Hola a todos
Eadan, muy buena aportación. Y es que el ofrecimiento de la cruz a la Virgen María en el momento de la Anunciación lleva implícita una cierta teología.
Así, en el templo de Sant Martí, en Puig-reig, Barcelona, la aureola de la Virgen María se pinta de rojo en la escena de la Anunciación y no en la de la Visitación, cuando es evidente que la Virgen María no fue mártir.

Como otras veces ya hemos comentado, está claro que se da una correspondencia con el pensamiento teológico de la época. Aunque podríamos poner el texto en latín, una traducción utilizada por el propio Papa Benedicto XVI:
Citar:
En otro célebre sermón del domingo dentro de la octava de la Asunción, el santo abad describió en términos apasionados la íntima participación de María en el sacrificio redentor de su Hijo.
“¡Oh santa Madre, - exclama - verdaderamente una espada ha traspasado tu alma!... Hasta tal punto la violencia del dolor ha traspasado tu alma, que con razón te podemos llamar más que mártir, porque en ti la participación en la pasión del Hijo superó con mucho en su intensidad los sufrimientos físicos del martirio”
(Benedicto XVI: San Bernardo de Claraval, el “dulce poeta” de la Virgen, Audiencia general, miércoles 21 de octubre de 2009)
La Virgen María, en el momento de aceptar, el
fiat, también admite todas las consecuencias de la vida del Hijo que llevará en sus entrañas, como la de su muerte redentora en la cruz, su martirio.
Pero, claro, en Puig-reig si acercamos la mirada hacia la mano del ángel:

lo que aparece ante nuestros ojos es el símbolo de los símbolos del sacrificio de cristo que remite a iconografías de este tipo:

y a interpretaciones como la siguiente de San Agustín:
Citar:
“Adán duerme y llega a ser Eva, muere Cristo y nace la Iglesia. Eva llegó a ser a partir de una costilla cuando Adán duerme; una vez que Cristo murió, su costado es herido para que fluyan los sacramentos sobre los que la Iglesia se edifica.” En efecto, la sangre es para la consagración del cáliz, y el agua para la consagración del bautismo.»
Nada, lo escrito otras veces, el románico nos habla con voz propia hasta con los detalles plásticos considerados menores.
Un abrazo a tod@s