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II - El Canto de las Sibilas
Psalmo CIII (Vulgata) y Stella Maris

San Román de Toledo (s.XIII)
San Román de Toledo (s.XIII)

PSALMO CIII (VULGATA) Y EL CANTO DE LAS SIBILAS


Una vez en el interior del microcosmos del templo, nos vemos sorprendidos por la belleza arquitectónica de los arcos califales sobre el espacio cuadrangular, y al volver nuestra espalda al ábside, quedamos absortos de manera inmediata ante la contemplación del inmenso panel occidental, en el que se narra el principal pasaje de las excepcionales pinturas murales de San Román.

Todavía desconcertado, tras percibir en primer plano la armonía cosmogónica de los inequívocos rasgos bizantinizantes de su arquitectura e impactado por la proporción geométrica que las especiales dimensiones le transmiten, el visitante concluirá admirando similares particularidades, ahora conformadas sobre los frescos románicos. De acuerdo con las rígidas características de las figuras representadas, tales como la frontalidad y el hieratismo, una anatomía muy esquematizada permanece oculta bajo los ropajes, siéndo la que permite identificar el rango de cada grupo en su localización jerárquica, puesto que en relación unas con otras, es en función de la categoría del personaje en cada escena, que aquella queda condicionada al mayor o menor tamaño del canon corporal. Ciertamente incomprensibles en este escenario orientalizante, será de ésta unívoca manera -unido a la belleza expositiva de su colorido trazo-, cómo las pinturas románicas de San Román han de terminar por devolvernos, a duras penas, la sensación de hallarnos en un templo cristiano.

Así, en la parte superior de este frontal, un festón a modo de cimacio recorre el interior del templo en su parte más alta; sobre él, fragmentos de pintura con una inscripción en latín nos traslada al psalmo CIII de la Biblia Vulgata4 "...QVIPONIS... CENSUN... QVIANBVL... SVPER:VENTO... FACISANGEL... S:SPIRI... ETMIN...", (Hoy salmo 104 de la Biblia. EL ESPACIO CELESTIAL: ...LAS NUBES TE SIRVEN DE CARRUAJE Y AVANZAS EN ALAS DEL VIENTO. USAS COMO MENSAJEROS A LOS VIENTOS, Y A LOS RELÁMPAGOS, COMO MINISTROS... ), palabras encargadas de iluminar, junto a un enorme hueco cuadrado -de fecha posterior-, dos embelesadoras ventanas mozárabe mudéjares situadas a ambos lados del mismo, que a su vez esparcen suavemente, una tenue luz que se tornasola anaranjada en el interior, dulcemente tamizada a través de las celosías tejidas a crochet.

Renglón seguido, cuatro heraldos -uno a cada lado de dos Sibilas-, hacen sonar sus olifantes a los cuatro vientos tratando de fijar nuestra atención con el bufido de sus instrumentos que utilizan de señal de aviso, para dar paso a continuación a las palabras proféticas de Isaías y Jeremías, quienes simbólicamente exhiben sendas filacterías en las que se inscriben sus nombres latinos. Escenificado así, comienza el "Canto de las Sibilas" en las pinturas de la pared oeste de San Román, en Toledo, puesto que aún sin entender la lectura con los orientales caracteres árabes que bordean las ventanas absidiales de este templo cristiano, creémos oportuno asignarle los adjetivos propios que le conviertan en el máximo exponente del triunfo del rito romano sobre el mozarabismo hispano, al margen de la sospecha sobre si la ventana central -de manera más que evidente-, pudo ser construida con posterioridad a los arcos polilobulados de las ventanas que albergan magníficas celosías que nos recuerdan otras, vistas o reconstruidas de manera análoga en templos mozárabes o prerrománicos.

El Canto de la Sibila5 se recoge en España en un antiguo manuscrito del año 960, copia de otro de origen visigodo -hoy desparecido- que se conserva en la Mezquita-Catedral de Córdoba y ámpliamente documentada su pertenencia a la liturgia mozárabe;  del s. XI data este canto también -redactado en latín- en el manuscrito de Ripoll, integrado en el ámbito de la cultura litúrgica hispánica y siendo en poblaciones de la actual Cataluña, donde en buena medida arraigará perdurando hasta nuestro días, como es también el caso de las Islas Baleares, entre las que destacan las escenificaciones interpretadas durante la noche de Navidad en el Monasterio del Lluc y la Catedral de Palma, cuya primera noticia del "Cant de la Sibil-la" nos la proporciona la Consueta de Tempore, redactada también en latín entre los años 1360 y 1363 y que reciéntemente ha sido declarado "Bien inmaterial de Interés Cultural". Este hecho motivó al Consell de Mallorca a presentar su candidatura como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO.

El texto original se recoge en diversos manuscritos romanos y de cómo pudo llegar a la liturgia mozárabe todavía sigue siendo un misterio; sin embargo, antes debemos referir que el documento más antiguo del Canto de la Sibila -cristianizado y cantado en cenobios- lo aporta un manuscrito en latín del Monasterio de San Marcial de Limoges, en Francia, datado en pleno Imperio Carolingio. Para el origen visigodo pretendido por nuestro discurso, hallamos la Sibila en las Hispanias prerrománicas y mozárabes en la opinión de Doña María del Carmen Gómez Muntané6, quien certifica tres fuentes como procedencia del Canto de las Sibilas: el Sermo de symbolo del pseudo Agustín, en el caso de Francia; una miscelánea del siglo X en el monasterio de Ripoll -ACA, Ripoll 10-, con un único de los versos de la Sibila que lleva notación, el primero, que está compuesto con catorce neumas en total, musicado tras la confección del códice en notación catalana, según dicha autora; y el Homiliario del monasterio de San Baudelio de Berlanga, fechado en 953dC -Córdoba. Arch. Capitular. Cod.I-, donde entre los párrafos dedicados por el copista Florentius, se desprende que el Homiliario soriano habría sido replicado, incluyendo el texto del Iudicii Signum, de un antiguo manuscrito visigodo7, hoy perdido.

En los frescos de San Román, nos encontramos ante una perspectiva pictórica sin precedentes, quizá la única detectada con este programa iconográfico durante el periodo medieval en el ámbito del arte románico.

Abundando más en la cuestión de la implantación definitiva del rito romano, el Rvdo. Don Germán Prado, de la OSB, nos permite deducir a partir de la nota nº 2 de la p.118 de la obra citada anteriormente, que el Ave Maris Stella -texto que también vemos inscrito sobre el ALFIZ de SAN ROMÁN-, aprovecha la melodía del Canto de la Sibila "algún tanto retocada, para el himno sencillo del Antifonario Gregoriano"8, es decir, completamente romanizado o integrado en él -como en las pinturas románicas de Toledo-, el rito hispánico visigodo o mozárabe.


Panel occidental con pinturas románicas de San Román de Toledo.
El profeta Isaías

Detalle del alfiz con el Stella Maris. San Román. Toledo; en la parte alta, donde se repiten las inscripciones árabes.
Detalle del alfiz con el Stella Maris; en la parte alta, donde se repiten las inscripciones árabes.

Psalmo CIII (Vulgata), una Sibila y el profeta Jeremías. San Román. Museo de los Concilios y de la Cultura Visigoda. Toledo.
Psalmo CIII (Vulgata), una Sibila y el profeta Jeremías.

sibylsong. II - El Canto de las Sibilas

LOS DOS ÁRBOLES DEL PARAÍSO


Surgido de una pequeña semilla caída en la arcilla indolente, el árbol crece sin aparente alimentación, brotando de nuevo si se corta y como si volviese del inframundo, revive en la primavera después de su marchito paso a través del invierno inerte; es así como el árbol se convirtió en un modelo y soporte para la arquitectura humana, paradigma de la naturaleza que igualmente justificará en mayor medida la arquitectura divina. En la escena central de los frescos románicos, en San Román de Toledo, dos árboles poblados de frutos y hojas dan cobertura a doce personajes nimbados, aproximándonos la idea del Paraíso, sabido que de manera ancestral el árbol representa algunos de los principales misterios de la vida: el origen, el crecimiento y la muerte.

De la misma manera la tradición musulmana considera buena suerte sentarse bajo la sombra del Loto (Corán 53/14), especie arbórea que el Profeta vio en el límite más lejano9, ya dentro del Paraíso, al que llegó conducido por el arcángel Gabriel; y también, mediado el Shaaban -el octavo mes musulmán-, se dice que este árbol es sacudido en el Paraíso y que cada una de sus hojas lleva el nombre de un alma; y si su hoja cae, la persona muere en ese año o poco tiempo después, dependiendo de cómo marchite cada hoja en cuestión; también para los musulmanes, ese árbol del Loto acumula el conocimiento de la creación de Dios, desde el comienzo de todos los tiempos. Por su parte, los hebreos -aunque condenan al árbol de cultos paganos-, afirman que un árbol se encuentra en el centro de su Paraíso y como tal conserva su importancia en el cristianismo, ya que simbólicamente el árbol es el arquetipo de la cruz en sí mismo. Por extensión, el árbol milagroso del Paraíso otorga todas las comodidades y bendiciones a los afortunados que descansan bajo su sombra, el mismo en el que Dios puso a Adán y Eva, el del conocimiento, salvaguardados en los momentos previos de un pecado, que por original tiene, comer uno de los frutos del árbol del Paraíso, sorprendentemente.

Los seis personajes sentados bajo el árbol de la derecha10, muestran altivos una arreglada barba sin bigotes y sujetan con una mano un libro cada uno de ellos, levantando otra mano en señal de aceptación; mientras, afeitados los seis de la izquierda11 bajan la mirada como signo de obediencia, a la vez que sujetan con ambas manos firmemente el libro, evocándonos la escena los versos coránicos que se indican en la nota correspondiente a pie de página. Bajo ellos, doce diáconos u obispos -con menor tamaño corpóreo-, permanecen en idéntica postura de acatamiento.

Tamizada sobre el espacio central de la nave, la claridad sobrecoge de tal manera, que no es difícil ser autotransportado hacia la imagen idealizada de cualesquiera de los palacios orientales del lejano Bizancio o quizás hasta Damasco, de los que tal vez abducidos por algún hechizo no descrito en las "mil y una noches", fuimos arrebatados ufanos, en el onírico ensueño que tan alegórica realidad nos crea el necesario comprender, que no en vano despertamos en la antigua capital del reino visigodo, a la ribera del Tajo y en el punto occidental más lejano de aquellas pretenciosas ciudades del oriente. Tal el esplendor que todavía hoy nos ofrece la contemplación de la sala principal de San Román, también conocida como Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda de Toledo.


 <--- Al capítulo I                                                                                    Al Capítulo III. 1 --->

NOTAS:

 4. PSALMO CIII BIBLIA VULGATA; (actualmente 104): "... qui ponis nubem ascensum tuum qui ambulas super pinnas ventorumqui facis angelos tuos spiritus et ministros... ". NEW ADVENT.
 5. HISTORIA DEL RITO MOZÁRABE. Rvdo. P. Germán Prado, O.S.B., p.118 "...Otro tanto hay que decir de canto de la Sibila..." y Notas 1 y 2.
 6. LA MÚSICA MEDIEVAL EN ESPAÑA. María del C. Gómez Muntané. ISBN 3-935004-35-4. Dep. Legal: Z-2740-2001; pgs.70-71... "En la Edad Media adquirió fama un sermón "Contra judeos, paganos et arianos" atribuido erróneamente a San Agustín. En una de sus secciones su autor, Quodvultus, obispo de Cartago (437-53), cita una tras otra varias profecías sobre la venida del Mesías, que pone en boca de aquellos a quienes se atribuyen mediante una fórmula retórica. El desfile da comienzo con el testimonio del profeta Isaías, tras el que viene el de Jeremías, Daniel, Moisés, David y Habacuc; sigue el de cuatro personajes del Nuevo Testamento, Simeón, Zacharías, Isabel y Juan el Bautista, y a continuación el de dos gentiles, Virgilio y Nabucodonosor. La última profecía le corresponde decirla a la sibila Eritrea, que recita unos hexámetros que San Agustín le atribuye a La Ciudad de Dios. Éste supo de su existencia gracias a un amigo suyo, que le dió a leer un fragmento de los Oracula Sibyllina en el que aparecen dichos versos, formando en griego el acróstico JESU CHRISTUS DEI FILIUS SERVATOR CRUX; en la traducción latina de San Agustín el acróstico se mantiene en parte, aunque los treinta y cuatro versos originales queden reducidos a veintisiete, número que simboliza la Trinidad (3·3·3)".
 7. HISPANIA VETUS, MUSICAL-LITURGICAL MANUSCRIPTS: FROM VISIGOTHIC ORIGINS TO THE FRANCO-ROMAN TRANSITION: IX-X CENTURIESEd. Susana Zapke, ISBN 978-94-96515-50-5, publicado por FUNDACIÓN BBVA, 2007 y prologado por Anscario M. Mundó, p. 166 FROM DE IUDICII SIGNUM TO THE SONG OF THE SYBIL: EARLY TESTIMONY; Maricarmen Gómez "...This is a Homiliarium copied by Florentius at the monastery -now the chapel- of San Baudelio de Berlanga (Burgos¿¡!?), one the jewels of Mozarabic art (Córdoba, AC, ms.1); Florentius finished the copy in 953, when he was 35 years old. In the manuscript, the verses form part  of the Sermo de symbolo, which begins in the eleventh chapter with the testimony of the prophets and gentiles until it reaches the Sybil´s text, and ends, just as in most later liturgical manuscripts, with the following paragraph, which abbreviates the end of Chapter 16, after the lines of the Iudicii and the beginning of Chapter 17 of the afore-mentioned sermon: Haec de Christi nativitate, passione et resurrectione, atque secundo eius adventu ita dicta sunt, ut si quis in graeco capita horum versuum discernere voluerit, inveniat Ιησουζ Χρειστοζ Θεου Υιοζ Σωτηρ. Quod et in latinum translatis eisdem versibus apparet praeter quod graecarum litterarum propietas non adeo potuit observari. Credo iam vos, o inimici iudaei, tantis testibus ita obrutos confutatosque esse, ipsa veritate ut nihil ultra repugnare, nihil quaerere debeatis; (Quedan dichas estas cosas sobre la Navidad, Pasión y Resurrección de Cristo, y asimismo de su segunda venida. Si alguien quisiera saber en griego las iniciales de aquellos versos, encontrará que son "Iesus Christus Dei Filius Salvador", traducidos al latín, en cuyo caso la propiedad de las letras griegas no puede mantenerse cien por cien. Creo que vosotros, enemigos judíos, habéis sido abrumados y refutados con tantos testimonios que no debéis seguir rechazando ni buscando la verdad misma).
 8. Op. cit. Rvdo. P. Germán Prado, O.S.B; HISTORIA DEL RITO MOZÁRABE.
 9. CORÁN (53,14)... Y, ciertamente, él lo vio en otra ocasión junto al Loto del Límite, cerca del cual está el Jardín de la Morada.
10. CORÁN (56,25-34) ... El acontecimiento: Allí no escucharán conversaciones vanas ni pecaminosas sino la palabra «¡Paz!» «¡Paz!» Y los compañeros de la derecha ¿Qué son los compañeros de la derecha? Estarán entre lotos sin espinas y plataneros llenos de racimos, bajo una sombra extensa y permanente y tendrán agua que manará eternamente y frutas abundantes que no se agotarán ni estarán prohibidas y lechos elevados.
11. CORÁN (12 11 Hud,23-26)...
En verdad, quienes creen y obran rectamente y son humildes ante su Señor serán quienes habiten el Paraíso. En él estarán eternamente. Estos dos grupos son como el que es ciego y sordo y el que ve y oye ¿Acaso son iguales ambos ejemplos? ¿Por qué, entonces, no recapacitáis? Y es cierto que Nosotros enviamos a Noé a su pueblo: «En verdad, soy para vosotros un amonestador que os habla claramente. Excepto a Dios, nada adoréis. Temo para vosotros el castigo de un día doloroso.» 



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