"Las visiones trinitarias de Joaquín de Fione y sus discípulos, habrían de tener un fuerte atractivo más allá de los estrictos límites del Medievo. Se reproducirán en las conmociones sociales y religiosas que acompañarán a la Reforma protestante. Algunas tradiciones que ponían énfasis en los defectos de los pontífices fueron resaltadas por los reformadores. Desde posiciones abiertamente revolucionarias, el ideal joaquirnita fue captado por Tomás Miintzen, a quien se llegó a consideran como el portavoz de una nueva era que se inauguraría a corto plazo, superando incluso las previsiones del abad calabrés ~
Desde el otro campo —el de la ortodoxia romana— ciertos sectores del jesuitismo se dejarían ganar también por la idea del «nuevo hombre espiritual» que imperaría en una nueva edad”.
En un plano que habría que califican de ensayístico, se han reconocido otras influencias del pensamiento joaquimita en lo que concierne a la división tripartita del acontecer histórico. En un manco ya secularizado, la idea de las tres eras se reflejaría —se ha sugerido— en el pensamiento de los filósofos alemanes idealistas como Lessingo Fichte, en el positivismo de Augusto Comte, en el materialismo histónico de Marx y Engels y en la idea del Tercer Reich de Moellen van den Bruck”.
Sin embargo, las motivaciones y el contexto histórico en que se desenvuelven estos autores son ya muy distintos de los de los visionarios y profetas medievales, y las semejanzas entre ellos —podemos añadir— son mínimas."