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y en su obra hay contenidos muy válidos para los yuppies del presente,
jajsajjsajjaa... sep, y para otros ámbitos donde el se mira antes el peloteo y el enchufismo para medrar
Sí. Totalmente de acuerdo con lo que dices. El planteamiento de Barros es profano, pero derivado de una idea más interesante que el innoble arte del trepar. Voy a tratar de explicarme, pero perdonadme si soy telegráfico y espeso, que voy algo volado. Entao, la hipótesis es esta:
a) Tenemos una diosa, una fuerza cósmica, llamada Fortuna, cuya representación suele ser mediante una rueda (he reinado, reino, reinaré).
b) Desde la Antigüedad, los vaivenes de la vida, desde los grandes problemas a un desamor, se atribuyen, en ocasiones, a los caprichos de la diosa Fortuna. Valga como ejemplo esta elegía de Propercio (siglo I a.C.):
8. La rueda del Amor
Me quitan a una muchacha desde hace tiempo querida,
¿y tú amigo, me prohíbes derramar lágrimas?
No hay enemistades odiosas sino las del amor:
deguéllame y seré un enemigo más indulgente.
¿Puedo yo verla recostada en los brazos de otro?
¿Y no se dirá que es mía, la que ha poco se decía mía?
Todo cambia, cambian también los amores:
o vences o eres vencido, ésa es la rueda del amor. [...] (Gredos)
c) La imagen de la Fortuna caprichosa se transmite al cristianismo por La consolación de la filosofía, de Boecio (ca. 475-524), donde se explica que no hay que preocuparse por los bienes que nos arrebata Fortuna puesto que los realmente importantes son otros, más trascendentes, de naturaleza espiritual. Es una idea estoica que había recogido san Agustín:
"Si has profundizado debidamente en estas cuestiones, por atención a ver si les sucede a los hombres creyentes y piadosos algún mal que no se les convierta en bien. A no ser que dejemos sin sentido el dicho del Apóstol: Sabemos que todas las cosas cooperan al bien de los que aman a Dios. Supongamos que ya han perdido todo lo que tenían. Pero ¿han perdido su fe? ¿Han perdido su religión? ¿Han perdido los tesoros del hombre interior, el que ante Dios es Rico?"
(La ciudad de Dios. Libro 1. Cap. X. Nada pierden los santos al perder las cosas temporales).
d) Como ejemplo de esta idea a lo largo de la Edad Media podemos irnos a la segunda parte del Roman de la Rose (c. 1270), que, aunque es de una misoginia espeluznante, tiene algunas ideas interesantes. Frente al poeta, que está desesperado por no poder alcanzar la rosa, su amor, Razón le increpa que se preocupe por lo material en vez de por lo espiritual:
"Tienes una cosa mejor y más preciosa: todas las riquezas que sientes dentro de ti, que conoces bien y que llevarás siempre contigo sin que puedan abandonarte para pasar al servicio de otro. Estos bienes son tuyos con justicia. De los otros, de los que son externos, nunca poseerás el valor de una vieja correa. Pues has de saber que todo lo que tenéis está oculto en vosotros mismos. Los demás bienes pertenecen a Fortuna, que los esparce o reúne, los da y los quita según su gusto. Así, ella consigue hacer que los necios rían o sufran". (Pág. 123 de la edición de Siruela).
e) Esta idea pasa a España, donde el Roman de la Rose tuvo mucho éxito, y entronca con uno de los temas que preocupaban por entonces: la Fortuna y los vaivenes de la corte.
f) Entre los siglos XV y XVI, se desarrolla una alegoría de la corte como un laberinto que termina con cualquiera si no se consigue escapar a tiempo.
g) La idea de la Fortuna y la corte laberíntica se reúnen en una obra de Juan de Mena llamada Laberinto de Fortuna.
h) Es de suponer, NO HAY PRUEBAS DOCUMENTALES COETANEAS, poco antes de 1580 llega a la corte medicea un juego de China, aunque quizá lo desarrollasen ellos combinando emblemática-tarot y ajedrez, similar al juego de la oca, en el cual advierten, o crean, el mismo recorrido de un laberinto unidireccional.
i) Uno de los significados que habían adquirido los laberintos unidireccionales por esa época era el curso, el transcurrir, de la vida, de los que el laberinto que se muestra en El sueño de Polifilo es el mejor ejemplo.
j) El juego es enviado a la corte de Felipe II y uno de sus cortesanos, Alonso de Barros, lo adapta a la idea de la corte como lugar laberíntico y a la idea de que frente a la Fortuna hay que tener templanza de ánimo, además de saber apreciar qué es realmente lo importante:
Por fin de estos trabajos se pone en la casa de la victoria una palma, con que fueron antiguamente coronados los que tuvieron valor de sufrimiento en las adversidades, [31v] y para ventura en los sucesos, para tanta dificultad como tiene el vencer, en cuyo tronco está una letra que dice “Ni lo mucho, ni lo poco”. Porque no se han de echar más ni menos puntos de los justos para llegar a ella, ni hacer más ni menos diligencias de las necesarias para conseguir lo que se pretende. Y por ella también se muestra la templanza que el [32r] hombre debe tener, no
se ensoberbeciendo en la prosperidad de la ganancia, ni se acobardando en la adversidad de la pérdida, guardando en todo el medio, que es el nivel de las cosas y quien les da perfección. Mas como ninguna de las que se alcanzan es segura, especial dignidades, dice su letra:
Cuando tengas más fortuna,
mira que es como la luna.
k) Aparte de la versión del juego de la oca que adapta Barros, que seguramente no fue conocida fuera de un ámbito muy privado, en seguida se populariza otra, la que probablemente muestre el tablero de Coriolani, desde principios del XVII. Las razones de este rápido éxito, creo, sospecho, es una hipótesis, aparte de que resulta entretenido como juego por sí mismo, es que, antes que nada, se jugaba contra la Fortuna...
buf... y otro toxo post. Siento mucho no poder ser más breve, pero es que es un tema complejo.