Hola a todos
Hoy, domingo de agosto, una entrada un poco larga, para leer con tranquilidad.
Está claro que "la acomodación" (si me dejáis escribir así) de la tercera persona de la Santísima Trinidad también acabó siendo fuente de inspiración para los redactores teológicos del Arte Románico.
De hecho, en textos como el siguiente del libro de los
Hechos de los Apóstoles:
Citar:
“1 El primer libro lo escribí, Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y enseñó desde un principio
2 hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo.
3 A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios.
4 Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, "que oísteis de mí:
5 Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días".
6 Los que estaban reunidos le preguntaron: "Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?"
7 El les contestó: "A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad,
8 sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra."
9 Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos.”
(Hech. I)
pudieron encontrar la expresión de las tres personas de la Trinidad. Está claro que el texto habla de la
Unidad (Dios) y la
Trinidad (Padre, Jesús, Espíritu Santo).
No solo eso, también lo expresaron en imágenes como ocurrió en el templo de Sainte Trinite, en Anzy le Duc, Francia:
Pero, al plasmarlo de esta manera, tenían claro que en el episodio podían representar tanto al Hijo (Jesús ascendiendo a los cielos) como el Espíritu Santo (en forma de símbolo, a través de la imagen de la paloma).
Pero, entonces, ¿cómo representar la presencia del Padre? Habrá que mirar de cerca la representación del Espíritu Santo:
Al mirar la representación del Espíritu Santo y ver esos tres círculos de color: verde, azul y rojo, me he acordado de Joaquín de Fiore y de su explicación plástica del misterio de la Trinidad de Dios en
Liber Figurarum; tabla XI Códice Reggiano, s. XIII:
Si nos fijamos bien, el
Padre está representado con un círculo de color verde, porque es el creador de la naturaleza;
el hijo, con uno de color azul, porque descendió del cielo y el
Espíritu Santo con uno de color rojo, ya que es el amor.
De hecho, Joaquín de Fiore, a través de la utilización de las apocalípticas letras Alfa (mayúscula) y omega (minúscula) como un potente referente visual, explicó el concepto trinitario de las relaciones que se producen entre las tres personas de la Trinidad, en definitiva, su visión de la fórmula del “Filioque”:
Para Fiore, la relación entre las tres personas de la Trinidad se puede explicar en clave de procedencia:
· Dos, El Hijo y el Espíritu Santo, proceden de uno, el Padre.
· Uno, el Espíritu Santo, procede de dos, el Padre y el Hijo.
Para Fiore, la letra minúscula Omega demuestra cómo UNO, el Espíritu Santo, representado por el asta central de la letra Omega, procede de DOS, el Padre y el Hijo, los “dos” extremos de la letra omega.
Joaquín de Fiore, a través de la letra omega, se refiere a la procedencia “doble” del Espíritu Santo y la convierte, así, en un referente visual del propio Espíritu Santo, el que, según su propia filosofía teológica milenarista, representa el final del tiempo en la historia de la Salvación humana, como la letra omega es la última del alfabeto griego.
En el fondo, un ejemplo más de las "lecturas internas" que podían darse en el Arte Románico: una era la mirada del pueblo; otra, la de los hombres instruidos.
¡Feliz domingo de agosto!Un abrazo a tod@s