Hola a todos
Teniendo en cuenta que San Juan el Bautista es el ejemplo de vida a seguir por los monjes benedictinos (vida apartada, austera y en continua penitencia) y que San Juan Evangelista constituye el modelo de vida a seguir por los canónigos regulares de San Agustín (vida pública, en pobreza y en medio de la gente), no es extraño que, en determinados templos románicos, los símbolos de San Juan Evangelista adquiriesen notoriedad.
Empezando por detalles de diferente naturaleza: A San Juan Evangelista se le dedicaron litúrgicamente dos fiestas. La primera, la que hace referencia al martirio del que sobrevivió, la llamada fiesta de
San Juan Ante Portam Latinam, celebrada tradicionalmente el 6 de mayo:
Citar:
En el primer párrafo del Martirologio Romano, dice lo siguiente: "En Roma la conmemoración de San Juan ante Portam Latinam, el cual por orden de Domiciano fue llevado prisionero de Efeso a Roma". El senado lo condenó a morir en un caldero de aceite hirviente, frente a dicha puerta; pero el santo salió de la prueba más joven que antes. Tanto Alban Butler, que sigue en esto a los críticos de su tiempo, así como Tillemont, no discuten la historicidad del hecho y consideran a San Juan como mártir. Durante el gobierno de Nerva, San Juan "el apóstol amado", volvió a Efeso, donde murió apaciblemente.
(De aciprensa)
Como otras veces ya hemos comentado, en los programas iconográficos pictóricos del románico y a pesar del estado actual de conservación de algunas de las pinturas, siempre tiende a connotarse al águila, el símbolo del Viviente que representa a San Juan Evangelista, con rasgos distintivos respecto a los otros vivientes. Lo veamos en otro magnífico ejemplo.
Vayamos al concepto que nos ocupa en este tema. En primer lugar,
el ángel que sostiene al águila tiene pintada su aureola o nimbo de color rojo. El de San Lucas, el ternero, y el que representa a San Mateo, están pintados de blanco.
En segundo lugar, si comparamos el toro que representa a San Lucas con el águila que representa a San Juan, mientras que vemos cómo
el águila de San Juan viene connotada con una aureola blanca, el ternero de San Lucas no tiene.
Está claro que se produce el juego de los detalles, hasta en los colores de las auras:
rojo para el ángel que sostiene al águila y blanco para la misma águila. Es como, si
con esta distinción cromática, se estuviese queriendo recordar el color litúrgico de las dos festividades dedicadas a San Juan Evangelista:
La primera, la del 6 de Mayo: Festividad litúrgica de San Juan ante Portam Latinam, en la que se recuerda su martirio, de ahí, el color rojo, el litúrgico para las fiestas de los mártires.
Citar:
Un día vienen a buscarle y se lo llevan preso a Roma. El emperador quiere juzgarle personalmente, y le condena a ser arrojado desnudo en una caldera de aceite hirviendo, lo que se ejecuta el 6 de mayo del año 95, junto a la puerta que sale hacia el Lacio, la Puerta Latina. Pero el aceite hirviendo respetó su cuerpo, que salió de la caldera ileso y rejuvenecido. Juan es deportado a Patmos, una isla de Grecia, donde se les condenaba a trabajar sepultados en las minas. Allí vive Juan hasta el advenimiento de Nerva el año 96. Allí un día "el águila de Patmos" oye una voz que le dice: "Escribe lo que veas y envíalo a las siete Iglesias". Jesucristo le revela el presente y el futuro. Y Juan escribe el Apocalipsis "donde cada palabra es un misterio" (San Jerónimo). Poco después volvía a Éfeso.
La segunda,
la del 27 de diciembre: la dedicada al santo dentro del ciclo litúrgico de la Navidad, cuyo color es el blanco. Y el blanco, color simbólico que recuerda también su virginidad, convirtiéndose para los canónigos en un símbolo de su modelo de vida en celibato, es decir, en castidad.
Citar:
Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte. El emperador Dominiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había entrado, siendo desterrado de la isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis. Después volvió otra vez a Éfeso donde escribió el Evangelio. A San Juan Evangelista se le representa con un águila al lado, como símbolo de la elevada espiritualidad que transmite con sus escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como su Evangelio. Según señala San Jerónimo cuando San Juan era ya muy anciano se hacía llevar a las reuniones de los cristianos y lo único que les decía siempre era esto: "hermanos, ámense los unos a otros". Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo mismo, y respondió: "es que ese es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura". San Epifanio señaló que San Juan murió hacia el año 100 a los 94 años de edad.
De nuevo, los detalles plásticos menores del Arte Románico, en esta ocasión las aureolas, nos hablan de la gran preparación intelectual de los ideólogos o redactores de los conjuntos de imágenes, esos grandes olvidados. Por cierto, se trata del conjunto mural del templo de San Juan de Maltray de Ruesta, actualmente en el Museo Diocesano de Jaca.
Un abrazo a tod@s