Hola a todos
A veces, la duda sobre la simbología nace de la presencia de imágenes cuyo origen son textos considerados apócrifos entre imágenes tomadas directamente de los evangelios canónicos. Veamos un ejemplo.
La iconografía de Santo Domingo de Soria es tan magnífica que, como hemos visto recientemente en otro tema, ella sola se merece un estudio particular. Además, no se debe olvidar que es una iconografía sobre la que ya se han realizado magníficos trabajos.
Sin embargo, refelexionemos hoy un poco sobre el tema de lo que para algunos vendría a significar el Baño de las parteras y, para otros, una posible interpretación analógica del bautismo. De entrada, es una imagen muy interesante.
Es interesante porque, en primer lugar, la representación que se hace de Jesucristo no corresponde tanto con la de un niño, sino con la de un joven. Por lo tanto, ¿puede querer significar el baño de las parteras? En segundo lugar, está tanto esa presencia del ángel como la de las dos figuras femeninas.
Es decir, esta iconografía, basada en cuatro personajes concretos, se estaría moviendo a caballo entre la representación de lo que para algunos es la iconografía de un posible Baño de parteras y para otros una representación analógica del bautismo, ya que en las dovelas historiadas de Santo Domingo no existe ninguna representación del bautismo histórico de Jesús.
Si fuese la representación simbólica del Baño de las parteras (a pesar de la representación crecidita del posible niño, pues niños saben esculpir, sólo hace falta mirar la iconografía de la Paternitas que preside el tímpano), podríamos intentar hacer una explicación de este tipo: Jesucristo encarnado tiene dos naturalezas, la divina y la humana.
Por lo tanto, si son las parteras las dos figuras femeninas que están lavándolo, colocadas a la izquierda de Jesucristo, estas sólo podrían incidir (es decir, lavar exteriormente) sobre su naturaleza humana, la que ha adoptado por la Encarnación. Por consiguiente, la otra naturaleza, la divina o espiritual, sólo podría ser lavaba (es decir, purificada al estar viviendo el momento histórico de la Encarnación) por una naturaleza espiritual como la suya, un ángel, que con toda la intencionalidad está colocado a su derecha.
Por el contrario, si la representación quiere explicar el bautismo de Cristo, a la fuerza tiene que estar esculpida a través de una simbología por analogía. En primer lugar, porque esta imagen no se corresponde con la del bautismo histórico. En segundo lugar y sólo observando la imagen (una imagen en la que no sólo no se está representando el bautismo de un niño sino que tampoco reproduce un bautismo en clave eclesial), nos tenemos que preguntar ¿qué quiere significar esta imagen?
Es evidente que este tema adquiere connotaciones eclesiásticas concretas en Saint Trophime, en Arlés, Francia, donde se acabó interpretando ya en clave bautismal y con el símbolo de la paloma, el Espíritu Santo:
¿Qué pinta en esta iconografía del lavatorio del niño la paloma, el símbolo del Espíritu Santo? ¿Un símbolo del bautismo trinitario de Cristo en una escena de la infancia de Jesús tomada de los apócrifos y produciéndose la utilización del Espíritu Santo antes del episodio del bautismo histórico de Jeús por San Juan, el Bautista, suceso narrado por los evangelios canónicos?
Dicho de otra manera, en Saint Trophime, en Arlés, se vieron con la necesidad de hablar teológicamente del bautismo de los niños a los pocos días de nacer. Las cosas estaban cambiando en el sentir de la Iglesia.
Un poco sobre las dudas que la simbología del románico nos puede dejar.
Un abrazo a tod@s.