SAN PEDRO DE ARLANZA
En tierra castellana,
Fue morada de un conde,
En él se esconde
Un vestigio de solemnidad.
Románico de piedra y sangre
Regio en su fulgor primaveral,
Monasterio olvidado,
De porte señorial.
Estático y silencioso
Templo de felicidad,
El arco de medio punto
Gana al ojival.
Bañado por el Arlanza
Flanqueado por la Demanda,
De noche de belleza irreal,
Románico poderoso,
Su pasado glorioso
Al viajero encantará.
POR VANESSA RUIZ SÁNCHEZ