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Marzo 2010 "El Purgatorio"

El Purgatorio

Con frecuencia encontramos en el románico conceptos e iconografías que o no comprendemos o interpretamos, quizás, con mentalidad que no coincide con aquella con la que se materializaron los soportes que alojaron tal simbolismo.

 


Los ochocientos/novecientos años transcurridos dieron lugar a intervenciones posteriores que adaptaron o modificaron lo realizado. En otros casos, los cambios en la cultura, la aparición de nuevos dogmas y la unificación de las fuentes y de su lectura lo que adaptaron o modificaron fueron las mentes de los lectores de aquellas imágenes. Trento es, quizás, el más importante evento transcurrido en ese interregno temporal a estos efectos.
Entre otras cosas, Trento introduce de manera clara y definitiva la existencia del purgatorio en nuestro catecismo, en nuestras mentes.
 


Aunque aludido indirectamente en diferentes ocasiones, se considera el siguiente texto como la ocasión en que más claramente se define el Purgatorio en el Antiguo Testamento:

(Después de la batalla…) Judas reunió su ejército y lo llevó a Odolan. El día séptimo se purificaron, según la costumbre, y celebraron la solemnidad del sábado. Al día siguiente, porque ya urgía, los hombres de Judas fueron a recoger los cuerpos de los muertos y darles sepultura con los suyos, en el sepulcro de sus padres. Bajo la túnica de cada uno de los muertos encontraron objetos consagrados a los ídolos de Yamnia, prohibidos por la ley a los judíos. Entonces todos comprendieron que habían muerto por esto. Todos a una bendijeron al Señor, justo juez, que descubre las cosas ocultas. Y oraron al Señor pidiendo que aquel pecado les fuera plenamente perdonado. Judas exhortó a sus tropas a conservarse sin culpa, pues habían visto lo que había sucedido por el pecado de aquellos que habían muerto. Hizo una colecta soldado por soldado y reunió hasta dos mil dracmas de plata, que envió a Jerusalén para que ofrecieran un sacrificio por el pecado; acción elevada y noble, inspirada en el pensamiento de la resurrección puesto que si él no hubiera esperado que aquellos muertos habían de resucitar, vano y superfluo hubiera sido orar por ellos. Pero creyendo firmemente que está reservada una gran recompensa a los que mueren piadosamente, idea santa y piadosa, por eso ofreció el sacrificio por los difuntos, para que Dios les perdonase sus pecados.
(2 Macabeos 38 a 46)

El texto, que para muchos no católicos es considerado apócrifo, establece claramente la posibilidad de ser redimido de algunos pecados después de la muerte y define una práctica, vía donativos a la Iglesia, para alcanzar tal perdón. Una práctica que, como sabemos, iba a ser ampliamente definida y practicada.

Esta redención de los pecados menores, y la no redención de los mayores, después de muerto se expresa en la cita en la que la alusión al Purgatorio es más clara en el Nuevo Testamento configurado en Trento:

“Por eso os digo: A los hombres se les perdonarán todo su pecados y blasfemias, pero la blasfemia contra el Espíritu no se les perdonará. Al que hable contra el hijo del hombre se le perdonará, pero al que hable contra el Espíritu Santo no se le perdonará ni en esta vida ni en la otra. “ (Mateo 12, 31-32)

Se está así expresando, sin mencionar el término “purgatorio”, la posibilidad de ser redimido y, por tanto, antes del Juicio Final, de lo que se desprende que la duración de la estancia en el purgatorio es una duración finita.
En algunos otros lugares neotestamentarios pueden encontrarse referencias más remotas al concepto del purgatorio de la misma naturaleza que hicieron Gregorio Magno, San Juan Crisóstomo y otros Padres de la Iglesia como San Agustín.

El purgatorio deviene así sin mayor incidencia, casi oculto por la Teología del Terror representada por la balanza que pesa las almas, psicostasis, dejando sólo en términos vulgares la alternativa abierta para buenos y malos, cielo o infierno, blanco o negro, con la sola excepción del caso irlandés y su historiado purgatorio de San Patricio, cuya presencia no altera el contenido de lo aquí indicado.

Para Jacques Le Goff, autor de la espléndida obra “La naissance du Purgatoire”. Paris.Gallimard.1981, el purgatorio surge en la segunda mitad del siglo XII, y es, efectivamente, en 1170-1180 cuando Pietro Comestore utiliza por primera vez el término. Para Le Goff la introducción del purgatorio presupone y comporta una modificación sustancial del esquema espacio-temporal del imaginario cristiano.
En 1200, el Papa Inocencio III define tres tipos de Iglesia: La Triunfante (celestial), la Militante (terrenal) y la que espera (en el purgatorio). A pesar de estas definiciones, queda claro desde el primer momento que el purgatorio representa un estado, pero no un lugar, lo que quedará fijado definitivamente en Trento.
San Bernardo es considerado el padre putativo del purgatorio, su defensa del mismo, en parte relacionado con su rechazo de la idea de la Inmaculada Concepción, va acompañada de escritos que finalmente resultan realizados por un pseudobernardo. De ahí el calificativo.

En los años 1239 y 1274 se celebran respectivamente los Concilios de Florencia y segundo de Lyon, que tratan el tema y de los que se deriva la siguiente afirmación: “Las almas que partieron de este mundo en caridad con Dios, con verdadero arrepentimiento de sus pecados, antes de haber satisfecho con verdaderos frutos de penitencia por sus pecados de obra y omisión, son purificadas después de la muerte con las penas del purgatorio”.

De ahí a Trento, pasando por Dante, y de Trento hasta hoy.

Iconográficamente el purgatorio ha recibido un tratamiento acorde en su evolución con la del concepto y en su frecuencia con la subordinación a la Teología del Terror, con excepciones relacionadas con ideas cuya representación es más frecuente y diacrónica respecto a la evolución de la notoriedad del concepto.

Le Goff ve al purgatorio representado en la portada de Conques, precisamente en la imagen en que los nimbos de Dios y de la Santa se tocan como si se estuviese aceptando la intercesión de Santa Fé en la salvación de los pecadores.

El mensaje incluido en la representación del infierno en el famoso pantaculo del Beato de Silos por el que se transmite la idea de cambios de calor al frio y del frio al calor es también asociado a la idea del purgatorio por estudiosos como Yarza.

Algunos estudiosos, como Rodríguez Barral, coinciden en asociar la idea del purgatorio con la escena del rico Epulón enviado al infierno sin remisión, y el mendigo Lázaro, que según los textos, no obstante, es enviado al Seno de Abraham, siendo éste un concepto diferente.

El pan y el agua con el que Habacuc suaviza la estancia de Daniel en el foso de los leones es también considerado ocasionalmente como una referencia al purgatorio.

Se considera también una representación del purgatorio las representaciones de aves que no pueden elevar su vuelo al cielo porque sus patas están atrapadas por lianas, de frecuente aparición en las iglesias románicas castellanas.

El Grupo Ailbe de Investigación del Círculo Románico interpretó como referente al purgatorio una de las escenas del inframundo reflejada en la pila bautismal de Guardo (Palencia), como se indica en el artículo “El pórtico en la vida del espíritu” publicado en esta web.

Y finalmente, más cercano al purgatorio que a otros conceptos podría considerarse también como alusión al purgatorio al elemento andrófago bueno que en contenido apotropaico devora las almas para purificarlas del pecado, destacando así el efecto de la Redención también en alusión a las almas en el purgatorio. Son los leones andrófagos que encontramos en lugares diversos, como por ejemplo en Artáiz y en San Martín de Elines.

El concepto del purgatorio estaba definido desde el Antiguo Testamento, aunque en nuestro románico, por diversas razones, su presencia fuese menos notoria.Cosas de la vida…

Sorprende por ello, pero no se discute por su excepcionalidad, originalidad, época y contenido global en relación al peregrino, la nueva lectura de las arquivoltas del arco meridional del Pórtico de La Gloria realizada por quienes superando la interpretación tradicional del Juicio Final, ven en ellas la representación del Purgatorio.


 




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