La orfebrería de ámbito doméstico y vinculada al atuendo, propia tanto de Roma como de las culturas indoeuropeas, se prolongará a través de los publos godos tras la caída del Imperio. Con el desarrollo del cristianismo, comenzarán a demandarse objetos de culto, en los que la influencia bizantina es notable, para llegar, en los albores del nuevo milenio, a una orfebrería fuertemente vinculada al culto a las reliquias.