Hola a todos
Ya que es Santiago, otra entrada un poco larga, espero que no os aburra.
Cilea, como tú muy bien conoces, una obra de arte es un objeto material y cultural con diferentes niveles de lectura; pero, sobre él, siempre debe tenerse en cuenta el momento histórico en el que se creó y, sobre todo, su finalidad. Como en otras ocasiones he escrito, me gustan ciertos principios teóricos de la llamada estética de la recepción. Y, por eso, entre nosotros, puede haber personas a las que les guste el románico siendo agnósticas e, incluso, ateas, ¿qué lecturas harán de un arte nacido como expresión de la fe?. Sin embargo, jamás debemos olvidar que las pinturas murales de Bagüés nacieron en una época histórica determinada y su análisis, no nuestra lectura personal, como tú muy bien sabes, debe ajustarse a unos parámetros.
Además, escribes que doy por acabado el tema, cuando cada vez tengo más claro que el teólogo redactor del programa iconográfico pictórico de Bagüés conocía y seguía los postulados teológicos de Juan Escoto Eriúgena. Bagüés no se pintó en el momento de la disputa apostólica que tú relatas. En la época histórica de Bagüés, la teología no se aprendía por una relación maestro discípulo, sino en las grandes Escuelas catedralicias como las de París o Chartres, entre otras. Escuelas, como tú muy bien conoces, con visiones diferentes de la teología. Este es el contexto en el que se deben analizar estas pinturas y no el del siglo I de nuestra era. NO olvides que Pedro el Venerable, el poderoso abad de Cluny, fue el que le encargó a Robert de Ketton la primera traducción al latín de El Corán. Hombres de fe y, también, con grandes conocimientos.
Propongo un nuevo ejemplo, relacionado con la expresión plástica del conjunto pictórico de Bagüés. Ya he dicho que, a falta de documentación histórica primaria (en este caso, encontrar un manuscrito que indique el origen o procedencia del teólogo redactor del conjunto de Bagüés así como los lugares en los que estudió, todo puede pasar, aunque lo considero casi una misión imposible) sólo queda una vía, la del análisis indirecto. Es decir, dejar siempre constancia de lo argumentado, al menos, a través de los detalles plásticos de la propia obra de arte. Y, esto es, precisamente, lo que, a lo largo de todas estas entradas, he hecho: argumentar ejemplificando con detalles plásticos tomados de las propias pinturas murales de Bagüés.
Volvamos al ejemplo del bautismo de Cristo, realizado siguiendo la versión del evangelio de San Juan y con elementos plásticos ajenos al texto: la vestidura talar roja y los dos velos, que constituyen en sí el símbolo de la Trinidad:

Si cómo estamos afirmando, el teólogo redactor de Bagüés conoce el pensamiento de Juan Escoto Eriúgena, ¿cómo define Eriúgena el sacramento del Bautismo?
“En efecto, cuando cada uno de los fieles recibe el sacramento del bautismo, ¿qué otra cosa se produce en ellos sino la concepción y el nacimiento del Verbo de Dios en sus corazones, del Espíritu Santo y por el Espíritu Santo? Así, pues diariamente Cristo es concebido, nace y es alimentado en el seno de la fe, como lo fue en las entrañas de su castísima madre.”(Juan Escoto Eriúgena,
Periphyseon)
Esta es una explicación teológica que encaja de forma directa con la manera plástica de interpretar el bautismo que se produce en la escena de Bagüés. ¿Os acordáis de los detalles de la vestidura talar y los dos velos como símbolos de la Trinidad. ¿Por qué? El texto de Eriúgena continúa con la explicación de la Trinidad dada tanto por los Santos Padres griegos como por los latinos, con el famoso “Filioque”, pero no quiero hacerme más pesado copiándolo.
Una vez más, se establece la misma triple relación que hemos ido poniendo de manifiesto a lo largo de todas estas entradas:
1. En Bagüés, se produce una manera determinada de pintar una escena evangélica.
2. Esta escena evangélica se puede explicar a través del texto del evangelio de San Juan.
3. Una vez más, la explicación teológica de lo que representa, el sacramento del bautismo, remite a los principios teológicos del que creemos el pensador de referencia, Juan Escoto Eriúgena, para el teólogo redactor del programa iconográfico pictórico de Bagüés.
De momento, no tenemos fuentes documentales primarias, legajos, que aseguren todo esto. De hecho, sobre Bagüés, aparte del texto colocado por Xavi, sólo he conseguido esta referencia a su vinculación al monasterio de San Juan de la Peña, en el 1056:
“Ramiro I, con su mujer Ermesinda y sus hijos, dona al monasterio la mitad de la villa de Bagüés, y las villas de Iguácel y Lacertera.”No se habla para nada de una iglesia en Bagüés. De hecho, el documento más antiguo que hay en: Archivo Histórico Nacional: Monasterio de San Juan de la Peña de Botaya (Huesca). Benedictinos, referente a San Julián de Bagüés es de 1540 y hace esta referencia: “
Pablo III comunica a Pedro Martínez la colación de la vicaría de San Julián de Bagüés a su favor”, 1540-11-03, Roma.
Ya callo.
Un abrazo a tod@s