. p.11
No solo eso, tradicionalmente, se ha interpretado el tema del pesaje de las almas en citas como la siguiente que acaban afectando la figura de San Agustín:
Citar:
1. “Además están los estudiosos cristianos como Lactancio (s.IVd.C), San Juan Crisóstomo (s. IV d.C) “En aquel día, nuestras acciones, palabras y pensamientos serán puestos en dos platillos, e, inclinándose de un lado, la balanza acarreará la irrevocable sentencia”; San Agustín (s. V d.C) “Las buenas y malas acciones, estarán como suspendidas en una balanza... y si prevalece la multitud de las malas, el culpable será arrastrado hacia el infierno” que, como vemos, en sus textos hablan de este juicio que espera a las almas al final de los tiempos.”(ARAGONÉS ESTELLA, E. La imagen del mal en el románico navarro, Navarra, 1996, p.54)
Sin embargo, también hay que tener en cuenta que la cita atribuida a San Agustín para algunos autores presenta elementos de duda; es decir, hay historiadores que parecen dudar de la veracidad de la cita atribuida al santo obispo de Hipona:
Citar:
2. “Según Albert E. ELSEN la Psicostasis, presente en el Juicio Final, tiene tal vez su origen patrístico en el siguiente texto de SAN AGUSTÍN, del que por otra parte no da ninguna referencia: “Las acciones buenas y malas estarán suspendidas en una balanza, y si preponderan las malas, el culpable será arrastrado al Infierno” (cf. ELSEN, A. E., Los propósitos del arte, Aguilar, Madrid, 1971, p. 53). Esta afirmación se produce en AEA, LXXXI, 323, JULIO-SEPTIEMBRE 2008, 291-302, p. 298, VARIA, El ciclo escatológico de las reciente descubiertas pinturas románicas de San Miguel de Gormaz (Soria).
Pero, por su parte, Paulino Rodríguez Barral, en su tesis
La imagen de la justicia divina. La retribución del comportamiento humano en el más allá en el arte medieval de la Corona de Aragón, en la página 188, señala:
Citar:
3. “A. Maury recoge citas de los tres con referencias a la balanza, si bien no está claro que se utilicen con un sentido escatológico (óp. cit., pág. 246). Sí se da esa circunstancia en un fragmento de un pseudo-sermón de San Agustín para la vigilia de Pentecostés, que tanto Maury como Perry y Mâle atribuyen al obispo de Hipona, y que podría ser del siglo XII (cf. J.-P. Torrel, “Saint Agustin et la pesée des âmesou les avatars d’une citation apocryphe”, Revue des études augustiniennes, t. 27, 1981, págs. 100-104; J. Baschet, “Jugement de l’âme, jugement dernier...”, n. 66, pág. 175.”
Claro está, ahora, me tocaría
aportar una prueba documental con la que se pueda poner en relación la lectura de la parábola del Hijo pródigo y el tema iconográfico de la balanza. Habrá que intentarlo. Pero, antes de nada, hay que fijarse en el detalle del personaje cuya alma está siendo pesada y la bolsa que lleva colgada al cuello. Voy con una primera cita:
Citar:
“El amor al dinero fue el causante de que te perdieras. Por el dinero llegas a mentir: La boca que miente da muerte al alma. He aquí, pues, que, cuando vas tras el dinero, has perdido tu alma. Trae la balanza, pero la de la verdad, no la de la ambición; tráela, te lo ruego, y pon en un platillo el dinero y en el otro el alma. Eres tú quien los pesas, y, llevado por la ambición, introduces fraudulentamente tus dedos: quieres que baje el platillo que contiene el dinero. Cesa, no peses; quieres cometer fraude contra ti mismo; veo lo que estás haciendo. Quieres anteponer el dinero a tu alma; quieres mentir por él y perderla a ella.”
¿De quién es esta cita? Nada más ni nada menos que de San Agustín. No, porque lo escribas tú. Pongamos su referencia general: San Agustín, Obras Completas, XXV-5º, Sermones, BAC, Madrid, 1984, Aquí lo podéis encontrar. Permitidme que no escriba la página en concreto, que no sería la primera vez que copian directamente información de este foro sin citarnos.
Pero,
aquí, solo sale el tema de la balanza y de forma indirecta, no hay ninguna relación con el tema de la parábola evangélica del Hijo pródigo. Un poco de paciencia. Espero que esta segunda nota, por cierto, continuación de la anterior, lo deje todo más claro:
Citar:
“Querías poner en la misma balanza tu alma y tus ganancias; compárala con el mundo. Querías perderla para adquirir tierra: ella pesa más que el cielo y la tierra. Pero actúas así porque, abandonando a Dios y amándote a ti, saliste hasta de ti, y aprecias ya, más que a ti, a otras cosas que están fuera de ti. Vuelve a ti mismo; mas, cuando hayas vuelto de nuevo a ti, no permanezcas en ti. Antes de nada, vuelve a ti desde lo que está fuera de ti, y luego devuélvete a quien te hizo, a quien te buscó cuando estabas perdido, a quien te alcanzó cuando huías y a quien, cuando le dabas la espalda, te volvió hacia sí. Vuelve, pues, a ti mismo y dirígete hacia quien te hizo. Imita a aquel hijo menor, porque quizá eres tú mismo. Hablo al pueblo, no a un solo hombre; y, si todos pudieran oírme, no lo diría a uno solo, sino al género humano. Vuelve, pues; sé cómo aquel hijo menor que, después de malgastar y perder todos sus haberes viviendo pródigamente, sintió necesidad, apacentó puercos y, agotado por el hambre, suspiró y se acordó de su padre. ¿Y qué dice de él el evangelio? Y volvió a sí mismo. Quien se había perdido hasta a sí mismo, volvió a sí mismo; veamos si se quedó en sí mismo. Vuelto a sí mismo, dijo: «Me levantaré.» Luego había caído. Me levantaré, dijo, e iré a casa de mi padre. Ved que ya se niega a sí mismo quien se ha hallado a sí mismo. ¿Cómo se niega? Escuchad: Y le diré: «He pecado contra el cielo y contra ti.» Se niega a sí mismo: Ya no soy digno de llamarme hijo tuyo.”
El teólogo redactor de este magnífico programa iconográfico del templo de San Miguel de Biota conocía perfectamente el pensamiento de San Agustín. No solo eso, también conocía la interpretación que Juan Escoto Eriúgena había hecho de los sermones de San Agustín y de San Ambrosio en los que reflexionan sobre la parábola del Hijo pródigo.
Además, no se debe olvidar que, en Biota, existió un monasterio de canónigos regulares de San Agustín del que todavía quedan los restos de su claustro. Por eso, en 1216, el obispo Santonge de Pamplona pudo pasar este monasterio a la disciplina de una nueva orden de canónigos regulares de nueva creación que no pertenecía a su obispado, nada más ni nada menos que la de Santa Cristina de Somport.
Pero sobre todo esto y sus repercusiones (como esas de llamar a los escultores de este conjunto de Biota con los nombres de maestro de San Juan de la Peña o Maestro de Agüero) reflexionaremos en otro formato, que esperemos que pueda ver la luz pronto. Para que lo entendáis, solo en Biota las dos portadas constituyen la lectura total de una lección plástica de teología.
Recordad que Agüero no solo tiene una única portada (no desarrolla la totalidad de la lección teológica), sino que su tímpano no encajó de forma natural. Por el contrario, en Biota, todas las piezas pétreas encajan de forma natural, sin forzarse ni material de relleno, hasta los mismos tímpanos con sus molduras.
No obstante, como he escrito, todo esto mejor reflexionarlo en otro formato. Como proponía la doctora Marisa Melero, Biota pudo ser la sede de la cabeza de un taller escultórico; pero, de lo que no me cabe ni la más mínima duda es que sí fue la sede en la que residía el teólogo redactor de todos estos programas iconográficos. Por eso, en Biota, todas las piezas pétreas encajan.
Si has llegado hasta aquí, muchas gracias por haberme leído. Solo espero que hayas encontrado toda esta información interesante.
¡Feliz sábado!Un abrazo a tod@s