La ermita de San Segundo está ubicada extramuros, en el extremo noroccidental de la ciudad. Inicialmente estuvo bajo la advocación de Santa Lucía y hasta el siglo XVI de San Sebastián. La construcción románica data probablemente de comienzos del siglo XII. Tenía tres naves y tres ábsides y de ella sólo se conserva la cabecera triabsidal y el muro meridional, con puerta incluida. Todo ello está construido de nuevo con piedra arenisca de color anaranjado, sobre zócalo de granito. De lo románico, en el exterior, sorprende la cabecera triabsidal que está desviada con respecto al eje de la nave –el ábside de la Epístola es más largo que el del Evangelio- como símbolo de la inclinación de la cabeza de Cristo en la cruz. Los muros externos son lisos completamente, sin ventanas ni columnas. Sólo canecillos de perfil de nacela animan algo su sobriedad. La puerta del muro meridional es muy semejante, por su decoración a las de San Andrés. Tiene cinco arquivoltas, las impares de perfil plano pero adornadas con rosetas de siete y ocho pétalos inscritas en círculos, las arquivoltas pares llevan sencillo baquetón. El guardapolvos se ha perdido. Las columnas que soportan las arquivoltas llevan talladas en sus capiteles parejas de cuadrúpedos, grifos, arpías frontales de ejecución muy tosca y cesta vegetal. Los ábacos de las columnas que se prolongan como imposta corrida llevan flores de cuatro pétalos en círculos. El inerior es mucho más destacado. Los arcos son de medio punto y apoyan sobre columnas con capiteles de diversos motivos: Las bóvedas de los tramos presbiteriales son de medio cañón y de horno las de los ábsides. Esta ermita es afamada por contar con la magnífica estatua de San Segundo tallada en alabastro por Juan de Juni, allá por 1573. (59)
En planta marca una cabecera desviada, relacionada a veces con la inclinación de la cabeza de Cristo en la cruz, pero que puede ser por alguna dificultad del terreno. De época románica sólo conserva la cabecera triabsidal, la portada meridional y los muros de caja. Los ábsides se levantan sobre un zócalo de granito. Están rematados por un alero formado por un filete sobre canecillos de nacela. Interiormente se estructuran con tramos recto y curvo, cubiertos por cañón y horno, e incomunicados hasta la reforma de 1519. Una imposta con entrelazos marca el inicio de la bóveda, abarcando los ábacos de los capiteles.
La puerta sur es abocinada y de medio punto, alternando arquivoltas de roesatas y de baquetón sobre jambas y columnas lisas. Los capiteles están decorados con glifos, hojas y un ave de alas explayadas. (313)
NOTAS:
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59 Rutas del románico en la provincia de Avila de la Garma; David Castilla 1999
313 Avila Enciclopedia del Románico FSMR 2002