Hola a todos
También se presenta de manera diferente el papel iconográfico de la mujer desde el punto de vista de convertirse en la persona que verá cada día una determinada imagen. Pondré un ejemplo sencillo.
En la representación de la escena de la Anunciación, la Virgen María con una aureola roja (acepta de manera implícita el martirio redentor de su Hijo).
En la representación de la escena de la Visitación, con aureola blanca (idea de la fe contemplativa, la aceptación de la iluminación divina).
Ahora bien, ¿esta doble iconografía tiene el mismo valor simbólico en un convento de monjas que en una iglesia de una encomienda de monjes guerreros, templarios?
A las monjas, que verán esa pintura durante muchos años, se les puede dar este mensaje:
Eso es lo que ocurría en el convento de las madres benedictinas, en Jaca (Huesca).
Un repaso de lo que se ve a simple vista:
1. La imagen no presenta personajes masculinos; excepto el ángel Gabriel, claro está.
2. No hay ninguna referencia masculina de carácter sacerdotal. Es una evidencia jamás ninguna de ellas será sacerdote. Serán instruidas con los otros valores que aportan, a su manera de fe contemplativa, tanto la Virgen María como su prima Santa Isabel.
3. Al contrario de lo que ocurrió históricamente con los dos personajes femeninos de las dos imágenes, que fueron madres en circunstancias especiales, ninguna de esas monjas de clausura será madre, ni tampoco saldrá de ese convento en vida. Por lo tanto, no será precisamente el valor de la maternidad el que más reflexionen en sus meditaciones.
A los monjes guerreros, algunos de ellos canónigos regulares, es decir, sacerdotes, se les puede mostrar este otro mensaje:
Ahora se trata delTemplo de Sant Marti, encomienda templaria de Puig-reig (Barcelona).
Los personajes femeninos no están solos. En esta iconografía se impone la presencia de un gran personaje masculino.
Un personaje masculino con una referencia clara y evidente de contenido sacerdotal, el sumo sacerdote Zacarías.
Ellos, los hombres templarios de la encomienda de Puig-reig, es obvio, tampoco serán madres; pero, junto al valor de la fe contemplativa, profesarán también el valor de la fe activa, pues ellos no viven en clausura.
Y, también, algo más, ¿no?. Nada más ni nada menos que el orgullo de ser sacerdotes a la manera del Sumo sacerdote del templo de Jerusalén y, sobre todo, de Cristo.
Por eso, en el Arte Románico, hasta el papel iconográfico que se les reservó a las mujeres, incluso como contempladoras de imágenes, fue pensado de manera diferente.
Un abrazo a tod@s