De todo lo cual se desprende que el Monasterio de San Antonio y de San Julián de La Cabrera, de origen visigótico, fue ocupado por los monjes de San Rufo de Aviñón bajo la advocación de San Audito, quienes modificaron la cabecera del templo para transformarlo con una cabecera románica de cinco ábsides y otras modificaciones menores en el interior, y se aboga, en razón de su origen e historia, para autentificarla, que su advocación sea de nuevo restablecida y así pase a denominarse Monasterio de San Audito y San Julián de La Cabrera, haciendo del mismo, además, una Casa de Estudios que restablezca las glorias pasadas y un centro en el que se practique de hecho el rito mozárabe.