Hola a todos
Pero, la idea de la Trinidad de Dios y la cláusula filioque también se puede expresar de otra manera; ahora, un poco más abstracta.
En el Museo Diocesano y Catedralicio de El Burgo de Osma, se encuentra este folio iluminado:
del famoso Beato mozárabe que bien puede interpretarse como una clara analogía de la Unidad y la Trinidad de Dios. Se trata de esos tres elementos de naturaleza vegetal enlazados entre sí que, a través de la colocación del signo de la cruz, dejan en evidencia que el segundo de ellos se refiere al Hijo.
Ahora, sólo hace falta mirarlos desde la perspectiva de cómo representar iconográficamente la Trinidad de Dios. Las representaciones geométricas y las ornamentaciones vegetales siempre son mejor prueba que las figuras antropocéntricas.
Además, esta forma conduce hacia la realización de una letra omega minúscula:
Omega (Ω: mayúscula; ω: minúscula; en griego ὦμέγα) es la vigésima cuarta y última letra del alfabeto griego.
Una letra que, como otras veces hemos comentado, sirvió a Joaquín de Fiore para expresar su idea de la Tinidad:
De hecho, Joaquín de Fiore, en su
Liber Figurarum (Libro de las figuras), un libro ilustrado sobre los principales conceptos teológicos, en la Tabla XIb del códice Reggiano, a través de la utilización de las apocalípticas letras Alfa (mayúscula) y omega (minúscula) como un potente referente visual, explicó el concepto trinitario de las relaciones que se producen entre las tres personas de la Trinidad, en definitiva, su visión de la fórmula del “Filioque”:
Para Fiore, la relación entre las tres personas de la Trinidad se puede explicar en clave de procedencia:
· Dos, El Hijo y el Espíritu Santo, proceden de uno, el Padre.
· Uno, el Espíritu Santo, procede de dos, el Padre y el Hijo.
Para Fiore, la letra minúscula Omega demuestra cómo UNO, el Espíritu Santo, representado por el asta central de la letra Omega, procede de DOS, el Padre y el Hijo, los “dos” extremos de la letra omega.
Joaquín de Fiore, a través de la letra omega, se refiere a la procedencia “doble” del Espíritu Santo y la convierte, así, en un referente visual del propio Espíritu Santo, el que, según su propia filosofía teológica milenarista, representa el final del tiempo en la historia de la Salvación humana, como la letra omega es la última del alfabeto griego.
¡Feliz sábado!Un abrazo a tod@s