De Roncesvalles a La Rioja
por Fernando Villaseñor Sebastián (CR) |
Puente de La Reina
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Roncesvalles
En esta legendaria población, primera parada de relieve del Camino de Santiago por tierras Navarras, encontramos dos interesantes obras medievales. Por un lado, la pequeña Iglesia de Santiago, edificación del siglo XIII en la que sobresale su portada de arquivoltas apuntadas en cuyo tímpano, se conserva un crismón de sabor plenamente románico.
Mucho más interés presenta la capilla funeraria del Espíritu Santo, conocida popularmente como “el Silo de Carlomagno” ya que, según la tradición, fue mandado levantar por dicho emperador para enterrar en ella a los francos muertos en batalla. Sea como sea, apenas se conserva documentación que nos aclare la finalidad de tan curioso edificio, si bien es cierto que parece clara tanto su finalidad funeraria como su directa vinculación con el importante complejo hospitalario que, desde fecha remota, existiría en Roncesvalles.
Al exterior, llama la atención su perímetro porticado que reviste una estructura de planta centralizada dividida en dos cuerpos: uno inferior cubierto con bóveda de cañón, y uno superior reforzado mediante dos potentes nervios que serviría de capilla para honrar a los difuntos.
Pamplona
La primitiva catedral capitalina debió ser, a juzgar por los restos conservados, una soberbia obra del más depurado estilo románico sin embargo, las distintas reformas a las que fue sometida a lo largo de los siglos, acabaron por ocultar su primitiva traza altomedieval hasta el punto de hacerla, salvo en espacios aislados, prácticamente imperceptible.
Alrededores de Pamplona
Alrededor de Pamplona han subsistido cuatro iglesias que conservan su galería porticada, un fenómeno cuanto menos curioso por estar geográficamente tan alejadas del foco soriano y segoviano, donde estas estructuras se desarrollaron tan ampliamente.
De todas ellas, la de Gazolaz es la más llamativa por su robustez, aunque los vanos ajimezados trasdosados por otro gran arco que los envuelve, confieren al conjunto gran armonía. La escultura de los capiteles es variada y de carácter anecdótico, todo ello sin perder su expresividad.
Las otras tres galerías se encuentran en las localidades de Larraya, Sagües y Eusa.
Cizur Menor
Muy cerca de la capital, y prácticamente absorbida por su expansión, Cizur Menor conserva nada menos que tres testimonios románicos. La parroquia, dedicada a San Emeterio y San Celedonio, se emplaza en el punto más elevado del caserío, siendo de destacar su ábside semicircular y su puerta sur que, bajo un pórtico moderno, presenta tres arquivoltas apuntadas y un sencillo crismón en su tímpano.
Al otro lado del Camino y rivalizando en empaque con la parroquia, la Iglesia de San Miguel Arcángel, abandonada durante años y recientemente restaurada con bastante acierto, formó parte de una encomienda sanjuanista de la que existen noticas documentales desde 1135. Se trata de una construcción de nave única rematada en ábside poligonal con una potente torre, probablemente posterior, de aspecto fortificado. Al costado meridional, abre una elegante portada de tres arquivoltas baquetonadas sobre columnas y, de nuevo, un tímpano adornado con el crismón.
Zariquiegui
En plena ascensión al llamado Alto del Perdón, donde existió hasta hace no mucho un hospital de peregrinos y una ermita, la iglesia de San Andrés de Zariquiegui se presenta ante el peregrino como una sobria fábrica gótica que conserva, adosada al muro sur, su primitiva portada románica de tres arquivoltas sobre columnas coronadas por capiteles vegetales que acoge en su tímpano, como en tantas otras iglesias del entorno, un modesto crismón trinitario.
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Puente la Reina
Localidad de gran relevancia en los contextos jacobeos ya que muy cerca de ella, concretamente en la población de Obanos, confluyen el Camino Aragonés y el Francés para fundirse en uno sólo.
Estructurado urbanísticamente en torno a una vía principal, como la mayoría de localidades nacidas y crecidas al amparo del Camino de Santiago, es sin duda el puente románico sobre el río Arga la imagen más recurrente de Puente la Reina, un puente de siete ojos cuyas luces van decreciendo progresivamente desde el arco central, y que remata en una estructura torreada bajo la cual, un pasadizo abovedado sirve de entrada o salida al burgo.
La Iglesia de Santiago, ubicada en la rúa principal de la localidad, debió ser una importante obra tardorrománica de principios del siglo XIII la cual, en siglos sucesivos, fue objeto de distintas reformas que afortunadamente, supieron respetar su soberbia portada original, abierta en seis arquivoltas de medio punto sobre cinco pares de columnas entre las cuales, se acodillan otras tantas de menor grosor que desembocan en curiosos mascarones antropomórficos.
La arquivolta interior es de perfil polilobulado mientras que en las exteriores se dibujan diferentes escenas figuradas, en disposición longitudinal, de muy difícil interpretación debido a su desgaste.
Por último, a la entrada localidad, cabe ser reseñada la Iglesia del Cruficijo, un modesto edificio, muy probablemente vinculado a un hospital, que en origen constaría de nave única rematada en testero semicircular pero que, en época gótica, fue ampliada con la anexión de una segunda nave culminada en un ábside poligonal. Llama la atención su portada principal, en cuyas arquivoltas, ya ligeramente apuntadas, fue desplegado un interesantísimo programa ornamental.
Cirauqui
Asentado sobre una colina divisable por el peregrino desde varios kilómetros de distancia, la localidad amurallada de Cirauqui conserva, en su iglesia parroquial de San Román, una soberbia portada de transición que, sin ningún género de dudas, puede catalogarse como una de las más elegantes de Navarra.
Consta de ocho arquivoltas apuntadas y magníficamente decoradas con filigranas vegetales, destacando la interior, polilobulada y, muy probablemente, obra del mismo taller que la que encontramos en la no lejana iglesia de San Pedro de la Rúa de Estella.
Lorca
También al mismo pie del Camino Jacobeo, la parroquia del Salvador de Lorca, muy reformada en distintas etapas, conserva, de su primitiva fábrica románica, un sobrio ábside semicircular dividido en tres paños mediante dos columnas que rematan en la cornisa original, en la cual, son también perceptibles varios canecillos figurados. En su interior conserva una sencilla pila bautismal, muy probablemente, contemporánea a la cabecera.
Villatuerta
Notablemente desarrollada en las últimas décadas por la inevitable presión y expansión demográfica de la cercanísima Estella, la población de Villatuerta conserva, además de un encantador puentecillo medieval sobre el río Iranzu; una Iglesia de transición dedicada a Nuestra Señora de la Asunción de la que destaca su imponente torre de cuatro cuerpos, y una sencilla portadita trasladada desde una cercana ermita desaparecida. |
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Estella
La villa de Estella, asentada en un marcadísimo meandro que traza el río Ega, vivió los siglos del románico vinculada íntimamente al Camino de Santiago. El Códice Calixtino la cita con halagos por los bienes materiales que disponía y los servicios que ofrecía a los peregrinos, sobre todo tras la concesión del su Fuero en 1090, fecha clave en para el crecimiento de la población ya que a partir de entonces, fueron levantados numerosos templos románicos de los que, varios de ellos, se conservan en buen estado.
Nada más entrar en la localidad por la ruta jacobea, el visitante queda maravillado por la soberbia portada gótica del templo del Santo Sepulcro, pero en tan singular edificio, no debe pasar desapercibida la cabecera semicircular que remata el conjunto.
De todas las iglesias estellesas, es San Pedro de Rúa la que más interés reúne al conservar, además de su estructura primigenia de tres naves rematados en sendos ábsides semicirculares, una interesante portada gemela a la ya vista en San Román de Cirauqui y, sobre todo, las pandas norte y oeste de su claustro (las otras dos quedaron destruidas tras la voladura del cercano castillo). Los capiteles de la crujía occidental reproducen formas vegetales y animalísticas, mientras que los de la panda septentrional, mucho más interesantes, presentan en sus caras motivos hagiográficos y cristológicos.
También como una obra de primer orden debe ser considerada la Iglesia de San Miguel, emplazada sobre un espolón rocoso que domina el conjunto urbano. Su fábrica, conservada prácticamente integra en sus tres naves, destaca por la portada norte: una auténtica biblia pétrea en la que, presidida por un tímpano en la que se reconoce la efigie de Cristo en Majestad rodeado por el Tetramorfos, la Virgen y San Juan; fueron desplegados en arquivoltas y capiteles distintas escenas narrativas relativas a la vida de Cristo, siendo representados también los Apóstoles en las enjutas.
Además de edificaciones de carácter religioso, Estella puede jactarse de conservar una de las mejores construcciones del románico civil español. Se trata del llamado Palacio de los Reyes o de los Duques de Granada de Ega, en cuya fachada principal, destaca el capitel que reproduce la legendaria escena épica de Roldán y Ferragut, cuyo autor Martín de Logroño, no cabe duda que bebió de las fuentes del Códice Calixtino.
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Monasterio de Irache
Saliendo de Estella, el Camino de Santiago pasa muy cerca del Monasterio de Santa María de Irache, emplazado en las laderas del Montejurra y considerado el primer hospital de peregrinos de la ruta jacobea.
Sus orígenes habría que remontarlos al siglo VIII, pasando a continuación a manos benedictinas. Del conjunto monacal románico, sometido a un sinfín de reformas y ampliaciones durante la Edad Moderna, se conserva la iglesia de tres naves, el transepto coronado por un monumental cimborrio y la cabecera de tres ábsides de planta semicircular reforzados por contrafuertes y columnillas adosadas.
Villamayor de Monjardín
La iglesia de San Andrés de Villamayor de Monjardín es un edificio de una sola nave rematada en un único ábside semicircular que destaca, sobre todo, por el simbolismo de la escultura de su portal occidental.
Sin embargo, por su originalidad, destacaremos de esta localidad la magnífica fuente medieval, llamada “de los Moros”, ubicada junto al Camino a la misma entrada del pueblo. Se trata de un aljibe rectangular cubierto a dos aguas que queda abierto en su costado sur mediante dos arcos gemelos dovelados y ligeramente apuntados que descansan en una doble columna decorada con sencillos motivos vegetales incisos.
Los Arcos
Villa de enorme sabor y de concepción urbana claramente condicionada por su carácter de peregrinación; gozaría durante la Edad Moderna de una notable prosperidad que trajo consigo la casi total renovación de sus edificios, entre ellos, su iglesia parroquial. Es por ello por lo que su único resto conservado de época medieval, es una humilde ermita de nave única y ábside semicircular dedicada a San Blas.
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Torres del Río
Modesta localidad asentada sobre una ladera cuya iglesia, bajo la advocación del Santo Sepulcro, le ha conferido una justificadísima fama al tratarse, junto a la Iglesia de Eunate, de uno de los escasos templos de planta centralizada del románico español, motivo por el cual, se ha relacionado su construcción con la Orden del Temple.
Consta de un cuerpo central de planta octogonal elevado en tres cuerpos rematados en una linterna también ochavada con columnillas de refuerzo en las aristas, y un ábside semicircular canónicamente orientado.
Destaca del exterior su curiosa articulación a base de arcos de descarga y ventanales en cada uno de los paños; mientras que al interior, lo más interesante es el entramado de ocho nervios que, sin llegar a cruzarse en la clave a la manera islámica, cierran el abovedamiento del cuerpo principal.
Viana
Casi en los límites provinciales riojanos, la próspera localidad de Viana conserva dos testimonios románicos: la ermita de San Martín de Tidón, y la de San Andrés de Longar, ambas en un estado de conservación muy precario.
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