Gran parte de los mitos de la antigüedad, revelan que la mayoría de los héroes experimentan en algún momento de su viaje, un encuentro transformador con un dragón.
Pero nada más lejos de la fantasía, puesto que mientras que pueda pensar que el dragón es su jefa o su ex marido, en realidad es un monstruo metafórico, dispuesto a quitarle los sueños al más pintado con sólo una bocanada de su fétido y abrasador aliento.
El compromiso con el dragón no es más que una alegoría de los tiempos en el proceso de individualización, cuando luchamos contra un rompecabezas de diversos aspectos desagradables de nuestro propio interior. Negar o mantenerlo en secreto, cuando tienen una extraña habilidad de mostrarse de todos modos, es tarea árdua difícil y muchos de nosotros preferimos que sea anónimo.
Cuando poco importa cómo lo llamemos, los discípulos del filósofo Carl Jung lo llamaron 'la sombra', apodo que sin embargo para los freudianos define la psique, esa manera aparente en la que cada uno se muestra frente al mundo, motivada en general por 'el quiero y no puedo':
CAPITEL FIGURADO (CASTILLO DE LOARRE)Sea cual sea su nombre, el dragón-lucha-interior es una verdad psicológica y uno de los guiones más antiguos, narrado continuamente en sus epopeyas míticas; porque poco antes que San Jorge matase al dragón, el caballero rescató a la doncella menesterosa de las fauces del monstruo y ese relato fantasmagórico se ha incrustado en el estrato mitológico de la mayoría de las culturas.
La sabiduría antigua sabía que la parte heróica de cada ser humano tiene una cita con el dragón en una definición cualquiera de los puntos en su viaje.