Un dato que parece llamativo de este trabajo sobre las implicaciones sociales y culturales de las necrópolis se apunta en estos dos párrafos:
El análisis de las necrópolis de tumbas excavadas en la roca pone de relieve esa pervivencia del cristianismo, ya que se trataba de inhumaciones en las que el cadáver se depositaba en decúbito supino y no en decúbito lateral, como en el caso islámico. Esta sociedad continuó modelos preexistentes y se la puede caracterizar con el término de “mozárabe”. No obstante, dicho adjetivo encubre un gran número de situaciones que no pueden asimilarse entre sí. Por esa razón, conviene diferenciar entre unos “mozárabes” urbanos, conectados con ciertos poderes episcopales y con un contacto muy directo con los aparatos políticos andalusí y asturleonés...; y los “mozárabes” de áreas rurales, que disponían de sus propias estructuras organizativas autónomas de las urbanas. Los últimos continuaban prácticas ya existentes en el siglo VII y por entonces diferenciadas de las de las ciudades y zonas periurbanas.
En definitiva, el estudio de las necrópolis de tumbas excavadas en la roca pone de manifiesto la presencia de una sociedad predominantemente campesina y en sus fases más tardías influida cultural y políticamente por el mundo andalusí, pero no islamizada. En ella hay liderazgos locales relativamente estables, firmemente unidos a las comunidades y a determinados centros de culto.
(Foto de wikipedia. Yacimiento de “Fuente del Moro” (Colmenar Viejo), donde también existen diez tumbas excavadas en la roca con formas antropomorfas y no-antropomorfas datadas en el siglo VII-VIII (Colmenarejo García, 1986).)