Hola a todos
Antes de nada, en primer lugar quisiera felicitar a todos los que habéis hecho posible el desarrollo de este magnífico tema y, en especial, a mi amigo Rai.
En segundo lugar, también me gustaría recordar que he entrado en el análisis de la iconografía románica por la puerta de detrás, ya que no soy un especialista en historia del arte. Por eso, lo que sigue debe tomarse como lo que es, un análisis personal.
Rai se pregunta dos cosas:
1- ¿Por qué en el arte románico se dan tan pocas representaciones iconográficas del profeta Jonás y el tema de la ballena?
2- ¿Puede que el tema de Jonás y la ballena haya desaparecido porque se ha solapado con la representación de los animales antropófagos que abundan en el románico como símbolo de los ciclos iconográficos muerte-resurrección?
Ya que Rai solicitaba la opinión de todos nosotros, no quisiera que acabase pensando que no hemos seguido el desarrollo de este magnífico tema.
Es evidente que el tema de Jonás y la ballena es un magnífico ejemplo analógico, en palabras de San Agustín, de la estancia de Cristo en el infierno, del tránsito de la muerte a la Resurrección. De hecho, San Agustín se limita a parafrasear lo que el mismo Jesucristo dice en el evangelio de San Mateo: “Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.” (Mt. XII, 38-40).
Sin embargo, sostenemos que la poca aparición del episodio de Jonás y la ballena en el arte románico se debe a lo que teológicamente acabó significando este pasaje bíblico: Jonás huye de Dios. Y la huída de Dios fue mal vista por el propio San Agustín quien, en el Sermón 69, llegó a escribir: “¿Eliges huir de él y no hacia él?... Huye a Dios, pues está presente donde tú estás.” En el fondo, Jonás es el misionero que huye de la voluntad de Dios. En el arte románico hispano, ¿Jonás sería un buen ejemplo para los que van a repoblar territorio acabado de conquistar a los musulmanes? ¿Cómo enviar entre judíos y musulmanes a misioneros que tuviesen como ejemplo a Jonas?
Además, ¿por qué Jonás y el tema de la ballena no es un ejemplo iconográfico recurrente en el románico? Sostenemos que, tal vez, por dos razones:
1. Se potencia representar el concepto de la espera antes de la resurrección con otros textos, de naturaleza teológica neoplatónica y tomados del Nuevo Testamento, como el pasaje del pobre Lázaro y el rico Epulón, en definitiva, el tema del seno de Abrahán, Lucas XVI, 19-31. Un tema representado en el románico de forma explícita como tod@s recordaréis. Además, este texto tiene un alto contenido teológico que privilegia la actitud de los pobres sobre los ricos.
2. Se decide utilizar, iconográficamente, como ejemplo de seguimiento de la fe, a los profetas que aceptaron la voluntad de Dios, caso de la imitación a Job propuesta por la Carta de Santiago: “Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.” (St. V, 10-11)
Precisamente, en esta imitación a Job (representado también iconográficamente en tantos lugares románicos) y en la teología de su libro se encuentra la explicación de esculturas, como la de los modillones de San Miguel de Biota, que tradicionalmente se han interpretado como ejemplos del ciclo muerte-resurrección.
Desde la teología neoplatónica, estas esculturas de la figura emergente que lucha contra la cabeza del dragón tienen explicaciones teológicas de este tipo:
“Y esta mujer, de la que Salomón dice: “quién encontrará una mujer fuerte?” – esto es, la virtud y la sabiduría- ha reducido a la impotencia todos estos vicios en los sentidos de los fieles perfectos. También el profeta salmista dice: “Tú aplastaste la cabeza del Dragón”… De este dragón habla el salmista: “Ese dragón que tú formaste para jugar con él”. Este dragón dice –evidentemente-, el diablo y su cuerpo universal (esto es, la plenitud de toda malicia), es el mismo que tú hiciste para que fuese burlado por tus santos--- Con esta opinión está de acuerdo lo que el santo Job dice: “Este es el principio de la imagen de Dios que consiguió que el dragón fuese echado a perder por sus ángeles.””
(Juan Escoto Eriúgena, Periphyseon)
Este dragón, el diablo y su cuerpo universal, la malicia. Por la divina sabiduría, se llega a Dios. Este es el camino de los santos. Ya callo. Sólo espero haber podido ayudar. Un abrazo a todos.