Las pinturas que decoraban, y que hoy sólo parcial y aleatoriamente siguen decorando San Baudelio, vivieron en su día, por el empeño de seguir unidas a sus muros matriciales, algunas de las más absurdas peripecias de las que se tenga constancia en los tristes anales del “martirologio” románico. Así, apenas transcurrido un lustro desde 1917, fecha en la que el edificio había sido declarado Monumento Nacional, León Leví, intermediario de origen judío, adquiría las pinturas por ...