En 1962-1963 España estaba encarando un proceso de recuperación postbélico bajo un Plan de Estabilización del que nacerían los Planes de Desarrollo y los Polígonos Industriales.
Pero la materialización de este progreso económico y social sólo se desarrollaba, por entonces, en las grandes ciudades, perceptoras, como ahora, de importantes movimientos migratorios. A lo lejos, escondidas en bellos parajes recónditos, subsistían todavía aldeas abandonadas que hoy ubicaríamos a caballo entre el campesino románico feudalizado y la más mísera aldea del corazón de África.
Los últimos "homo romanico" tenían también su iglesia, sus celebraciones y sus rituales, que a veces practicaban aislados, sólos, precariamente. Hoy, los supervivientes de aquellos avatares, desde su continuada soledad, pero ya desde la distancia a los que envió su imposible existencia claman por sus recuerdos y por la restauración de su iglesia. El Círculo Románico les acompaña, es nuestra obligación.