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Alquézar, una nueva propuesta de lectura.

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Alquézar. Villa medieval

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Siol

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THE HEREFORDSHIRE SCHOOL OF SCULPTURE Leominster priory church. West doorway capital The Corpus of Romanesque Sculpture in Britain and Ireland

Alquézar. Alquézar, una nueva propuesta de lectura.

Una nueva propuesta de lectura para la iconografía románica de la Colegiata de Alquezar

Introducción al estudio

 El claustro de la Colegiata de Alquezar conserva, aunque de forma parcial, una iconografía románica que llama poderosamente la atención. Según las fuentes documentales históricas, en 1099, el rey Sancho Ramírez (en ese momento rey de aragoneses y pamploneses) estableció una abadía en Alquezar de canónigos regulares de San Agustín y se inició la construcción de una iglesia colegiata románica. En el siglo XIV, se acabará construyendo un claustro gótico en el que se conservan los seis capiteles historiados románicos objeto de este trabajo.

De los seis capiteles conservados, cinco hacen referencia directa a pasajes bíblicos: cuatro de ellos al Antiguo Testamento y uno al Nuevo Testamento. El sexto y último capitel parece erigirse en una alusión directa a la realidad eclesial de la época en la que se labraron.

En este estudio y a partir de la investigación llevada a cabo por el grupo Ailbe, pretendemos avanzar un poco más intentándonos responder la siguiente pregunta: ¿pudieron formar parte las esculturas románicas conservadas en el claustro de la Colegiata de Alquezar de un programa iconográfico planificado que pretendía ser una lectio theologica destinada a la meditación exclusiva de los clérigos acogidos a la regla de San Agustín que habitaron la Colegiata?

Si la respuesta fuera afirmativa, tendría que poder articularse y encajar dentro de los siguientes postulados que el grupo Ailbe considera como características propias de este conjunto escultórico:

 

1. En el llamado capitel de Abrahán, se produce la presencia de un equino en lugar del ternero que sacrifica en acción de gracias Abrahán por no haber tenido que inmolar a su hijo. Este detalle iconográfico vincula el trabajo escultórico de este taller de Alquezar con la presencia de elementos de sincretismo que harían referencia a una tradición celta de origen irlandés. Para ello es necesario recurrir a unas líneas del historiador galés Giraldus Cambrensis, quien en el año 1185, narraba escrupulosamente en un libro titulado Descriptions of Ireland, un ritual druídico al que denominaba “Rite of Enthronement” (Ritual de la Coronación): "El conjunto de la población del país se reunía en un lugar determinado por el druída, donde una yegua blanca era conducida entre ellos, y el que debía ser iniciado, no como un príncipe sino como una bestia -tampoco como un rey sino como un forajido- se presenta ante el pueblo copulando con la yegua y confesando con imprudente insolencia ser él mismo una bestia. La yegua es inmediatamente sacrificada, cortada en trozos y cocida, se prepara para el Rey un baño con el caldo. El pueblo a su alrededor contempla al entronizado como se sacia con toda la carne que le es posible, y tras él la gente le secunda alrededor y participa en el festín Él Rey está obligado a beber del caldo en que se baña, absorbiendo el líquido directamente pero no con una vasija ni con las manos. Este ritual le reviste de la más completa autoridad real y a partir de este momento, el dominio le es plenamente reconocido." Estaríamos ante el llamado ritual céltico de la Coronación del Rey.

2. Desde el punto de vista de los estilemas plásticos del trabajo escultórico, este taller de Alquezar realiza una labra de los capiteles que estaría emparentada con el trabajo escultórico de Leominster Priory Church.

3. La utilización de la filosofía teológica neoplatónica, apoyándose en los escritos bíblicos de claras connotaciones helenísticas y utilizando como recursos didácticos para le explicación de los conceptos teológicos de esta iconografía tanto elementos de San Agustín como de Juan Escoto Eriúgena. En particular, esta será la línea de la interpretación del concepto teológico de la llamada doble creación. Además, en este tema, en la representación de la Trinidad creadora se produce un nuevo sincretismo, también de origen celta irlandés, a través de la representación iconográfica de la llamada Trinidad tricéfala. Este sincretismo se basaría en la iconografía de un dios representado con tres cabezas. Sería el sincretismo del dios celta Lugus (Lugh en gaélico irlandes) que ya había pasado a la religión romana a través del dios Mercurio. Esta concepto teológico de la doble creación se visualiza en los dos capiteles en los que se produce una referencia directa a este tema: el ya comentado de la Trinidad tricéfala y el capitel en una de cuyas caras se representa el Pecado Original. Con estos dos motivos iconográficos, vendría a representarse la siguiente síntesis teológica de Eriúgena: Dos las creaciones del hombre: una a imagen de Dios, en que no se conoce la división de macho y hembra sino que se conoce sólo la única humanidad universal, simple y muy similar a la naturaleza angélica, que la razón verdadera enseña que carece de los sexos y la otra segunda creación, añadida a la naturaleza racional debido al delito conocido previamente por Dios y en esa segunda creación se constituyen los sexos.

4. La presencia de palabras esculpidas en algunos de los capiteles. De todas ellas, sorprende la presencia de la palabra gaélica Siol. Una palabra que se traduce por la latina Semen, palabra que, a su vez, es utilizada en la versión de La Vulgata para designar el concepto de descendencia. Esta palabra está esculpida en el capitel dedicado a Abrahán, en el elemento que representa el sincretismo de la Coronación del Rey, y su ubicación encaja, perfectamente, con el tema de otra de las caras de este capitel que representa la promesa de Dios a Sara, será la madre de la descendencia de Abrahán. A la búsqueda de la descendencia del rey celta irlandés, le correspondería el don de la descendencia que Dios otorga a los que creen en Él.

5. La presencia de las dos formas de tonsura eclesiástica, la llamada romana o de San Pedro y la magi o de San Juan, en la representación iconográfica diferente de los clérigos esculpidos en el sexto capitel.

6. La presencia en los capiteles historiados de los modelos de fe relacionados con el concepto de la Peregrinatio propter Christum, la peregrinación que indica la manera de encontrar a Cristo: Abel, Abrahán, Noé, Juan el Bautista. Un modelo de fe seguido históricamente por el llamado monacato irlandés.


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Nuestro estudio pretende demostrar si es posible encontrar un elemento aglutinado que nos permita unir todos estos datos. Para empezar, si fuese posible, se pondría en evidencia que, entre los clérigos de la colegiata de Alquezar o entre los miembros del taller que esculpió esta magnífica iconografía románica, pudo existir alguno de origen gaélico, lo que confirmaría la presencia de palabras en gaélico irlandés. Además, estaríamos hablando de una comunidad clerical formada, en su mayoría, por sacerdotes que seguirían en su fe la llamada Peregrinatio propter Christum. Y para acabar, esta comunidad de clérigos cultos se ayudaría, para sus meditaciones de la fe, de la filosofía teológica neoplatónica a través de las figuras de San Agustín (es una comunidad de monjes regulares de San Agustín) y de Juan Escoto Eriúgena (de origen irlandés y el gran sistematizador de la filosofía teológica neoplatónica cristiana).

Aunque, tal vez por el hecho de constituir estos seis capiteles historiados una iconografía parcial debido a cómo han llegado hasta nuestros días, siempre se ha buscado para ellos una interpretación de forma autónoma, cada capitel tiende a ser analizado de forma individual. Sin embargo, la propia manera plástica de ser labrados pone de manifiesto que el teólogo redactor o el maestro escultor quisieron dejar constancia de la relación formal que existe entre todos ellos.

Ya en nuestro artículo El código irlandés, incluido en el libro La propuesta gaélica, sostuvimos la hipótesis de trabajo siguiente: la construcción y posterior colocación de las imágenes pétreas en una portada o en un claustro se deben a una intencionalidad narrativa lógico-formal que puede adoptar dos formas: la realista y la analógica. Vayamos a los seis capiteles que quedan en el claustro de Alquezar, un claro ejemplo de estructura realista. En ellos, el teólogo redactor utilizó un sistema narrativo lógico-formal a la hora de disponer las diferentes imágenes teniendo en cuenta tanto el tema que se esculpía como su significado teológico.


Dejando de lado la posible historia de la disposición actual de estos capiteles y a pesar de lo que entraña esta dificultad inicial, en realidad, los seis capiteles de Alquezar reproducen tres estructuras narrativas lógico-formales diferentes debido al tema y al significado teológico que representan:


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1.Capitel con una estructura narrativa lógico-formal en tres partes narrativas compuestas por una imagen central y dos imágenes laterales.
Este esquema se reproduce en dos capiteles:
-La trinidad tricéfala y creadora


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-El Diluvio Universal

¿Qué comparten semánticamente estos dos capiteles?
La intervención directa de Dios en la historia del hombre como modelo de Salvación que no abandona a su creación.


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2.Capitel con una estructura narrativa lógico-formal en tres partes narrativas compuestas por dos imágenes centrales superpuestas y dos imágenes laterales.
Este esquema se reproduce en dos capiteles:
-La historia de Abrahán


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-La historia de la muerte de Juan el Bautista
¿Qué comparten semánticamente estos dos capiteles?
Explican dos hagiografías ejemplares. Dos hombres de fe que jamás dudaron, hasta el extremo de estar dispuestos al sacrificio de lo más valioso para ellos: en el caso de Abrahán, la vida de su único hijo, la promesa de la descendencia; en el de Juan, su propia vida. Además, mientras que Abrahán representa el primer hombre fiel al modelo de fe y a las promesas de Dios en el Antiguo Testamento, San Juan Bautista significa el último y, por eso, se convierte en el Precursor del Mesías, el Hijo de Dios.


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3.Capitel con una estructura narrativa lógico-formal circular o continua en el desarrollo de sus imágenes.
Este esquema se reproduce en dos capiteles:
-El árbol de la tentación y sus consecuencias ilustradas en los modelos de fe de Abel y Caín


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-El llamado, tradicionalmente, de La consagración del templo.

¿Qué comparten semánticamente estos dos capiteles?
Son ejemplos de las actitudes personales de la fe de hombres que se equivocaron y se dirigieron hacia el pecado en un contexto de esperanza y promesa de Salvación para los que sigan los dictados de Dios. En el primer capitel analizado, el ejemplo histórico del pasado. Adán, Eva y, sobre todo, Caín con su fratricidio pecaron. Sin embargo, Dios no abandonó a la humanidad y le otorgó la promesa de la Salvación a través de las Sagradas Escrituras, la imagen de Dios con el libro y señalando con su mano derecha hacia el cielo, con los dedos convertidos en un claro símbolo trinitario. En el segundo, el ejemplo del modelo de fe en el presente histórico. Hay hombres que se apartan de la Iglesia y, por eso, son condenados. En cambio, los que permanezcan en ella, siguen su camino de Salvación a través de las Sagradas Escrituras y el cumplimiento de los sacramentos.


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De este análisis, se deduce que en la iconografía de Alquezar se produce la elección de una determinada estructura narrativa lógico-formal siempre debido a la relación directa que se da entre el tema escogido y el contenido teológico que en se quiere esculpir en cada capitel. Parece ser que, a medida que se complica la lectio theologica que se quiere explicar en un capitel determinado, también se va necesitando una realización plástica más compleja. Esto vendría a significar que los capiteles de Alquezar se acabaron realizando en una estructura narrativa lógico-formal realista y con una realización plástica determinada teniendo siempre en cuenta la dificultad que entrañaba la lectio theologica que se quería esculpir en cada uno de ellos. Esta apuesta por el carácter narrativo de las imágenes románicas fue destacada por el doctor Miguel Larrañaga:

“Esta metodología se aplica básicamente al análisis fílmico y cabe preguntarse si ello es posible para las imágenes románicas. Nuestra hipótesis es que sí, y puede hacerse por una razón bien simple: el artista románico quiere contar algo, narrar, como hemos dicho, con mayor o menor profusión de imágenes, con un relato más o menos complejo, lo que dependerá de sus cualidades técnicas, repertorio, posibilidades económicas, etc. Pero lo cierto e innegable es que se trata de una narración, por simple que sea y pese a que esa narración esté basada en imágenes fijas, que no carentes de movimiento.”
(
LARRAÑAGA ZULUETA, M. Una función ¿marginal? De la imagen románica: La legitimación del poder feudal.)


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Para Alquezar, sólo proponemos una lectura de sus imágenes románicas en esta misma línea de interpretación. Una línea de interpretación, que compartiendo algunos de los supuestos del doctor Larrañaga, ha tenido presentes estos cinco principios:

 
1. En su origen, el teólogo redactor piensa los capiteles de Alquezar en forma de una lectio theologica que pueda ser narrada en la piedra.
2. Cada capitel contiene una narración basada en una serie de imágenes fijas.
3. Estas imágenes, aunque fijas desde el punto de vista plástico, no quiere decir que estén carentes de movimiento intelectual.
4. El movimiento intelectual de estas imágenes fijas (la meditación que tienen que proponer, a una comunidad del clérigos, estas imágenes colocadas en un claustro) lo pone en marcha la mirada del receptor. En este caso y de entrada, gente con instrucción teológica, clérigos acogidos a la regla de San Agustín, ya que no dejan de ser las imágenes de los capiteles de un claustro de la colegiata de una abadía de canónigos regulares de San Agustín.
5. Cada vez que algún miembro de la comunidad interprete en su meditación el contenido teológico del mensaje, las imágenes pétreas adquirirán vida tanto de forma parcial como en su conjunto.

El claustro de Alquezar es el lugar de meditación y de recogimiento de una comunidad de canónigos regulares de San Agustín. Y esta evidencia no se debe olvidar, como tampoco se tiene que olvidar que son clérigos, sacerdotes en su mayoría, que han tenido que venir, a la fuerza, de otras tierras a esta nueva extremadura del reino de Aragón que acaba de ser ganada al Islán.

Aunque algunos de los estudios consultados vinculan esta iconografía románica directamente al Génesis, esta opción sólo es válida para cuatro de los seis capiteles analizados. Por lo tanto, avancemos un poco más a través de una nueva pregunta. ¿Puede existir otra fuente teológica en la que pudo basarse el redactor teológico para diseñar estos capiteles como una sola unidad temática? En pocas palabras, ¿existe algún libro bíblico del que el teólogo redactor pudiese extraer todas las ideas que acabaron convirtiéndose en las manos del maestro cantero escultor en unas imágenes pétreas tan concretas? Sí, la Carta a los Hebreos.


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¿Por qué la Carta a los Hebreos? Porque es el único libro de la Biblia que, además de ser el único que presenta a Cristo como sacerdote, hasta 16 veces, habla abiertamente de la Peregrinatio propter Christum como el verdadero modelo de la fe para un cristiano. Un libro que, aunque tradicionalmente se ha vinculado a la figura de San Pablo, no escapó de los problemas de autoría ya desde los primeros siglos del cristianismo; hecho que, incluso, acabó dividiendo a los principales autores de la Patristica, como es el caso de Orígenes, director de la Escuela de Alejandría, quien de forma explícita negó, para este libro, la autoría de San Pablo. Sin embargo, otros como San Agustín defiende para dicho libro la autoría de San Pablo. Un libro en el que, sin embargo, la figura de Cristo queda emparentada de manera directa con la visión del Verbo del Evangelio de San Juan.

Tanto en el prólogo del Evangelio de San Juan como en todo el contenido de la Carta a los Hebreos, a través de alusiones bíblicas directas, se pone de manifiesto que en Cristo se cumple todo cuanto se había dicho en la Antigua Alianza. Pero, además, los dos textos, el evangelio de San Juan y la Carta a los Hebreos, rezuman a cultura helenizante neoplatónica. En el fondo, sus autores utilizan, en los dos textos bíblicos, conceptos de una determinada filosofía griega con una clara intencionalidad: la de demostrar que los aportes de la filosofía griega ya estaban contenidos y habían sido superados en las Sagradas Escrituras desde los orígenes del mundo. Es esa misma filosofía neoplatónica que se encuentra tanto en los escritos de San Agustín como en los de Juan Escoto Eriúgena.

Además, la estructura formal de este escrito no corresponde a la de una carta, sino que, desde el punto de vista teológico, responde más a un pequeño tratado teológico; una pieza oratoria cercana a la forma de una homilía que invita a vivir la fe en Cristo de una forma determinada y a través de una exposición de lo que ha sido la historia de la salvación en las Sagradas escrituras. De tal manera lo consigue que, para algunos teólogos, este libro es el mejor tratado de teología sobre la vida práctica del creyente.

Como ya hemos recordado, la comunidad de clérigos de la Colegiata de Alquezar está formada, en su mayor parte, por sacerdotes. ¿Qué meditación directa pueden encontrar en esta carta? Cristo realizó la redención de la humanidad a través de su propio sacrificio como sacerdote. Por eso, se convirtió en el gran mediador de la nueva alianza.

Pero, además, la Carta a los Hebreos es una exaltación del nuevo culto, el cristianismo, frente al antiguo, el judaísmo. Sólo por la sangre de Cristo, la Eucaristía, puede salvarse el hombre. Por eso, el texto es una exhortación a seguir la Peregrinatio propter Christum. De hecho, no existe ningún otro texto bíblico en el que se explique de forma tan explícita el concepto teológico de la Peregrinación propter Christum como en la Carta a los Hebreos.

Si esto fuese así, las piedras de la Colegiata de Alquezar tendrían que tener una relación directa con la Carta a los Hebreos. Intentaremos realizar un estudio descriptivo. A cada capitel, le tiene que corresponder, cuanto menos, una cita bíblica extraída de la Carta a los Hebreos. Además, si se pueden vincular los seis capiteles a dicho escrito y, todavía más, a un mismo capítulo, la ya descrita estructura lógico-formal individual de cada capitel formaría parte de un todo, la lectio theologica realizada en las piedras de Alquezar que queremos demostrar.

A partir de aquí, el análisis lógico-formal de cada uno de los capiteles románicos de la Colegiata de Alquezar. Un estudio que intenta poner de manifiesto cómo toda esta iconografía está pensada como una lectio theologica de filosofía neoplatónica cristiana que, tomando como punto de partida el prólogo del evangelio de San Juan, se hace imagen a partir de ideas tomadas del texto de la Carta a los Hebreos; de tal manera que, los seis capiteles historiados de este claustro comparten al menos una cita extraída del capítulo 11 de dicha carta.


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Análisis de los capiteles

 

1. -La trinidad tricéfala y creadora
Una mandorla sostenida por cuatro ángeles. En medio, la llamada Trinidad tricéfala, una figura de un cuerpo con tres cabezas que sostiene con su brazo izquierda la imagen de un hombre, mientras que lleva los dedos de su mano derecha a la oreja del hombre que sostiene.

“Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba al principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por él.” (San Juan, 1, 1-3)

 La filosofía teológica neoplatónica de la doble creación:

 ¿Acaso no se da a entender la naturaleza de las dos creaciones del hombre? Ciertamente, primero está escrito: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”. He aquí la primera creación, en la que no se ha hecho ninguna mención al limo de la tierra ni tampoco al alma viviente... Evidentemente, primero expresa en singular la simplicidad de la naturaleza antes del delito: “A imagen de Dios lo creó”. Esto mismo -es decir, que el hombre ha sido creado igual a los ángeles pero no permaneció en aquella dignidad sino que inmediatamente comenzó a alejarse del bien.
(Juan Escoto Eriúgena)

 ¿Qué dice al respecto la Carta a los Hebreos en su capítulo 11?

“Por la fe conocemos que los mundos han sido dispuestos por la palabra de Dios, de suerte que de lo invisible ha tenido origen lo visible”. (Carta a los Hebreos 11, 3)

 ¿Dice algo de forma más explícita esta carta? ¿Puede servir para explicar esta curiosa iconografía de una Trinidad tricéfala que lleva su mano derecha a la oreja del hombre que crea?

 “Por tanto, es menester que con la mayor diligencia atendamos a lo que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Pues si la palabra proferida por los ángeles fue firme, hasta el punto de que toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo lograremos nosotros rehuirla, si tenemos en poco tan gran salud, que, habiendo comenzado a ser promulgada por el Señor, fue entre nosotros confirmada por los que le oyeron, atestiguándola Dios con señales, prodigios y diversos milagros y participaciones del Espíritu Santo, conforme a su voluntad?” (Carta a los Hebreos 2, 1-4)

 ¿No están todos, los ángeles, los que oyen, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo? ¿Qué se abre con este primer capitel de Alquezar? Un programa de fe:

“Ahora bien: es la fe la garantía de lo que se espera, la prueba de las cosas que no se ven, pues por ella adquirieron gran nombre los antiguos.” (Carta a los Hebreos 11, 1-2)

Ya tenemos el ejemplo a seguir: el modelo de fe de los antiguos. O, en palabras de San Juan:

 “Mas a cuantos le recibieron, dioles poder de venir a ser hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre; que no de la sangre, ni de la voluntad carnal, ni de la voluntad de varón, sino de Dios son nacidos.” (San Juan 1, 12-13)

¿Hay alguna manera más explícita de definir a un sacerdote? Sin embargo, como el mismo San Juan escribió:

               “Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron.” (San Juan 1,10)

La Trinidad ha creado al hombre, pero el hombre no le hizo caso y pecó. ¿Cuál fue el camino histórico de la fe hasta llegar al Hijo? ¿Se puede explicar este camino como una Peregrinatio propter Christum y todo él a través del capítulo 11 de la Carta a los Hebreos? Intentaremos demostrarlo.


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2. –Ciclo de los primeros padres y de Caín y Abel
En una de las caras, el momento del Pecado Original: Adán y Eva, la serpiente y el árbol. Esta iconografía se completa con: Caín y su yunta de bueyes labrando la tierra. Abel y su rebaño de ovejas. El fratricidio de Abel en manos de su hermano Caín. El detalle que ha sido interpretado como Dios padre con las sagradas escrituras aleccionando a una figura.

Parece ser que es el momento de la llamada segunda creación debido al pecado:

Sigue la segunda creación, que toma su conocimiento de la división de la naturaleza en dos sexos, división añadida por el castigo de la prevariación: “Los creó macho y hembra”.Pero expresó la división de la naturaleza humana en plural, debido al delito: “Los creó macho y hembra”. Y la semejanza a los animales racionales siguió a esta división: “El hombre fue hecho en un alma viviente”.Dios conformó en la naturaleza humana un nuevo modo de multiplicación por el que había sido animado por el pecado, implantando en la humanidad un modo de sucesión entre ellos, propio del animal irracional, en sustitución de la nobleza angélica.(Juan Escoto Eriúgena)

Y allí está la clave. Una vez que ha pecado el hombre, ¿qué camino le queda? El del retorno a Dios a través de los ejemplos de los que murieron sin recibir las promesas y que el hombre puede encontrar en las Sagradas Escrituras que el Padre sostiene en la mano izquierda mientras con la derecha bendice al hombre, Adán, como si con un claro signo trinitario, el que realiza con sus dedos, le estuviese concediendo la esperanza del regreso, a la vez que mostrándole el camino de retorno, las Sagradas Escrituras:

“En la fe murieron todos sin recibir las promesas; pero viéndolas de lejos y saludándolas y confesándose peregrinos y huéspedes sobre la tierra, pues los que tales cosas dicen dan bien a entender que buscan la patria. Que si se acordaron de aquella de donde habían salido, tiempo tuvieron para volverse a ella. Pero deseaban otra mejor, esto es, la celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse Dios suyo, porque les tenía preparada una ciudad.” (Carta a los Hebreos 11, 13-16)

 

Esta es la verdadera declaración teológica de lo que significa la Peregrinatio propter Christum:

1. Morir en la fe,
2. Confesándose peregrinos y huéspedes sobre la Tierra,
3. Habiendo salido de una patria y sin volver a ella,
4. Porque se quiere alcanzar la patria celestial.

 ¿Qué obtendrá el que permanezca en este programa teológico de fe? Dos cosas:

1. Dios no se avergonzará de llamarlo hijo suyo,
2. Dios le dejará entrar en la ciudad celestial que tiene preparada.

¿Con qué ejemplos cuenta el que practica la Peregrinatio propter Christum? Con los mismos ejemplos de la fe que se proponen en el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos y que en la Colegiata de Alquezar quedan reducidos a cuatro. El primero el de este capitel, la contraposición de las figuras de Abel y Caín. ¿Qué dice sobre Abel y Caín el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos?

 
“Por la fe, Abel ofreció a Dios sacrificios más excelentes que Caín, y por ellos fue declarado justo, dando Dios testimonio a sus ofrendas; y por ellas habló aun después de muerto.” (Carta a los Hebreos 11, 4)

 ¿Qué representa para San Agustín la figura de Abel?:

"Caín fundó una ciudad en la tierra pero Abel, como extranjero y peregrino anhelaba la ciudad de los santos que está en los cielos" (De Civ. Dei, XV, i).

¿No son estas palabras de San Agustín dedicadas a Abel las mismas palabras con las que se describe en la Carta a los Hebreos la Peregrinatio propter Christum? Tenemos el primer ejemplo de la fe de esta Peregrinatio propter Christum, ¿qué pasará con los otros tres? ¿Se podrán explicar también a través de citas directas del capítulo 11 de esta Carta a los Hebreos?


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3. –Ciclo de Abrahán
Llegamos al tercer capitel historiado, el dedicado en su totalidad al ciclo de Abrahán. En una de sus caras la llamada aparición de Mambré; en la otra, la presencia de la figura de Sara. En el centro, arriba la representación del sacrificio de Isaac y debajo la presencia del equino con el que se produciría el sincretismo celta irlandés de la Coronación del Rey.

¿Qué dice el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos de Abrahán? Le dedica varios versículos. Vayamos por partes.
1.Abrahán realizando la Peregrinatio propter Christum, con claras resonancias de las posteriores ideas de San Agustín acerca de la ciudad de Dios:

 “Por la fe, Abraham, al ser llamado, obedeció y salió hacia la tierra que había de recibir en herencia, pero sin saber adónde iba. Por la fe moró en la tierra de sus promesas como en tierra extraña, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa. Porque esperaba él ciudad asentada sobre firmes cimientos, cuyo arquitecto y constructor sería Dios”. (Carta a los Hebreos 11, 8-10)

2.Abrahán dispuesto a realizar el sacrificio de Isaac:

“Por la fe ofreció Abraham a Isaac cuando fue puesto a prueba, y ofreció a su unigénito, el que había recibido las promesas, y de quién se había dicho: “Por Isaac será nombra da tu descendencia”, pensando que hasta de los muertos podría Dios resucitarle; por donde le recuperó también (para servir) de símbolo en el instante de peligro.” (Carta a los Hebreos 11, 17-19)

Aquí se encuentra la palabra descendencia, semen en el latín de la Vulgata y Siol en gaélico irlandés. ¿Qué pasa con las otras dos caras? Para la explicación de la presencia de Sara en esta iconografía de Alquezar, ni siquiera tenemos que salir de este mismo capítulo y, además, volveremos a leer la palabra descendencia:

 “Por la fe, la misma Sara recibió el Vigor, principio de una descendencia, y esto fuera ya de la edad propicia, por cuanto creyó que era fiel el que se lo había prometido. Y por eso de uno, y éste ya sin vigor para engendrar, nacieron hijos numerosos como las estrellas del cielo y como las arenas incontables que hay en las riberas del mar.” (Carta a los Hebreos, 11, 11-12)

¿Y la última cara, la de la aparición de Mambré? Hay que ir al capítulo 13 de la misma Carta:

“Permanezca entre vosotros la fraternidad; no os olvidéis de la hospitalidad, pues por ella, algunos sin saberlo, hospedaron a ángeles.” (Carta a los Hebreos 13, 1-2)

 En el fondo un buen programa, para fraternidades de canónigos que también acabaron dedicándose a labores hospitalarias y que deben conocer a la perfección la opinión de San Agustín al respecto:

De los tres hombres o ángeles en quienes se cuenta que se apareció el Señor a Abraham junto al encinar de Mambré...Sin embargo, dice expresamente la Escritura que eran ángeles, no sólo en el libro del Génesis, donde se refiere esta historia, sino también San Pablo en su carta a los hebreos, donde, elogiando la hospitalidad, dice: "Que por este motivo algunos, ignorándolo, hospedaron a los ángeles." (De Civ. Dei, XVI, xxix )

Un testimonio que, finalmente, sirve para poner de manifiesto la importancia de este texto de la Carta a los Hebreos y nos acerca a los mensajeros o peregrinos de Dios, los ángeles.


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4. –Ciclo de Noé
En una de las caras, un ángel; la otra y la central ocupadas por el tema del Arca de Noé. ¿Qué dice el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos?

 “Por la fe, Noé, avisado por divina revelación de lo que aún no se veía, movido de temor, fabricó el arca para salvación de su casa; y por aquella misma fe condenó al mundo, haciéndose heredero de la justicia según la fe.” (Carta a los Hebreos 11, 7)

 De nuevo, la Carta a los Hebreos interpreta no sólo la figura de la fe que utiliza el maestro escultor sino también, como en el caso anterior del capitel de Abrahán, justifica la presencia del ángel peregrino.


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5. –Ciclo de San Juan Bautista
Un capitel en el que se representa la iconografía de San Juan Bautista. ¿Dice algo de forma directa el capítulo 11 de esta Carta a los Hebreos de San Juan Bautista? Es cierto que no lo nombra, pero leyéndola su presencia se puede deducir de forma clara:

 “Otros soportaron irrisiones y azotes, aún más, cadenas y cárceles, fueron apresados, tentados, aserrados, murieron al filo de la espada, anduvieron errantes, cubiertos de pieles de ovejas y cabra, necesitados, atribulados, maltratados.” (Carta a los Hebreos, 11, 36-37)

¿No es esta una correcta imagen para San Juan Bautista, el último creyente plenamente del Antiguo Testamento, pues no participó de la Resurrección de Cristo? En definitiva, ese San Juan Bautista, del que el otro Juan en el prólogo a su evangelio escribió:

“Juan da testimonio de Él clamando: Este es de quien os dije: El que viene detrás de mí, porque era primero que yo. Pues de su plenitud recibimos todos gracia sobre gracia. Porque la Ley fue dada por Moisés, la gracia y la verdad vino por Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; Dios unigénito, que está en el seno del Padre, ése le ha dado a conocer.” (San Juan 1, 15-18)

 Palabras que entroncarían con el inicio de la Carta a los Hebreos:

“Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por ministerio de los profetas; últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo.” (Carta a los Hebreos, 1, 1-2)


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6. –Ciclo de la iglesia
Aunque este capitel ha sido interpretado como el de la consagración del templo de Alquezar, creemos que encaja perfectamente en el contexto de la Carta a los Hebreos y que, de hecho, responde a la interpretación teológica de los últimos versículos de este capítulo 11 en los que el redactor teólogo de este taller vería una continuidad natural entre la última figura de la fe, San Juan Bautista, y lo que se le pide a los nuevas figuras de la fe:

 “Fueron apresados, tentados, aserrados, murieron al filo de la espada, anduvieron errantes, cubiertos de pieles de ovejas y cabra, necesitados, atribulados, maltratados; aquellos de quienes no era digno el mundo, perdidos por los desiertos y por los montes, por las cavernas y por las grietas de la tierra. Y todos éstos, con ser recomendables por su fe, no alcanzaron la promesa, porque Dios tenía previsto algo mejor sobre nosotros, para que sin nosotros no llegasen ellos a la perfección”. (Carta a los Hebreos, 11, 37-40)

 ¿Qué es lo que Dios tenía previsto como mejor para nosotros?, se podía preguntar el redactor teológico. Si la pregunta la halló en el capítulo 11, la respuesta la tenía en el capítulo 13 de la misma carta a los Hebreos:

 “Permanezca entre vosotros la fraternidad; no os olvidéis de la hospitalidad, pues por ella, algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Acordaos de los presos como si vosotros estuvierais presos como ellos, y de los que sufren malos tratos, como si estuvierais en su cuerpo.” (Carta a los Hebreos, 13, 1-3)

¿Pueden explicar estos versículos las dos caras iconográficas en las que se pueden resumir las imágenes de este capitel?

 a) La primera, la fraternidad, la comunidad de la abadía de canónigos regulares de San Agustín.
b) La segunda, la actitud que tienen que tomar ante los perseguidos.

 Las dos actitudes de una comunidad de canónigos que tiene que tener muy claro el siguiente programa de una Peregrinatio propter Christum ya en clave cristiana y eclesiástica (Carta a los Hebreos 13, 5-17 ):

1. Sea vuestra vida exenta de avaricia
2. Acordaos de vuestros jefes, que os predicaron la palabra de Dios, y considerando el fin de la vida, imitad su fe
3. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos
4. No os dejéis llevar de doctrinas varias y extrañas
5. Tenemos un altar santificado por la propia sangre de Cristo
6. Además, no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura
7. Por Él ofrezcamos de continuo a Dios sacrificio de alabanza (la Eucaristía); el fruto de los labios que bendicen su nombre (Oficio Divino)
8. No os olvidéis de la beneficencia y de la mutua asistencia
9. Obedeced a vuestros jefes y estadles sujetos que ellos velan sobre vuestras almas (los obispos)

 Ahora es hora de acabar mirando la comunidad de monjes canónigos regulares dejada en las piedras para la posteridad, desde el ostiario, el que tiene las llaves, hasta la más alta dignidad de un sacerdote, revestido como obispo. Una jerarquía que, como recuerda la misma Enciclopedia Católica, tiene su origen en alguien muy conocido de Juan Escoto Eriúgena:

Esta palabra ha sido usada para denotar la totalidad de los poderes de gobierno en la Iglesia, desde los tiempos de Pseudo- Dionysius Aereopagita (siglo VI) quien consagra la expresión en su trabajo, "La Jerarquía Celestial" y "Jerarquía Eclesiástica". De acuerdo con este autor y sus dos comentaristas, Pachymeres y Maximus, la palabra connota el cuidado y control de las cosas santificadas ó sagradas, la sacer principatus.

En la cara de este último capitel de la Colegiata de Alquezar que estamos analizando, aquella cara que no presenta la representación de hombres perseguidos y apresados, hay representados siete figuras eclesiásticas. Como ya hemos señalado, esta parte del capitel se ha interpretado como la que representaba la consagración del templo, con la presencia incluida de San Pedro, pues hay un personaje con una llave. Nuestra interpretación difiere. Siguiendo el modelo de interpretación de la Carta a los Hebreos, creemos que la presencia de siete hombres vestidos con ropas litúrgicas sirven para poner en evidencia que se está hablando, precisamente, de eso, del sacerdocio.

 

 Los siete personajes con ropas litúrgicas representan las siete órdenes en que, históricamente, la iglesia latina o romana ha dividido el ascenso hasta el grado de presbítero o sacerdote, el orden sacerdotal. Estos órdenes se agrupan en dos grupos:

1. Órdenes menores: lector, acolito, exorcista, ostiario
2. Órdenes mayores: subdiácono, diacono, presbítero

¿Qué tal la siguiente descripción para los personajes de este capitel de Alquezar?

1. Lector, con el símbolo del códice o libro en las manos.
2. Ostiario, con el símbolo de la llave, con la que debía abrir y cerrar las puertas del templo. No se necesita la explicación de San Pedro.
3. Exorcista, con el libro de exorcismos en la mano.
4. Acólito, con su símbolo que, en este caso, no sería el de un candelabro con la luz apagada o el de unas vinajeras vacías, sino con un hisopo y su correspondiente acetre.
5. Subdiácono, el personaje, al que tanto por sus símbolos como por la forma de su tonsura, no debieron entender y al que se le practicó una posible mutilación de sus manos. Los atributos tradicionales para esta orden eran un cáliz sin vino y una patena sin hostia. ¿Qué debía llevar en sus manos?
6. Diácono, con los evangelios en la mano; ya que él, al igual que el presbítero, lo puede proclamar en público.
7. Presbítero, revestido con las vestiduras de la más alta dignidad jerárquica a la que cualquier sacerdote puede aspirar, las de obispo.

 ¿En qué voz de autoridad pudo basarse el teólogo redactor de Alquezar para ordenar la creación de este capitel del Orden Sacerdotal? Una vez más, se tiene que leer a Eriúgena:

 “¿Qué diré de los órdenes de la jerarquía de la Iglesia, constituida en esta vida aún mortal? ¿A qué órdenes preside el orden de los obispos? ¿Acaso todo lo que los órdenes inferiores realizan en las funciones que le han sido atribuidas, no se reduce al episcopado, ya que los órdenes inferiores reciben de este orden superior las funciones que deben cumplir? Sin duda alguna, los ministerios simbólicos son distribuidos por el episcopado a cada uno de los órdenes inferiores y, mediante él, la operación espiritual de toda la Iglesia eterna, reenvía a la misma causa –esto es, a Dios- de todas las acciones buenas y místicas.”(Juan Escoto Eriúgena)

 Los misterios simbólicos son distribuidos por el episcopado a cada uno de los órdenes inferiores. Esta cita de Eriúgena es un compendio teórico de la realización plástica de este capitel de la colegiata de Alquezar.

Sin embargo, no todas las coincidencias acaban ahí. ¿Cómo sigue el texto de Eriúgena? Es decir, ¿cuál es la continuidad teológica de esta interpretación de Eriúgena sobre el Orden Sacerdotal?:

Ni la Escritura guarda silencio sobre esto. Pues inmediatamente después de la trasgresión, habla de que la naturaleza humana, que era simple antes del pecado, fue dividida después de la caída en el doble sexo. (Juan Escoto Eriúgena)

 En la continuación natural de la cita sobre el Episcopado, Eriúgena coloca una pequeña reflexión teológica que parece contener la síntesis de tres representaciones plásticas de Alquezar:

1. La cara del capitel del Pecado Original que ha sido interpretada como Dios y las Escrituras: Ni la Escritura guarda silencio sobre esto.
2. El capitel de la Trinidad tricéfala y un solo hombre: la naturaleza humana era simple antes del pecado.
3. La imagen misma del Pecado Original: la naturaleza humana fue dividida después de la caída en el doble sexo.

De nuevo pero a través de las piedras, volveríamos al principio, como si con estas nuevas citas se quisiera cerrar un discurso oral o una homilía, la Carta a los Hebreos.


Alquézar. Alquézar, una nueva propuesta de lectura.

Hasta aquí, este recorrido por la iconografía de Alquezar. Una iconografía románica que esconde una lectura teológica, la de la Carta a los Hebreos a través de un determinado tipo de fe: la Peregrinatio propter Christum. Una exaltación al nuevo tipo de sacerdocio establecido por Jesucristo tal y como recoge la carta. Y una fe de hombres que llegaron de lejos como el mismo maestro cantero escultor se ha encargado de escupir en las piedras. Sin embargo, al menos nos quedan dos últimas preguntas por hacernos:

 1. ¿Por qué las figuras de los clérigos lucen tonsuras diferentes, al menos dos por la manera como están representadas en las piedras?
2. ¿Por qué, perteneciendo al estamento clerical, todos los clérigos, en contra de la tradición hispano-visigótica y de la misma iglesia romana son retratados luciendo barba en la piedra?

 No son preguntas sin sentido. Veamos tres testimonios bibliográficos acerca del uso de la tonsura y de la barba entre el clero:

 1. Según se puede deducir del extracto del artículo del Rvdo. P. Germán Prado, titulado "Historia del Rito Mozárabe" publicado en el Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (1927 jul./dic., primera época, nº 32-33); págs 183-186 : No solo los sacerdotes sino que también los clérigos y cantores de las iglesias llevaban hábitos distintos del seglar, cortándose la barba, como adorno superfluo y consistiendo en esto parte de la tonsura, pues los clérigos europeos se rapan de raíz la barba. Rapar entendido por afeitar como se ven a los obispos de la miniatura del Códice Albeldense de El Monasterio de El Escorial.

2. O como indica la misma enciclopedia católica: Los concilios reglamentaron los peinados de clérigos y monjes. La "Statuta antiqua Ecclesiae" (can. xliv) prohibió que se dejaran crecer el pelo o la barba.

3. Finalmente, como escribe José L. Martín Martín, de la Universidad de Salamanca, en su artículo El clero rural en la Corona de Castilla: La exhibición de la tonsura, rasurado de barba, cabello corto y uniformidad en el vestido constituyen las manifestaciones más claras de condición clerical.

Si tanto según el rito hispano-visigótico como el romano latino, los clérigos (en ningún momento hablamos de órdenes religiosas) debían rasurar su barba, ¿por qué todos los personajes revestidos a la manera clerical de la iconografía de Alquezar lucen barba?

Por eso, este llevar la barba de los clérigos de la Colegiata de Alquezar vendría a convertirse en una especie de triple evidencia:

1. Ya se ha cambiado el rito hispano-visigótico, pues los nuevos clérigos no cumplen la normativa sobre la barba de la iglesia hispano-visigótica.
2. Estos hombres tampoco vendrían directamente de la iglesia romana, donde también regían las prohibiciones de la barba.
3. Vistas así las cosas, ¿de dónde venían?

¿De dónde vinieron estos clérigos de Alquezar que parecen conocer al menos dos formas de tonsura y que son retratados en las piedras con barba, mientras parece que están realizando su Peregrinatio Propter Christum? Las pruebas objetivas apuntan hacia la cultura gaélica irlandesa.


Grupo Ailbe


Imágenes adicionales:

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Leominster Priory Church

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TOPOGRAPHIA HIBERNIAE. Giraldus Cambrensis



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