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El Óculo de San Juan de Puerta Nueva en Zamora

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Óculo de San Juan de Puerta Nueva

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San Juan. Fachada Sur.

EL ÓCULO DE SAN JUAN DE PUERTA NUEVA, EN ZAMORA

 

Se adjunta una detallada foto del óculo ubicado en la fachada meridional de la iglesia de San Juan de Zamora, con la recomendación de su calmada contemplación. Es una más de las apabullantes señales de identidad del románico zamorano, del primitivo y del tardío como en este caso, y es símbolo de la ciudad. El lector que desee profundizar en este interesante mundo del simbolismo del románico zamorano, podrá, además, encontrar abundante material en el Banco de Fotos.

El óculo zamorano adjunto es tardío, es una evolución del crismón y puede ser leido en clave Eriúgena, como lo pueden ser otros motivos de la ciudad, pero aunque efectivamente el óculo puede leerse en clave emanatista también tiene otras lecturas. Para tranquilidad del lector se informa que esta exposición se basa en Guenon y en Burckhart, traidos a colación por Carlos Domínguez Herrero en su excelente obra sobre el románico zamorano que con el registro 413 forma parte de la Bibloteca del Círculo Románico y que ocasionalmente se cita.

Procede comenzar el análisis exponiendo que el óculo de San Juan de Puerta Nueva al que nos referimos, al igual que ocurrió con el “Green Man” de Bercedo (Bu), ha permanecido tapiado durante siglos hasta que en 1.957 fue redescubierto en unas obras de restauración. Víctima de la censura permanece completo desde su elaboración y ello porque quizás con su simbolismo espiritual contribuyó en su momento a paliar/censurar/corregir el efecto del simbolismo materialista de la iglesia de La Magdalena (iglesia susceptible incluso de reflejar simbolismos cátaros que podrían ser consecuencia del importante foco cátaro de León).


Interpretaciones. El Óculo de San Juan de Puerta Nueva en Zamora

Lectura orientalizante

Puesto que no existe un manual descriptivo de lo realizado, debemos analizar las diversas interpretaciones posibles, y una de ellas es la correspondiente a la influencia de las concepciones del lejano oriente, el grado de abstracción del óculo lo permite y la historia también.
Manuel Gómez Moreno afirmaba que el Maestro de la catedral recibió las enseñanzas del Oriente por vía de las Cruzadas o del arte sículo-normando. No son pocas las muestras de influjos orientales en Zamora, incluyendo el arte sirio, además del bizantino, por supuesto. Las razones de tanta influencia tienen una doble justificación que se complementa: De una parte Zamora en el siglo XII tiene un poder de cualquier índole único en su entorno. La influencia de las Urracas se ha dejado sentir y ha sido ocasionalmente capital del reino de León, lo que ha conllevado su elevación de rango eclesiástico y un fuerte desarrollo urbanístico, es como un oasis en medio del páramo, una buena plaza fuerte en la que se llegan a levantar hasta 22 iglesias románicas, de un románico aislado más próximo a Coimbra y Galicia que a otros lugares.
Y en ese status de soledad en el que no caben ni Salamanca ni Ávila, y en el que Béjar es distante y más humilde, con una influencia leonesa casi nula pues la misma apenas llega a Benavente y Tera, por no hablar de la casi nula presencia románica en Valladolid, un status de fortaleza que sólo dura un siglo a partir del cual la repoblación y desarrollo de las capitales del sur hacen de ella un volver al ostracismo, en ese status de soledad, digo, se convierte en punto neurálgico del Camino Mozárabe a Santiago, del Camino paralelo a la mal llamada Vía de la Plata, un Camino Mozárabe que se trifurca a partir de Zamora, que hace reflejar en Zamora no sólo esas definiciones mozárabes, sino también islámicas y orientales traidas por el Islam.

En ese sentido, Guenon nos recuerda que la rueda de ocho radios asociada al loto con igual número de pétalos pertenece a la larga tradición oriental. Que el círculo o disco perforado unido a la idea del centro sintetiza lo más antiguo del arte chino, expresando el cielo o el cosmos, mientras el vacío central alude a la esencia única y trascendente. Pero también, la doble rueda exterior e interior equivale para el hinduismo al eje del carro y al pilar central, representando una al cielo y otra a la tierra. La presencia de las rosáceas en el pórtico adjunto, como en Moissac, equiparables al loto de la religión y arte hindúes sólo vienen a reforzar y ensalzar lo antedicho. El óculo comentado puede tener también un contenido oriental, según los autores citados, por su simbolismo cíclico, que supone la alternancia del ying y del yang en relación al signo astrológico de cáncer, que para el hinduismo se relaciona con la esvática o la espiral significados por la doble rueda, el círculo interno y el externo, expresión de los dos hemisferios o "mitades de huevo del mundo".
Por otra parte, la figura de la cruz unida a la idea de centro, en clave oriental nos depara el equilibrio perfecto representado por el centro de la rueda cósmica, "principio de todos los génesis" es el botón central, o como sostenía Chuang Tzu, "centro inmóvil de una circunferencia sobre la que se mueven las contingencias, las distinciones y las individualidades".
(Guenon y Burckhardt, citados por Carlos Domínguez).


Escrito por Biblia:

..No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Yaveh cualquiera que hace estas cosas...

Esta cita extraída del Deuteronomio 18:10-12, precede en una web mística a esa imagen mostrada de la Rueda de la Vida y sus aplicaciones prácticas al horóscopo desde la perspectiva del Hinduísmo.
 


Interpretaciones. El Óculo de San Juan de Puerta Nueva en Zamora

La influencia islámica

Empecemos por la historia, una historia paralela al resto de la península en la que el caracter dominante es la de frontera entre dos culturas. Zamora vive este hecho quizás con un mayor peso, no sólo por lo que de alejamiento tiene el caracter fronterizo, sino también por lo que de acercamiento tiene la Vía de La Plata en lo comercial y el Camino Mozárabe en lo espiritual.
Si a ello añadimos que su primera documentación urbana la define como asentamiento de bereberes y que tras las raffias de Almanzor se queda una población musulmana, así como el asentamiento de un importante grupo mozárabe, nos encontramos con una villa predispuesta a aceptar, entre otros, el influjo cultural/artístico de lo árabe. Zamora se acerca a lo árabe, a lo islámico, hasta por su participación en la liberación de Almería (por no ir más lejos).
La influencia de lo árabe llega al extremo de actuar, como dice G. Ramos de Castro, en la estructura del Puente Nuevo, "cuyos trabajos habrían sido dirigidos por alarifes árabes".


Interpretaciones. El Óculo de San Juan de Puerta Nueva en Zamora

Pero, sin menoscabo de otras influencias noroccidentales, quizás la mayor influencia árabe se de en lo que no se ve, es decir, en el caracter anicónico del románico zamorano evidenciado no ya en la no utilización icónica de los tímpanos, o en la ausencia del bestiario, sino también en los canecillos de "rollos" (S. isidoro, p.e.), y sobre todo en el almohadillado y lóbulos de algunas portadas, que Ramos de Castro asocia con lo sirio (Sto. Tomé, puerta sur de la Catedral, S. Ildefonso, Sta. Ma. de la Horta y hastial de Santiago del Burgo)


Así las cosas nuestro óculo no podía permanecer ausente de lo islámico.´Por sí mismo, en lo alto, expresa el sentido atribuido a la esfera luminosa por los místicos musulmanes. Sus formas flamígeras y el borde sinuoso evocan las ondas concéntricas que el esoterismo islámico consideraba reflejo de las "dos fases de concentración y expansión a partir de la vibración inicial" en palabras de Guenon. Según Burckhardt refiriéndose a algunas escuelas religiosas del islam el punto central de la cruz, por asociación a la svastica, equivale a la estación divina, al punto donde reinan el equilibrio y la armonía. En conexión con las rosáceas inferiores el botón central equivale al Uno, esencia y sustancia de la divinidad en el arte islámico.

Y para no alargarlo, solo añadir que en el conjunto óculo asociado a la portada inferior pueden leerse contenidos asociados a lo manifestado por Ibn Masarra en el siglo X, por Ibn al Sid de Badajoz un siglo después y por Avicebrón.


Interpretaciones. El Óculo de San Juan de Puerta Nueva en Zamora

Lectura celta

La cuestión está en que el óculo-rosetón (la incorporación del término rosetón para el caso por un lado afianza la simpleza de lo ocular, pero por el otro contradice al vincular el concepto rosetón con el gótico cuando en el románico zamorano no hay transición, o hay románico o hay gótico, pero no transición) tiene también una lectura celta.

Y no es extraño que lo tenga, porque el predominio anicónico, el testero rectangular, la techumbre de madera, la sólida construcción casi defensiva,..etc enmarcan, con sus correspondientes diferencias, al románico zamorano en el románico del noroeste, entendiendo por tal el desarrollado en especial en Galicia y Portugal y que según los estudiosos es un arte abstracto y arcaizante.

En el caso específico, la fachada de esta iglesia permite ver sus connotaciones astrológicas, quizás expresando un simbolismo solsticial, y en esta linea no es dificil tampoco asociar el óculo al contenido de calendarios celtas que dividían el año en ocho "meses". En el cristianismo las fiestas solsticiales de Jano pasaron a ser las de los dos Juan, la del Bautista en el solsticio de verano y la del Evangelista en el de invierno, aquella con un sentido descendente y esta con otro ascendente, por lo que esta puerta de San Juan cabe ser considerada como umbral y escala de luz, cuyo tránsito equivale para el creyente a una purifiación o bautismo simbólico (Bayard).

Y la verdad es que la referencia de esa especial "terminología" la podemos encontrar en multitud de calendarios celtas, como este de la imagen. Se trata de una imagen moderna, pero no por ello deja de manifiestar que aún perdura el sustrato céltico en las sociedades actuales


Interpretaciones. El Óculo de San Juan de Puerta Nueva en Zamora

Lo esotérico y lo cabalístico

Al hablar de la iglesia de San Juan de Puerta Nueva de Zamora, hay que situarse en su edificación postrera del conjunto zamorano y desde luego posterior a la Magdalena a la que parece dar respuesta en función del contenido materialista y cabalista de ésta.

Aunque en el desarrollo que aquí hacemos el óculo tiene un protagonismo, hay que decir que el óculo sin la portada, incluyendo en ella el mensaje de las dos columnas con fuste especial, no se alcanza a comprender plenamente. Quizás fuese oportuno, aquí, la nueva contemplación de las fotos de ambas iglesias que se incluyen en el Banco de Fotos.

Empezando por lo del grial, Guenon es el que dice que el óculo es una metáfora de la divinidad, que su círculo interior y la esvástica - simbolismo éter/rosa - remiten a un pensamiento muy elaborado no lejano al modelo apocalíptico en el que la cruz y el quinto esencial recuerdan la nueva Jerusalem, libre de adherencias terrenales y centro mismo del ser. De ahí que C. Domínguez considere que tal óculo pudiera enlazarse con la mitología griálica a través del simbolismo de la flor: loto/rosa, y el del líquido primordial sugerido por las incisiones de la esvástica, lo que unido a la imagen de la cruz, evoque la sangre de Cristo, lo que posibilita la resurrección a semejanza del bautismo. Por supuesto, sobre este símil cabe también la lectura emanatista en la que Dios constituye la fuente de la que emana la voluntad para distribuirse, como el sol mediante sus rayos, en infinitas emanaciones, pero dejémoslo ahí.

Nuevos sincretismos aparecen al rememorar de nuevo a Guenon en su consideración sobre Bale cuyos elementos, idénticos a los de nuestro óculo asocia con el bautismo y apocalipsis en versión cristiana, y aquel sentido solsticial , ascenso-descenso, remite al símbolo astrológico de Cáncer, que, en clara analogía con el líquido primordial respresentado como mencionado en los brazos de la esvastica, corresponde al "fondo de las aguas", a un magma cálido y vivificante o especie de "medio embriogénico". Ese líquido contiene las semillas del mundo manifestado, unas semillas que en el orden macrocósmico corresponden al huevo del mundo y en el microcósmico al prototipo formal de la individualidad equiparable aquí al botón central del óculo-rosetón: germen semidesarrollado en estado sutil, modelo ideal y de ningún modo embrión corpóreo, como de nuevo vuelve a indicar Guenon.

En sentido gnóstico, en este caso mediante análisis de Menéndez Pelayo, el fondo anicónico y desmaterializado de la obra, pudiera recordar el Christos, eón y cuerpo celeste diferenciado del hombre Jesús, a quien Dios habría comunicado el neuma.

A caballo entre el gnosticismo y la Cábala (alquimia), con el apoyo de Bayard y también de Guenon, el botón central de la esvástica es asimilable a la unidad, que en relación con la luz, está llamado a irradiarse en todas las direcciones por medio de canales por los que se esparcen los influjos del principio divino a los seres manifestados, de un modo no muy diferente a como lo hacen los capullos en el borde del óculo. Ese punto es sólo comprensible desde el "Palacio interior": simbolismo de la puerta y el templo, equivalente al "eter hecho palpable por la concentración", "punto de partida de toda diferenciación".


El lector entendido en temas templarios habrá atisbado ya alguna vinculación con el tema del sincretismo solar y del simbolismo solsticial de Jano, a los que Bayard asocia también con el Temple, una orden militar de la que no se conoce relación con esta iglesia. Pero que no se conozca esta relación no significa que en las iglesias templarias de Ferreira y Ourada y la gallega de San Mamed de Moldes (válgame Dios...), no exista este tipo de cruz. La esvástica central coincide con la cruz de ocho puntas y la esvástica con los lazos al extremo de los radios parece un desarrollo, originalísimo, de la cruz de brazos iguales con pétalos naciendo de sus ángulos, lo que remite al complejo simbolismo del cáliz y la rosa.


Interpretaciones. El Óculo de San Juan de Puerta Nueva en Zamora

Matemática divina

No podía faltar el simbolismo numérico al analizar el óculo y nada mejor que el trabajo de C. Díaz para ilustrarlo. Está basado en la numerología, en las leyes primitivas de los números en expresión de Bayard. Es la matemática sagrada, en expresión de E.Male, defensor de la aritmología quien expone que el número es capaz de penetrar los arcanos del universo, en tanto posee una armonía misteriosa y una fuerza secreta; Guenon no es ajeno a su consideración y será Beigbeder quien afirme que el románico se embriaga con los números como el gótico dominado por la escolástica tenderá a abusar de la simetría.
La comprensión de esta matemática en su plenitud en esta portada nos lleva a considerar simultáneamente el óculo-rosetón, cuya fuerza numérica sustituye al compacto Pantócrator, con las arquivoltas, de amplio contenido numérico.

La lectura se inicia por el óculo y su primer número el Uno del botón central que no requiere de mayor comentario por su general comprensión. Junto al Uno tenemos el Cuatro, número base del diagrama tetrádico evidenciado en el número de brazos de la esvástica enmarcada en el círculo inferior. El cuatro es el punto de partida e las divisiones del orden cuaternario, como indicado por Sebastián López en su obra, y simboliza lo terreno, subordinado al círculo y a la perfección de lo celeste. Pero el número clave del óculo es el ocho, al que ya nos hemos referido, es la rosa de los vientos, pero también, tanto para el Erígena como para S. Agustín, es el nacimiento a la vida del espíritu, tras el siete es la vuelta a la unidad, a la plenitud del Ser una vez consumada la creación y es también, para Male, el límite a la vida del hombre, anuncia la salvación junto a la inmortalidad del alma. Asociado a la rueda y a la unidad de nuestro óculo expresa el equilibrio cósmico.

Las arquivoltas no son menos. Podemos pensar que el artista ha enlazado el rosetón y las arquivoltas con el número ocho, que en éstas es el número de pétalos de cada rosácea que envuelven en forma simétrica el botón central que es el Uno.
Las rosáceas de la arquivolta superior son 32, en dos planos iguales, y las de la inferior son 22, dispuestas de la misma forma. 3 + 2 + 2 + 2 = 9, el símbolo de las musas en expresión de Male, una humana y ocho divinas, armonía en el espacio-signo del mundo a que equivalen las arquivoltas. Idéntico número al que se obtiene sumando las rosáceas de cada banda 1 + 6 + 1+ 1 = 9.
Pero las rosáceas en total son 54, 5 + 4 = 9, de ellas 32 corresponden a la arquivolta superior 3 + 2 = 5 representante del hombre microcósmico según Beigbeder. El 9 no está sólo, va acompañado del botón de la cruz ocular, aquí en papel de germen, esencia y principio divino y en su total 9 + 1 nos encontramos con el denario, símbolo de perfección y eternidad.

Para nuestra sorpresa, todavía hay más, el motivo floral de las arquivoltas contiene la "tetraktys" pitagórica, formula que hace suya el esoterismo medieval. El número de pétalos en total 54 x 8 = 432 nos vuelve a remitir al 9 y por extensión al denario. Pero ese 4 + 3 + 2 + 1 que enlaza óculo y portada en doble dirección y que conforma la "tetraktys" termina de dar contenido al pórtico simbolizando un movimiento emanatista de doble dirección, un movimiento que comienza por la diseminación del Ser, originalmente en estado germinal, y que retorna a la unidad después de todas sus individualizaciones. Y va Guenon y lo remata: el círculo dividido en cuatro partes, relación denario/caternario, cuya forma dinámica es la cruz rotatoria, esvástica, gira para dar lugar a la circunferencia como signo del denario.

Pero no acaba aquí la cosa, dentro de las arquivoltas hay una pequeña hilera de 25 pequeñas estrellas de 4 puntas. Unas estrellas iguales a las de la puerta de las Vírgenes del Claustro de Silos que, para algunos evocan la plenitud de los tiempos. Pues bien, ciñéndonos a la iglesia zamorana, 25 x4 = 100 nos remite al Uno, 25 es número circular (5 x 5) que para Lubac sugiere totalidad y perfección, y 2 + 5 = 7 con lo que el cantero pudo aludir a la creación en su momento de plenitud.
El tema floral del arco inferior remite a la cristología y también en clave dualista al tema trinitario (11 x 3).
Finalmente, las doce columnas distribuidas en grupos de tres nos hablan de 3 x 4 mezclando la alusión trinitaria con la materialidad del 4. Como sugiere Male, doce es el número de una materia penetrada por el espíritu, desprovista de sustancia corporal y capaz de elevarse a las cumbres celestes.


El Eriúgena


Las cuatro aspas de la cruz patada en el centro dejan cuatro espacios vacíos por donde entra la luz. ¿Pueden ser estos cuatro espacios vacíos el símbolo de las cuatro divisiones de la Naturaleza propuestas por Eurígena? A partir de aquí, el resto de las implicaciones de la figura geométrica. Además, de nuevo, Eurígena y la teología de la luz, nunca mejor dicho.

¿Conocerían los diferentes movimientos simbolistas espirituales medievales, como sería el caso de los cátaros, cabalistas, alquimistas o sufíes, la obra de Escoto Erigena?

O, dicho de otra manera, ¿pueden compartir símbolos todos estos movimientos con la filosofía-teológica de Eurígena? Si es así, ¿los símbolos esotéricos de algunos de estos movimientos espirituales simbolistas medievales son anteriores a los contenidos de la filosofía-teológica de Eurígena o, por el contrario, la línea de transmisión de las ideas circula al revés, es decir, de Erigena (que no deja de ser más que un trasmisor de ideas neoplatónicas) a los simbolistas?

1.Sobre Erigena, los cátaros, la cábala y la Iglesia

Las copias de los escritos de Escoto Erigena circularon en las ciudades donde surgen los primeros círculos cabalistas. Recordemos que muchos cátaros se habían servido de éstas para articular sus doctrinas. Honorio III, después de una disputa de más de quince años acerca de la ortodoxia de las obras del escocés (sic), ordenó en 1125 que se quemaran todos los escritos del filósofo que se encontraran en Francia...

La platonización de la cábala fue hecha por hombres donde dominaba una tendencia más especulativa que hermenéutica y llegó a su apogeo en la obra de Azriel de Gerona (1160-1238). La mayor parte de su terminología corresponde a una traducción hebrea de los conceptos del De divisione Naturae de Escoto Erigena...

La cábala entra en la escena occidental a fines del siglo XII en Provenza, específicamente en la región del Languedoc. Desde allí es transportada en el primer cuarto del siglo XIII a Aragón y Castilla, donde tendría lugar su difusión y su desarrollo clásico, extendiéndose más tarde incluso a las regiones dominadas por el Islam.


CLARO, A. La Inquisición y la Cábala, un capítulo de la Diferencia entre Metafísica y Exilio. Lom Ediciones, 1996. Extractos pp. 58, 59 y 63.

Avancemos un poco más.


2.Sobre Erigena y los alquimistas:

Según Juan Escoto Erigena, el mundo puede ser considerado como eternamente creado en las Ideas de Dios; ahora bien, las Ideas empiezan a existir en ellas, es decir, que la naturaleza divina crea en las Ideas: “Sea cual fuese el grado en el que se la considere, la producción de los seres por Dios no pasa de ser una teofanía. Para Dios, crear es revelarse. De donde resulta que, como la creación es revelación, la revelación es creación. Por ello llega a decir Escoto Erigena que Dios se crea a Sí mismo al crear a los seres”. Tres siglos más tarde, Hugo de San Víctor denomina archetypus mundus al modelo del universo en el Espíritu de Dios a partir del cual el mundo sensible ha sido creado. Esta misma idea es compartida por algunos alquimistas, quienes no sólo consideran al unus mundus como un proyecto del universo preexistente en el Espíritu de Dios, sino que lo identificaban a la piedra filosofal.

BONELL, C. La divina proporción: las formas geométricas, ed. UPC, 1999, p. 68.

3.Sobre Erígena y los movimientos simbolistas islámicos medievales, el sufismo:

¿Quién puede dudar del aspecto rigurosamente conceptual de Ibn 'Arabi (1165-1240)? Su metafísica es neoplatónica, emparentándose tanto con los grandes neoplatónicos griegos (Plotino, Proclo) como cristianos (Pseudo Dionisio, Escoto Erígena), y prueba de este trasfondo platonizante de Ibn 'Arabi es el que sea llamado «el hijo de Platón». El paso de lo Uno a lo Múltiple en cuanto que autodeterminación de la misma unidad es un tema abordado con un tratamiento típicamente neoplatónico.
PACHECO J. A. Silsila y la fenomenología en Ibn’ Arabi.

Lo que se denomina el Primer Ser es entonces en realidad el Primer hecho-ser. La segunda interpretación es la de los ishraqíyún de Sohravardi y de la escuela de Ibn ' Arabi. El Uno transcendental y el Ser transcendental se encuentran recíprocamente en el concepto mismo de Luz de Luces, origen de los orígenes, etc. Pero en uno y en otro caso la procesión del ser es esencialmente teofanía. Es la idea que se encuentra en Occidente en Juan Scoto Erígena. Es exactamente también la de Ibn ' Arabi. Por desgracia, nunca se han comparado.
CORBIN, H. La paradoja del monoteísmo, Ed. Losada.



Con estas dos pinceladas se ha pretendido exponer cómo las ideas de Escoto Erigena podían ser conocidas tanto por el pensamiento ortodoxo de la iglesia, que las condena definitivamente en 1225, como por movimientos de espiritualidad simbólica, tanto cristianos, como judíos, o musulmanes.

Sin embargo, esta cadena de transmisión de las ideas parece clara: a través de Escoto Erigena, el neoplatonismo pasará a otros pensamientos. Tal vez, por eso y por poner un solo ejemplo, en lugares como Sangüesa, se produjese la depuración de una iconografía que estaba esculpida en clave de la filosofía-teológica de Escoto Erigena.

Si movimientos de espiritualidad simbólica vieron en la filosofía-teológica de Erigena material de pensamiento suficiente para crear sus propios símbolos, ¿lo pudieron hacer también cristianos interesados en reformar desde dentro la espiritualidad de la propia Iglesia?

 Sólo era un intento de síntesis, de cómo pensamientos simbólicos posteriores (s.XII y XIII) beben en las fuentes de su pensamiento (s.IX).


Interpretaciones. El Óculo de San Juan de Puerta Nueva en Zamora

La luz

La luz es el objetivo final que ha de pasar a través de esta pétrea rueda.

Si durante el amanecer el protagonismo le es cedido al ábside, la luz -habitualmente de poniente- traza su declinación lineal incidiendo diréctamente sobre el ara, tras atravesar diametralmente la oscuridad de la nave. Será una luz cálida, de aspecto rojizo o naranja en las tardes de verano; si el templo estuviere orientado, además, la tarde de la consagración, el aro solar llenaría durante unos momentos el aspecto interior del óculo y como un caleidoscopio, el punto central -si estuviera "calado"- proyectaría una minúscula imagen contra la pared central del ábside, en este caso una Cruz.

Al iniciar las consideraciones sobre el Eriúgena se hablaba de la luz que pasaba a través del óculo. Hoy descubrimos un juego de luces insospechado. Pero estaba ahí, en la Creación y en la PostCreación el Uno, el centro de la rueda ocular en que ha derivado el crismón, es La Luz del Mundo, como Él mismo nos recuerda.


En todo caso, sintetizando lo expuesto por Carlos Domínguez en su obra citada y coincidiendo con ello: el Erigena trata la Creación, y lo hace en términos abstractos en oposición al desarrollo lógico tradicional. La Creación es para Erígena el resultado de la emanación de flujos divinos que luego regresan al Ente creador, algo así como para fundirse con Él. En nuestro óculo-rosetón en el que la emanación fluye desde el Centro a través de los canales de la cruz en aspa la misma trasciende hasta el nivel inferior donde se encuentran las arquivoltas y las rosáceas formando de nuevo ambos elementos de la fachada un conjunto único e indivisible para su comprensión.
El botón central del óculo es la primera forma de la creación, lo que crea y no es creado, y la cruz circundante es la segunda, lo que es creado y crea. Obviamente, la lectura puede ser más amplia, pero desarrollarla no es ahora el objetivo. Esa emanación llega a las arquivoltas, al microcosmos, donde las rosáceas individuales, no sólo alusivas al hombre expresan lo creado que no crea, tercer nivel de la creación y faltaría por determinar el cuarto nivel referido a lo no creado y que no crea, concepto a lo que probablemente puede asociarse cualquier otro elemento del conjunto.
Lo importante es que el Erígena está ahí, en San Juan de Puerta Nueva de Zamora, como lo está en la próxima iglesia de La Magdalena.



¿Una lectura o varias?

De alguna manera, a través de las diferentes lecturas propuestas hay unas constantes que se aderezan de una u otra forma según el criterio. La principal parece ser la identificación del botón central del óculo con el concepto de los Sobrenatural, del Uno, de lo Divino. Un botón que para el profano/turista probablemente pasa desapercibido al contemplar el conjunto. Otra conclusión de apreciación casi unánime es la visión de conjunto, es decir, para la comprensión simbólica es preciso contemplar óculo en su relación con portada y en ello apreciar el papel desarrollado por los distintos componentes de la rueda, papel que cambia ý componentes cuya valoración difiere en función de su lectura. Probablemente todas las lecturas valen porque a diferencia de lo ocurrente, por ejemplo, en el pantócrator de Taüll aquí la mirada, menos sobrecogedora, es la del individuo. El individuo lee y en su comprensión proyecta. Y claro, en su lectura, FUNDAMENTALMENTE, interviene la psiques del sujeto y su configuración cultural.


Finalmente, habría que preguntarse también si ese simbolismo de diferentes lecturas expuestas no provocó también alguna confusión en los mismos censores que prefirieron tapar el óculo antes que destruirlo, destrucción que no tuvieron ningún reparo en acometer en el paño de la Virgen en la puerta del Obispo de la Catedral, donde el Niño tiene la cabeza amputada, la paloma está degollada y el personaje cuya cabeza sobresale ha sido tan machacado como hasta para no reconocerle.



Lo que está muy claro es que hay que ver el románico con otros ojos, disfrutando del conjunto a la vez que dejándose sorprender, como mirando con los ojos de un niño ante estos magníficos regalos de reyes que nos hacen los siglos.

Andrei Tarkovski, director de cine, actor y escritor ruso, afirmaba:

Una suerte poder opinar y construir algo que signifique alguna cosa para alguien. Lo bello queda oculto a los ojos de aquellos que no buscan la verdad. Precisamente el vacío interior de quien percibe el arte y lo juzga sin estar dispuesto a reflexionar sobre el sentido y la finalidad de la existencia de éste, ese vacío seduce más de la cuenta y lleva a una fórmula vulgar y simplista, al "¡No gusta!" o "!No interesa¡", el argumento de quien ha nacido ciego y pretende describir el arcoiris.

 

Grupo Ailbe

Enero 2.008

Artículo basado en el desarrollo del tema en el Foro del Círculo Románico


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