En el contexto del siglo XII europeo, se impone la iconografía del Cristo Luz aureolado por una almendra mística, sosteniendo un libro abierto con inscripciones alusivas a una teología de la luz.
La proliferación de la iconografía de la Maiestas Domini se produce en el contexto histórico de la reforma litúrgica canóniga agustiniana, cuyo origen se encuentra en san Rufo de Avignon y san Víctor de Marsella. Cataluña, se hace depositaria de la Regla se san Agustín, que propugna un ideal renovado de belleza mística neoplatónica.
La llegada al Principado de manuscritos de la Homilía al Prólogo de Juan, escrita por Juan Escoto Eriúgena, es una prueba, en pleno siglo XII, de la relación entre una iconografía teológica de la luz y una tradición neoplatónica originada en el siglo IX en la corte carolingia.
El texto de la Vox spiritualis aquilae representa la recepción de la teología de la luz en la iconografía de la Maiestas Domini y, con ella, una nueva forma de representar a Dios, al hombre y al mundo en el arte.