Durante su época de plenitud, los poderes feudales desarrollaron variadas formas de autolegitimación, entre las que destacan la creación de un corpus legislativo, la acción de la Justicia, la formulación ideológica sobre su propia naturaleza, la redacción de textos historiográficos1... todo ello apoyado en la violencia. Pero en una sociedad como la feudal, en la que lo trascendente domina todos los ámbitos de la vida, la sacralización del orden social se convierte en un elemento definitivo de legitimación. Ese orden era considerado justo, pues resulta de la voluntad divina, y necesario para que la Iglesia -la sociedad cristiana en su integridad- alcanzase la Salvación. Para transmitir esta ideología al pueblo se recurrió entre otros medios al marco que proporcionaban la liturgia y el templo cristianos. Hemos propuesto en anteriores publicaciones la hipótesis de que se desarrolló un lenguaje legitimador del orden social en el que sermón e imagen funcionan como partes complementarias de un único mensaje. En esta ocasión nos centraremos en la labor adoctrinadora del sermón y su función sacralizadora, para lo que utilizaremos un fragmento del Speculum Ecclesiae de Honorio de Autun (HonoriusAugustodunensis, primera mitad del siglo XII). El título de dicho fragmento es Sermo generalis, denominado Sermo quando uolueris en la copia inédita del siglo XIII que manejamos y transcribimos, copia que viene a demostar su difusión y que introduce además interesantes modificaciones respecto al texto original.