El autor descifra el código utilizado por los monjes irlandeses en la realización de su cometido en el románico peninsular y nos deja evidencia de la razón del dicho paternal: "Hijo, estas piedras hablan". El código descifrado forma parte sustancial de la evidencia de una intervención que aquí se ofrece como primicia: la de los monjes irlandeses sanjuanistas seguidores de la filosofía de Juan Scoto "el Eriúgena".
Es un código claro, consistente y coherente que permitirá la lectura de programas iconográficos allá donde estos maestros nos dejaron su legado.