Hola a todos
Si no recuerdo mal, algunas veces ya hemos hablado sobre el tema.
De nuevo, quiero poner en evidencia lo que puede llegar a significar un pequeño detalle plástico en en la recreación de una iconografía románica, en este caso, se trata de la traición de Judas.
Una imagen como esta, la propuesta plástica de Issoire, Francia, del momento de la traición de Judas con el detalle plástico de meter la mano en el plato:
se explica a través de los textos de los tres evangelios sinópticos:
Citar:
San Mateo:
“El respondió: El que conmigo mete la mano en el plato, ese me entregará... Tomó la palabra Judas, el que iba a entregare, y dijo: ¿Soy acaso yo, Rabí? Y él respondió: tú lo has dicho.” (Mt. 26, 23, 25)
San Marcos:
“Él les dijo: Uno de los doce, el que moja conmigo en el plato.” (Mc.15,20)
San Lucas:
“Mirad la mano del que me entrega está conmigo a la mesa.” (Lc. 22, 21)
Sin embargo, el teólogo redactor de esta hermosa iconografía pictórica del templo de San Justo, Segovia:
no utilizó para inspirarse, como tantas veces hemos visto en el románico, ni los textos sinópticos ni el texto del
Evangelio de San Juan, capítulo XIII, el único evangelio canónico por cierto en el que se habla de San Juan recostado en el pecho de Cristo. Sin embargo, el texto de San Juan no habla directamente de que Cristo metió la mano en el plato como sí ocurre en esta pintura y en los evangelios sinópticos:
Citar:
“23 Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. 24 Simón Pedro le hace una seña y le dice: "Pregúntale de quién está hablando." 25 El, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: "Señor, ¿quién es?" 26 Le responde Jesús: "Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar." Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote. 27 Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: "Lo que vas a hacer, hazlo pronto." 28 Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía.”
Es decir, esta otra manera de plasmar la iconografía:
Se trata del relicario del Monasterio de Yuso de San Millán de la Cogolla, La Rioja. Pero, volvamos a la imagen de San Justo.
La cosa se complica cuando existe un texto que recoge que Cristo mete la mano en el plato (como en los evangelios sinópticos) y san Juan se recuesta sobre su pecho (como en el evangelio de san Juan), nada más ni nada menos que del
Evangelio cátaro del Pseudo-Juan, capítulo I, en el que se habla de las dos condiciones iconográficas que se dan en San Justo: Cristo mete la mano en el plato y San Juan tiene la cabeza reclinada en el pecho de Cristo. Hay que leer un poco:
Citar:
“1. Yo, Juan, vuestro hermano, que toma parte en vuestras tribulaciones, a fin de tomarla igualmente en el reino de los cielos, cuando tenia reclinada mi cabeza sobre el pecho de Nuestro Señor Jesucristo, le pregunté: Señor, ¿quién es el que te traicionará? Y él me respondió: El que mete conmigo la mano en el plato. Entonces Satanás entró en él, y buscaba ocasión de entregarlo.”
Además, como se sabe por la historiografía, por aquel barrio de Segovia hubo gascones. No solo eso, por mucho que según los evangelios canónicos a la cena sólo van los doce discípulos y Cristo,
en la iconografía de San Justo, si no he visto mal, se representan más personajes de los que tocan. Este es el enigma. Repasemos los personajes, si no veo mal:
- Cristo (1)
- 11 discípulos con aureola o nimbo y (1)Judas Iscariote.
- 2 discípulos sin aureola: uno San Juan, inclinado en el pecho. Pero, ¿quién es el personaje que está colocado entre Cristo y Judas, al que acusa de forma visible San Pedro desde el otro lado con el dedo? Ese personaje en segundo plano no tiene nimbo y, además, parece una mujer. ¿Será la María Magdalena de los cátaros?
Hay más detalles plásticos para acabar de crear más misterio. El único discípulo (con aureola) adelantado a la mesa en paralelo a Judas Iscariote, con dos dedos de su mano derecha sostiene la única copa que hay en la mesa (¿el grial?) y con su mano izquierda lleva un báculo. ¿No son las dos connotaciones iconográficas de José de Arimatea? ¿Y José de Arimatea y los cátaros?
Ya paro, que esto asusta y nos adelantamos al famoso
El Código da Vinci . Nada, eso, una iconografía románica llena de enigmas.
Un abrazo a tod@s