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Vía Lemovicensis
por Vanessa Montesinos (UAM)
La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

VIA LEMOVICENSIS

Este camino es el que toman los peregrinos que vienen de Bélgica, de las Ardenas, de Lorena o la Champaña, que se reunían entorno de la Madeleine de Vézelay, en Saint-Père o en Asquins. Recibe este nombre porque pasa por Limoges y finalizará en el pueblo vasco de Ostabat. Tenían dos opciones:
- por La Charité-sur-Loire, Bourges y Châteauroux,
- por el sur, pasando por Nevers, Saint-Pierre-le-Moûtier y Neuvy-Saint-Sépulchre.

Vezelay es un pequeño burgo encerrado en lo alto de un promontorio, que debe su origen a la abadía benedictina de Santa Maria Magdalena, de la que trataremos a continuación, pero antes mencionar la iglesia de Saint Jacques d´Astins, fue el templo románico desde el que salían los peregrinos que tomaban el camino de Nevers. Actualmente, los restos que quedan pertenecen al siglo XVII.

Santa María Magdalena: construida en 1037 por el abad Geoffroy, en época carolingia, aparece como alternativa de Cluny. Convertida en iglesia de peregrinación, ya que se aseguraba que allí estaban enterrados los restos de Maria Magdalena, el rápido incremento de peregrinos obligó al abad Artaud a ampliarla, construyendo un crucero y un coro a finales del XI.
El templo fue consagrado en 1104. En 1120 un incendio destruye casi todo a excepción de la cabecera. Es el abad Renaud de Semur (sobrino de Hugo) quien encarga que se realice la nave románica, tal y como hoy se conserva. El arquitecto planifica una nave que avance desde el hastial, la nave central se cubre con bóveda de arista, y en el cruce con el transepto, se disponen unos ladrillos a modo de cúpula, dando como resultado unos efectos de policromía al alternar caliza marrón y blanca. Las naves laterales también se cubren con arista, pero son más espaciosas. El paramento se divide en paños, a cada intercolumnio le corresponde un vano en su parte superior. El elemento sustentante empleado es la pilastra, que sostiene los arcos de medio punto y para decorar se usan diferentes molduraciones. Para sujetar las bóvedas se utilizaron tirantes de hierro, hoy día se han perdido, pero nos han llegado los soportes que había sobre los cimacios.
Hacia 1140-1150 la iglesia estaba terminada y se trabajaba en prolongarla con un nártex. Éste es tan ancho como la nave, con colaterales y tres tramos de longitud, cerrado por todas partes y hacia el oeste con una fachada flanqueada por torres. En su estructura se alzan tribunas sobre las naves laterales y se extienden por encima del último tramo de la nave central, de manera que el piso superior rodea el monumento como una herradura. A finales del XII o ya en el XIII, se hizo una nueva cabecera. Como curiosidad, decir que en el año 1146 Bernardo de Claraval predicó la II Cruzada delante del nártex.

 


La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

Pero si algo destaca en este templo es su decoración escultórica, la de sus portadas y la de sus capiteles. Se accedía al templo por medio de tres puertas, cobijadas por el nártex.
 En la central estamos ante un Cristo dentro de una mandorla, encomendando a los apóstoles que prediquen el Evangelio. Este es el mensaje general, pero las escenas representadas reflejan un complejo programa iconográfico. De los dedos de Jesus salen haces de luz que caen sobre la corte apostólica, está encabezada por San Pedro, con las llaves y San Pablo, junto a ellos los apóstoles con los libros abiertos. Al otro lado de Jesús, los apóstoles llevan los libros cerrados. Si nos fijamos en la representación central, vemos que la figura de Jesucristo rompe con el hieratismo: su postura o los pliegues de la ropa, nos dan la sensación de movimiento.
En el dintel: aparecen en el lado derecho una familia de escitas con enormes orejas, pigmeos y gigantes guiados por San Pedro y a la derecha, el sacrificio de un toro. Rodeando el tímpano, en las arquivoltas, vemos un zodiaco y un mensario y en el parteluz la imagen de San Juan Bautista. En la portada sur se representan temas relacionados con la Infancia de Cristo: la Anunciación, la Visitación y la Adoración de los Reyes Magos. Y en el norte sus últimos momentos: la Ascensión de Cristo, la Resurrección, el encuentro con dos de sus discípulos.
Los capiteles del interior nos muestran imágenes del Antiguo Testamento.

 


La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

Aquella portada al templo bajo el atrio es alcanzada después de sufrir la experiencia de contemplar la impresionante fachada con su tímpano apocalíptico, realizada por un escultor excepcional. Las guerras del religión del XVI, la Revolución del XVIII y un rayo en 1819, habían deteriorado la fachada oeste, por lo que en 1840 Viollet-le-Duc fue el encargado de restaurarla. El tímpano fue vuelto a esculpir en 1856, sirviendo como modelo el del interior del nartex, la iconografía también es el Juicio Final, en la puerta central; dejando los dos laterales sin decoración.


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Saliendo de Vezelay, llegaremos hasta La Charité-sur-Loire, convertido en paso obligado hacia Bourges. El obispo de Auxerre: Hugo de Champallement, donó su terreno a Hugo de Semur, abad de Cluny, para que se construyera un monasterio. Los cluniacenses transformaron los restos de la abadía que se encontraron en lo que se ha denominado “la hija mayor” de Cluny. Los trabajos se realizaron a buen ritmo, tanto que Hugo de Champallement pudo ser enterrado allí en el 1076. Hacia 1090 se proyectó un edificio más amplio, que presentaba un ábside central flanqueado por tres absidiolos a cada lado, de profundidad decreciente. En 1107 el papa Pascual II la consagró bajo la advocación de Notre Dame, aunque las obras no habían finalizado. Pocos años después se retocó la cabecera, con un coro más profundo rodeado por naves laterales, terminadas en semicírculo, enmarcando un deambulatorio con cinco capillas radiales. La nave dispone de colaterales dobles, una elevación de tres pisos, un triforio ciego, bóvedas de medio cañón apuntado sobre arcos fajones y pilares cruciformes con columnas adosadas.

Destaca su fachada oeste, flanqueada por dos torres, tenía cinco portadas, cada una correspondiendo con una de las naves interiores.


La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

Tenía cinco portadas, cada una correspondiendo con una de las naves interiores. Se conserva el campanario norte y los tímpanos de dos de las portadas, uno permanece en su sitio y el otro fue trasladado en el XIX al brazo sur del transepto. En el primero vemos el tema de la Asunción de la Virgen, en cuya parte inferior hay escenas de la Infancia de Cristo: la Anunciación, la Natividad, el Anuncio a los pastores. Y en el tímpano del interior está la Transfiguración de Cristo, que aparece en el centro rodeado de la mandorla, levantando la mano derecha y en la izquierda lleva un libro, a cada lado están los profetas Moisés y Elías. En la parte baja se representa la Adoración de los Magos y la Presentación en el templo.

En la cabecera hay la misma decoración que en la torre del crucero, a base de una cornisa sujeta por modillones y un piso de ventanas rematado por arquerías ciegas que cobijan arcos polilobulados, en el crucero se adosan estatuas de personajes.

 


Nuestra siguiente etapa nos lleva a Bourges, conocida durante la Edad Media por ser una de las capitales europeas de la alquimia, los peregrinos acudían a la catedral de Saint Etienne, poco sabemos de la construcción románica, salvo que tenía naves laterales y se cubrió con madera. En 1195, Henri de Sully, arzobispo de Bourges, hizo una donación al capítulo de la catedral, para que comenzaran las obras del edificio gótico que ha llegado a nuestros días.
Pasando por Chateauroux, llegaremos hasta Eguzon, donde se unen las dos rutas posibles de las que salieron de Vezelay. Detengámonos aquí, para, echar nuestros pasos hacia atrás y visitar dos localidades: Nevers y Neuvy-Saint-Sépulchre.

 


La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

En Nevers, cuya catedral de Saint Cyr combina el gótico al este con el románico al oeste, manteniendo al este pinturas absidiales románicas,  nos detendremos en la iglesia de Saint Etienne, de a mediados del siglo XI. Gracias a construirse en mampostería de piedra labrada, pudo elevarse en altura y disminuir el volumen de sus soportes interiores. La nave central se cubre con bóveda de cañón con fajones sobre un cuerpo de ventanas y las laterales con arista. La tribuna se cubre con bóveda de cuarto cañón. El transepto, a la altura de la torre, se refuerza con arcos diafragma; nos encontramos con una absidiola a cada lado y cabecera con deambulatorio y tres capillas radiales.


En Neuvy-Saint-Sépulchre se funda Saint Etienne en 1034, estuvo ubicada dentro del recinto amurallado que servía de refugio a la población. La basílica albergaba un templo de planta redonda que protegía la reliquia de la Santa Sangre, de ahí que fuera un punto de referencia para los peregrinos. Su nave se divide en tres tramos, las laterales se cubren con bóvedas de arista con los nervios remarcados, que recaen sobre gruesas columnas con capiteles figurados y vegetales. El piso superior de la rotonda es del primer cuarto del XII.
A partir de ahora, el camino se unificará hasta llegar a Ostabat.


La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

En Saint Leonard de Noblat encontraremos la iglesia de Saint Leonard estamos ante un templo bastante alterado por épocas posteriores. El peso de la bóveda de la nave central se contrarresta por cuartos de cañón en las naves laterales. La cabecera posee un deambulatorio alumbrado gracias a siete capillas radiales, en este templo descansan los restos de Leonardo, patrón de los presos. Lo mejor de esta iglesia es su torre, que arranca desde la capilla mayor. Es de planta rectangular con dos vanos a cada lado en los dos pisos inferiores, las esquinas se rematan con una mocheta que hace que en altura decrezca la torre. Sobre el cuarto piso se levanta un cuerpo octogonal, de dos pisos de arcos y que se remata con una cornisa de arquillos y una techumbre con forma de pirámide.


La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

Mencionar que en Limoges existió la iglesia de Saint Marcial, hoy día desaparecida. Sólo queda la cripta donde descansan los restos del santo. Es el resultado de una construcción anterior que se había quemado; la obra se efectúa en la segunda mitad del siglo XI, consagrándose el templo en 1095. La iglesia desapareció, aunque gracias a los grabados del XVIII sabemos que la nave se cubrió y decoró con pinturas. Que tenía un nártex y que su cabecera poseía deambulatorio y cinco capillas radiales.

Hasta el siglo XII existió una destacada escuela de música donde se compusieron tropos, secuencias y el desarrollo del organum melismático, también llamado florido; que alcanzó su apogeo en la Escuela de Notre Dame de Paris. La música que aparece en el Codex Calixtinus se asoció en un primer momento con la Escuela de San Marcial, pero debido a la complejidad de la misma, se ha relacionado con los primeros ensayos realizados en Paris, hacia 1165. Estudiosos hay que relacionan esta música con la compostelana.
 


La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

La siguiente parada es Périgueux, donde el peregrino visitara la catedral de Saint Front, personaje que evangelizó la región en el siglo III y cuyas reliquias descansaban en su interior hasta el XVI. Existió un primer templo, que fue destruido por los normandos. En el siglo X se edifica el nuevo, se trataba de un edificio de planta basilical cubierta de madera. El ábside pudo estar abovedado y en él estaba la tumba de Saint Front, realizada por el monje-escultor Guimaunond (1077), tenía planta circular y se coronaba con una pirámide esculpida con figuras humanas y de animales, además estaba decorada con vidrios de colores y planchas de cobre doradas y esmaltadas. Se destruyó durante las guerras de religión en el siglo XVI

Siendo obispo Guillermo de Auberoche, en 1120, se produjo un incendio que asoló todo el pueblo, incluyendo la iglesia. Tras lo que empezaron las obras del templo que conocemos hoy en día. Como la tumba de Saint Front había quedado resguardada en la cabecera, el edificio se rehizo sobre el mismo asentamiento. En ella se mezclan el estilo románico y las influencias bizantinas, llegadas con los cruzados. Estamos ante un templo de cruz griega con cinco cúpulas (visibles al exterior) entre las que hay bóvedas de cañón, pero en realidad son arcos profundos. Esto también lo vemos en San Marcos de Venecia.

En el siglo XIX se produjo una restauración en la que se quitó la cubrición de las cúpulas, realizada en época anterior, dejándolas al aire, posteriormente las cubrió con piedra y se añadieron los pináculos, que muy probablemente tendría. El campanario está rematado con una flecha cónica de piedra, típica del oeste aquitano. Estamos ante una torre de tres pisos, de planta cuadrada y de anchura decreciente, los muros se articulan con pilastras: la parte inferior se divide en dos: con nichos ciegos y arcos de medio punto y en el superior hay dos tramos de arcos de medio punto. Arriba hay un tholos con columnas reutilizadas. Estaba rematado por una flecha cubierta con escamas y abombada. La cabecera se rehizo entera.


La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

La última parada, antes de Ostabat, la haremos en Saint Sever. En el siglo V el Papa envió a Sever a evangelizar a la población, los vándalos lo martirizaron sin que pudiera llevar a cabo su misión. En el siglo VIII unos monjes benedictinos mandaron construir una capilla para albergar los restos del Santo. En el siglo X, Guillermo Sancho, conde de Gascuña, y su mujer Urraca (hermana de Sancho III de Navarra), fundan un monasterio. Su máximo esplendor llegaría en el siglo XI, época en la que contaría con un scriptorium y una biblioteca, donde fue copiado el Beato de Liébana por un monje español de nombre: Stephanus Garsia, y dedicado al abad Gregorio de Muntaner, tal y como consta en el mismo Beato. Hoy día se conserva en la Biblioteca Nacional de Paris. Esta es la primera copia románica del Beato de Liébana

 


La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

Dentro del la Vía de Limoges, hay una alternativa que se desvía en Nevers, con dirección Clermont- Ferrand y que se une a la Vía Podiensis en Comdom: la Vía de Auvernia
En Clermont- Ferrand, en el 1095, el Papa Urbano II proclama la I Cruzada. Aquí los peregrinos visitaban Notre Dame du Port, levantada sobre una basílica romana del siglo VI, fue destruida por los normandos en el IX y reconstruida en el XII. Se construye un templo con planta de cruz latina de tres naves, con dos absidiolos en el transepto y un crucero cubierto con cúpula sobre trompas, sobre el que se alza una torre octogonal del XIX. La cabecera se sobreeleva, tiene deambulatorio y cuatro capillas radiales. En los capiteles del interior podemos distinguir temas bíblicos. Al exterior se adorna mezclando materiales de diferentes colores a modo de mosaico, elementos ciegos, capiteles con temas del Antiguo Testamento y canecillos de modillones.


La afluencia de Europa. Vía Lemovicensis

Pero lo que destaca, es el tímpano de su portada sur, en él vemos un Cristo en Majestad, que ha perdido parte de su figura y a dos de los Evangelistas, rodeado por dos querubines. En la parte baja de Cristo aparecen los símbolos de Lucas y Marcos: el toro y el león respectivamente. En el dintel vemos una Adoración de los Magos en la parte izquierda y en la derecha la Presentación en el templo y el Bautismo en el rio Jordán. En los frentes de las jambas vemos a Isaías y a San Juan Bautista. El brazo del transepto de este mismo lado, se remata con un frontón decorado con mosaico de piedras blancas y negras.

 

La otra localidad a destacar es Agen, como Saint Sever, estaba dentro de las propiedades del conde de Gascuña. Saint Caprais, comenzó siendo una colegiata, para pasar a ser la Catedral tras las guerras de religión. Se edificó en el XII sobre un templo del VI que fue saqueado por los normandos en el 853, con planta de cruz latina. El templo se transformará a lo largo de los siglos, sabemos que en su primera construcción lo más destacado era la cabecera, que ha llegado hasta nuestros días, el crucero estuvo previsto cubrirse con una cúpula, pero en el siglo XIII este plan cambió, completándose el edificio en estilo gótico.

 



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