Hola a todos
Hay veces que es conveniente reflexionar sobre el camino andado y está claro que este foro siempre ha sido un círculo abierto de acogida para todas aquellas personas a las que nos apasiona el Arte Románico.
De hecho nos emocionamos ante iconografías como la siguiente ubicada en un pórtico románico:
(Nuestra Señora de la Peña, Sepúlveda)
Somos conscientes de que imágenes como esta pueden tener un significado que contenga un nivel de lectura concreto. ¿Por qué representar iconográficamente a un personaje vestido de caballero luchando contra un león y no hacerlo peleando contra un infiel o contra otro caballero? ¿Quién puede ser el personaje que lo acompaña?
Si tenemos en cuenta el carácter ambivalente de lo que puede significar un león para un cristiano y seguimos el dictado del versículo 8 del capítulo V de la
Primera Carta de San Pedro en el que se produce la identificación del león rugiente con el demonio:
Citar:
“Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar.”
la iconografía románica de Nuestra Señora de la Peña recibe una nueva interpretación, si se tienen presentes algunos versículos del capítulo VI de la
Carta de San Pablo a los Efesios:
Citar:
“10 Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. 11 Revestios de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. 12 Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. 13 Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes. 14 ¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza, 15 calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz, 16 embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno. 17 Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; 18 siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, 19 y también por mí, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio, 20 del cual soy embajador entre cadenas, y pueda hablar de él valientemente como conviene.”
A través del texto de la carta de San Pablo, la iconografía toma renovada vida y hasta parecen hablar los dos personajes. Además, en un territorio de la extremadura castellana, junto al infiel... ¿cómo sonarían estos versículos?
Por eso este círculo sigue estando abierto.
Un abrazo a tod@s