Mayo 2011 El romanico mosano
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El románico mosano
El arte mosano es la manifestación artística que se desarrolla en el valle formado por el río Mouse y que corresponde a las fronteras de la antigua diócesis de Lieja, que se situarían en la actual Bélgica, más concretamente en una gran parte de Valonia; a pesar de que el espacio se extienda hacia otros lugares (en Flandes, Francia, Holanda y Alemania). Aunque el término se aplica al arte de la mencionada región en todos los periodos, generalmente se refiere al arte románico, haciendo especial referencia a aquellas manifestaciones artísticas arquitectónicas, escultóricas, de metalisteria, esmaltes y manuscritos iluminados que alcanzaron un alto nivel de desarrollo durante los siglos XI, XII y XIII.
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Félix Rousseau, el padre de la historiografía valona y el descubridor del arte mosano escribió sobre el mismo: “el país mosano corresponde a la antigua diócesis de Lieja. Digo diócesis y no principado eclesiástico -son cosas distintas que hay que cuidarse de confundir- el principado era una creación, política (...). La diócesis ha formado una verdadera entidad, no solamente desde el punto de vista religioso, también desde el punto de vista intelectual y artístico, desde el punto de vista folclórico (en lo que concierne a las creencias y usos tradicionales) e, igualmente desde el punto de vista dialectal. No es curioso constatar que el dominio valón propiamente dicho desde el punto de vista lingüístico, corresponde de una manera impresionante, a la antigua diocesis de Lieja”. Y, con posterioridad, Jean Lefèvre, prolongó esta interesante reflexión: “Esta es la fe cristiana, muy precoz, que ha creado el verdadero germen unitario -el más antiguo- de los países valones o de las antiguas pequeñas patrias (...). Para dirigirse hacia la conquista religiosa, los Carolingios tuvieron sus propias abadías familiares (Nivelles, Andenne, más tarde Saint-Hubert) y fomentaron la fundación de otros monasterios, aunque todos en terreno romano. En un siglo (entre 625-750), se crearon una quincena en el territorio de la actual Valonia”. Él describe a continuación las estructuras de los obispados: Tournai, Lieja y Cambrai y concluye: “muy precoces y bien organizadas, las estructuras eclesiásticas y la fe que ellas difundieron impregnaron profundamente a los países valones, a nivel parroquial, es decir, de las pequeñas comunidades rurales. Todas nuestras tradiciones valonas han sido así formadas gracias a los ritos cristianos (...) La fe cristiana (...) ha sido un factor unitario innegablemente de las pequeñas patrias de Valonia”.
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El valle del río Mouse se asienta en el corazón del imperio carolingio y además el estilo va a dibujar toda la herencia de la tradición artística carolingia. De este modo, el arte mosano muestra una fuerte presencia de elementos clásicos, que lo separa del estilo románico internacional que aparece en este periodo, en lugares como Francia, Alemania, Inglaterra e Italia. Sin embargo, va a compartir con éste interesantes elementos tales como el tratamiento del espacio. A pesar de que la iconografía del arte mosano de los siglos XI y XII se basa en inspiración puramente bíblica, algunos de los capiteles en las dos principales iglesias de Maastricht (la Basílica de Nuestra Señora y la Basílica de San Servatius) desarrollan escenas con aspectos de la vida diaria, así como un interesante mundo de intrigante fantasía.
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Los principales centros de producción aparecen en las ciudades de Lieja (colegiatas de St Denis y St John), Huy (Colegiata de Our Lady), Dinat, Namur, Tongeren, Maastricht, Roermond y Aquisgran, a lo que habría que añadir un número de importantes monasterios (Sint Truiden, Aldeneik, Herkenrode, Averbode, Munsterbilzen, Sint Odiliënberg, Rolduc, Burtscheid, Kornelimünster, Stavelot, Nivelles, Aulne, Floreffe, Flône, Celles, Gembloux, Lobbes). Y, en su punto álgido, tuvo una fuerte influencia en las regiones limítrofes, sobre todo en el área de Renania (observable en edificaciones de Colonia o Bonn).
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La importancia del arte románico mosano ha hecho que algunos historiadores lo describan como la primera edad de oro del arte desarrollado en los actuales Países Bajos; y, a pesar de que no suele referirse a aspectos literarios, Heinrich von Veldeke (ca. 1150-1185), primer escritor procedente de esta área que escribió en una lengua diferente del latín (el conocido como Middle Dutch) se ha vinculado al importante desarrollo cultural que se vivió el Valle del Mouse. Asimismo, el completo desarrollo del estilo mosano en el siglo XII se configura como un interesante hibridismo realizado a través de la mezcla de las tradiciones del viejo Valle del Meuse, junto con las influencias procedentes de Renania e Italia; donde destaca la presencia del característico westwerk en la fachada occidental, procedente del arte carolingio y propia del centro del Imperio.
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Finalmente, y como ponen de manifiesto numerosos esmaltes producidos en la región y conservados en el Metropolitan Museum of Art, habría que hacer referencia al modo en que al desarrollar determinadas escenas las figuras son tratadas en un estilo extremadamente plástico como si estuvieran desenvolviéndose en un espacio escenográfico. El fondo suele estar únicamente constituido por una pared lisa, lo que acentúa considerablemente el efecto de profundidad. Este procedimiento hace que las composiciones se situen entre la concepción ilusionista del arte carolingio y la herencia más puramente romana, buscando la acción de los personajes en unos primeros planos y sobre fondo liso; tendencia observable también en la escultura antigua, en obras emblemáticas como el arco del triunfo de Severo Séptimo.
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Las palabras de Albert Lemeunier, en su obra El arte mosano, reflejo del pensamiento cristiano en Valonia, sintetizan magistralmente la importancia de una manifestación artística vinculada al Románico y que, superando una única circuscripción geográfica manifiesta, una vez más, su eminente carácter internacional: “El Arte Mosano muestra el esencial aporte valon al arte y a la espiritualidad no solamente de Valonia, sino también del mundo occidental. Tuvo su universalidad al ser capaz de dar tanto como de recibir”.
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