... Caballeros en nombre del rey Enrique II de Inglaterra, en 1170, asesinaban en el interior de la catedral de Canterbury, al arzobispo primado de Inglaterra y amigo del rey, Tomás Becket. La acción fue condenada universalmente en el mundo cristiano y Enrique se vio obligado a hacer penitencia. Después, durante un corto período de tiempo, al menos, los eventos milagrosos llegaron a estar asociados con la tumba de Becket, a quien se le hará santo tres años más tarde, momento en que sus reliquias serán distribuidas por toda Europa. Se conservan hoy, treinta y dos relicarios esmaltados hechos en Limoges. Son joyas de incalculable valor, que albergarán restos de Saint Thomas, a la vez que ponen en clara evidencia la importancia que durante la Edad Media habían adquirido, tanto el comercio de reliquias, como el de las artes suntuarias relacionadas... En esta muestra del British Museum, vemos cómo el santo es decapitado a espada...(tomado al oído)
Podríamos comenzar esta nota por el final de la conferencia, conmovidos quizá por los aplausos, repreguntas y felicitaciones con las que los asistentes al acto agasajaron a nuestra conferenciante. O tal vez y como suele ser normal en estos tipo de actos, por las presentaciones y preámbulos, pero nos encontrábamos ya hacia la mitad de la alocución e inmersos en el epicentro del aserto de la Doctora Doña Amelia López-Yarto Elizalde1, precisamente en otro de los momentos álgidos de su magnífica intervención, Limoges. El recorrido visual entre las imágenes proyectadas por nuestra conferenciante, es minucioso y detallista, además de espectacular, tanto en su variedad y contenido como en la cantidad de muestras aportadas.
No en vano su intervención había transcurrido, elevándose desde la cientificidad entre la justificación de estas prácticas de veneración y la liturgia, puesto que las reliquias llegan a a ser objeto de codicia entre diversas congregaciones, pero también sucumbirán al deseo de su posesión, reinos, obispos y poblaciones. La peregrinación, motivada para conocer el lugar donde se entierran los cuerpos de los mártires, será un factor más de su ámplia difusión y valoración.
En un primer momento, las ampollas de Monza serán las encargadas de centrar nuestra atención. A partir de entonces, la prestigiosa investigadora nos explicará cómo un número indeterminado de estas ampollas parecen proceder de Tierra Santa y que algunas de ellas se han conservado tanto en Monza, como en Bobbio, en el norte de Italia. Las que nos muestra en su proyección, probablemente habían sido donadas alrededor de 610 a Teodelinda, la reina de los Lombardos. Como es habitual en este tipo de objetos, el cuello del matraz lleva una cruz debajo de un arco pequeño, con decoración floral, mientras que en los dos lados se representan episodios de la vida de Cristo. Los Papas solían enviar como un gran regalo, aceite santo a los reyes y personajes ilustres; el contenido, el aceite santo de la unción, había sido extraído de las tumbas de los mártires más venerados. Se conservan algunas de estas ampollas, incluso las hay que llevan la primitiva inscripción como etiqueta, a modo de receta escrita.
En el anverso de las de Monza, se muestran las representaciones de la Crucifixión y la Resurrección, rodeadas por inscripciones en griego. En el reverso la Ascensión, donde la variante poco frecuente de la presencia de la Virgen y otra inscripción griega, se traduce de la siguiente manera: "Los Magos. Emmanuel. El Salvador está con nosotros". Esta escena probablemente estuvo relacionada con la decoración de los santuarios palestinos y encuentra sus paralelos en el arte suntuario y en la iconografía de las monedas encontradas en prospecciones arqueológicas durante el período bizantino temprano. Las ampollas, fueron hechas para que los peregrinos pudiesen llevar con ellos el aceite sagrado de las lámparas, así como aceite de mirra o pequeñas muestras de reliquias de los santos y eran sobradamente conocidas por el alto poder taumatúrgico de su contenido.
La pérdida de la Cruz de Cristo, tras la desastrosa batalla de los Cuernos de Hasting, va a ser la causa de que aparezcan por doquier muchos de los lignum crucis que presumiblemente son trozos del original. Los que vuelven de Tierra Santa, además, traen consigo otras pertenencias y la industria de su manufactura genarará una importante reprodución de relicarios y cruces procesionales, que adquirirá marchamo de autenticidad, como consecuencia de la rápida difusión y abundancia en que durante el medievo se expandió esta práctica.
Los orfebres, los talleres de Cordoba, Cuenca, San Millán de la Cogolla, trabajando los marfiles, o su actual ubicación de muchas de sus muestras en los más importantes museos del mundo, junto a los distintos tipos de esmaltados de Limoges, Silos, San Miguel in Excelsis, discurrirán de manera didáctica en el transcurso de la amena y densa conferencia, en la que el trabajo de investigación de Doña Amelia López-Yarto, brilló. Los asistentes disfrutaron, tanto que hubo que prolongar hasta su horario límite el turno de respuestas de nuestra admirada comunicadora.