En el artículo se aborda la recuperación de la iconografía románica por parte de los artistas de vanguardia, dentro de esa amplia reivindicación de las fuentes primitivas y arcaicas iniciada a finales del siglo XIX. Son objeto de especial atención el impacto que tuvieron las pinturas murales en los artistas catalanes y el de los Beatos en el ciclo de dibujos neoyorkinos de Federico García Lorca.