Hola a todos
Otra curiosidad, ahora por simple comparación visual. Hoy, quisiera dedicar un ejemplo, a una persona que el otro día me comentaba que, gracias a este foro, ha descubierto la importancia de los detalles plásticos en una imagen románica para descubrir el pensamiento del que la ideó.
Es evidente que el pensamiento del teólogo redactor está siempre presente en el trabajo del maestro artista. De hecho, es el pensamiento del redactor el que influye directamente en la manera como el artista realiza la ejecución de su obra plástica. Voy al ejemplo. Se trata del tema de la Anunciación representada en el marco arquitectónico de lo que representaría un templo, con toda esa intencionalidad teológica del cuerpo de la Virgen María como el arca del Señor. Pero, avancemos.
¿El tema iconográfico de la Anunciación tiene el mismo valor simbólico en un convento de monjas que en una iglesia de una encomienda de monjes guerreros, templarios?
A las monjas, que verán esa pintura durante muchos años, se les puede dar este mensaje concreto:
Convento de las madres benedictinas, Jaca, en Huesca. Por cierto, de entrada, ninguna de esas monjas de clausura será madre, ni saldrá de ese convento en vida. Por lo tanto, no será precisamente el valor de la maternidad el que más reflexionen en sus meditaciones.
Sin embargo, en la pintura, se producen una serie de detalles plásticos concretos:
1. El ángel Gabriel señala hacia la cabeza de la Virgen María. Hay que fijarse que la mano está pintada en lo que representa el aire, alejada del capitel.
2. La Virgen María con la mano derecha acepta el mandato divino.
3. La Virgen María lleva su mano izquierda hacia su vientre en el que hay representada una esfera que vendría a significar su embarazo.
En el fondo, el teólogo redactor de este programa, conocía el pensamiento de San Agustín:
Citar:
“Tras estas palabras del ángel, ella, llena de fe y habiendo concebido a Cristo antes en su mente que en su seno, dijo: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.” (San Agustín, Sermón 215, 4)
El teólogo redactor quiso que el artista reflejara el pensamiento de San Agustín para remarcar la importancia de aceptar la voluntad de Dios. Si Dios quiso que la Virgen María fuera la madre de su Hijo, de ti quiere que seas virgen toda la vida y nos los tengas; en definitiva, que renuncies a la maternidad, porque el modelo a seguir de toda monja, la Virgen María, solo dejó de ser virgen por la voluntad de Dios.
Pero, hay más detalles. Evidentemente, a pesar del marco arquitectónico que remite a la idea teológica de la Virgen María como templo del Señor, esta representación se producen sin personajes masculinos y, si nos fijamos bien, todavía se da mucho memos una referencia masculina de carácter sacerdotal. En Jaca, jamás ninguna de las hermanas de esa comunidad será sacerdote. Serán instruidas con los otros valores que aportan, a su manera de fe contemplativa, tanto la Virgen María como su prima Santa Isabel.
Pero, ¿qué pasa a cientos de kilómetros? A los monjes guerreros, los famosos templarios, algunos de ellos canónigos regulares, es decir, capellanes-sacerdotes, con los detalles plásticos del mismo tema iconográfico se les puede mostrar este otro mensaje:
Se trata del templo de Sant Marti, encomienda templaria de Puig-reig, en Barcelona.
Evidentemente, todo cambia a simple vista con la presencia de un gran personaje masculino, que se identifica con Zacarías, el sacerdote, el padre de San Juan el Bautista, el esposo de Santa Isabel y con una referencia clara y evidente de contenido sacerdotal. Ellos, los capellanes templarios, es obvio, tampoco serán madres, pero junto al valor de la fe contemplativa existirá el de la fe activa, pues ellos no viven en clausura.
Ahora, las manos de la Virgen María están ocupadas, trabajan. ¿Qué está haciendo? Es la mano izquierda la que nos muestra un objeto no muy común, que requiere de una detallada observación: un huso de hilo rojo o púrpura (escarlata) se deduce después de ver que el hilo sale del huso y cruza el busto de la Virgen, hasta llegar a la mano derecha. Un detalle que conduce a un texto el llamado
Protoevangelio de Santiago, en un contexto sacerdotal y del templo de Jerusalén:
Citar:
X 1. Y he aquí que los sacerdotes se reunieron en consejo, y dijeron: Hagamos un velo para el templo del Señor. Y el Gran Sacerdote dijo: Traedme jóvenes sin mancilla de la casa de David. Y los servidores fueron a buscarlas, y encontraron siete jóvenes. Y el Gran Sacerdote se acordó de María, y de que era de la tribu de David, y de que permanecía sin mancilla ante Dios. Y los servidores partieron, y la trajeron.2. E introdujeron a las jóvenes en el templo del Señor, y el Gran Sacerdote dijo: Echad a suertes sobre cuál hilará el oro, el Jacinto, el amianto, la seda, el lino fino, la verdadera escarlata y la verdadera púrpura. Y la verdadera escarlata y la verdadera púrpura tocaron a María, que, habiéndolas recibido, volvió a su casa. Y, en este momento, Zacarías quedó mudo, y Samuel lo reemplazó en sus funciones, hasta que recobró la palabra. Y María tomó la escarlata, y empezó a hilarla.
Si miramos con detenimiento la pintura, se hallan detalles plásticos que nos conducen a este sentido sacerdotal de la iconografía. De hecho, si se observa con detenimiento, la mano del ángel Gabriel que señala la cabeza de la Virgen María, no está en el aire como en el caso de Jaca sino que sostiene un cáliz, el gran símbolo templario, el Grial, camuflado en el capitel.
Porque, como estoy comentando, si miramos con otros ojos estas pinturas:
encontramos este magnífico detalle plástico que no es fruto del azar:
Solo hay que mirar la acción del dedo pulgar y el resto de la palma de la mano: están sosteniendo lo que se distingue a simple vista como un cáliz o copa. Un detalle plástico que remite a la idea del Santo Grial, del Santo Cáliz tan apreciado por los monjes guerreros de la Orden del Templo de Salomón. Y, claro está, el cuerpo de la Virgen María también fue considerado como el Santo Grial del Señor.
Como hemos visto con estos dos ejemplos, no todas las representaciones de la Anunciación se reducen al mismo modelo de interpretación teológica. Los detalles plásticos hablan por sí solos del contenido teológico y, de esta manera, se condiciona el mensaje. Por eso, como siempre escribo, buenos muy buenos los maestros artesanos, pero los teólogos redactores de los programas también, aunque sean los grandes olvidados de la historiografía sobre el Arte Románico.
¡Cuidaos mucho!Un abrazo a tod@s