Hola a todos
De entrada, os quisiera decir que sólo espero que disfrutéis leyendo esta respuesta tanto como me ha ocurrido a mí al realizarla. Lo siento, pero ha tenido que salir así, un poco larga.
Pero, antes de nada, quisiera darle las gracias a Eadan por la magnífica explicación de su última entrada. Avancemos un poco más. ¿Qué pintan los profetas Isaías y Jeremías justo debajo de los versículos del salmo CIII (104) y junto a unas letras cúficas y tres ventanas por las que entra la luz?
Como ya hemos escrito otras veces, tanto los musulmanes como los judíos acusaban a los cristianos de triteístas, de adorar a tres dioses, por su concepto teológico de la Santísima Trinidad. ¿Y si todo este conjunto mural responde a una intención teológica, la de demostrar cómo los textos judíos, el Antiguo Testamento, (los árabes, tenemos el problema de que todavía no hemos podido descifrar el contenido de las epigrafías cúficas) ya hablan de Dios como uno y trino?
Poco a poco. Tanto el Salmo CIII (104) como los textos de los profetas mayores Isaías y Jeremías son utilizados para hablar de Yahvé no sólo como Dios, sino también como creador, es decir, el Padre:
"Sea eterna la gloria de Yavé y gócese Yavé en sus obras” (Sal. 104 Vg. CIII, 31)
“Mas ahora, ¡oh Yavé!, tú eres nuestro padre; nosotros somos la arcilla, y tú nuestro alfarero, todos somos obra de tus manos.” (Is. 63, 8)
“¡Ah Señor, Yavé! Tú has hecho los cielos y la tierra con tu gran poder.” (Jer. 32, 17)
Tal vez, por eso, en las pinturas de San Román de Toledo tanto Isaías como Jeremías alzan una mano señalando hacia arriba con sólo uno de sus dedos, el uno (1):
Sin embargo, si nos fijamos bien, ese dedo alzado señala hacia una estructura geométrica, un triángulo, que nos habla del tres (3), enmarcada entre lo que parece una doble figura lineal (2). Es decir, el 1 del dedo, el 2 de las figuras geométricas, el 3 del triángulo. ¿Puede estar remitiendo esto a alguna otra idea? Está claro, falta justificar que en estos tres textos también se hablan de las otras dos personas de la Trinidad, del Hijo y del Espíritu Santo:
Para un cristiano, el segundo versículo del Salmo 104 remite a la idea del Hijo a través de la idea de la luz (si nos fijamos en la primera fotografía, justo por ahí, en San Román de Toledo anda una hermosa ventana central cuadrada acompañada de otras dos ventanas sobre las que se escribieron las inscripciones cúficas, es decir, tres ventanas por las que entra la luz):
“Envuelto de luz como un manto, despliegas los cielos como una tienda” (Sal. 104 Vg. CIII, 2) Idea que remite al famoso versículo del evangelio de San Juan: “Ego sum lux mundi”. Pero, como es evidente, los profetas tampoco callaron sobre la segunda persona de la Trinidad, el Hijo:
“El Señor mismo os dará por eso la señal: He aquí que la virgen grávida da a luz y se llama Emmanuel.” (Is. 7, 14)
“En esos días y en ese tiempo, yo suscitaré a David un renuevo de justicia que hará derecho y justicia sobre la tierra.” (Jer. 33, 15)
Ahora, falta una cita sobre el Espíritu Santo. Empecemos:
“Si mandas tu Espíritu, se recrían, y así renuevas la faz de la tierra.” (Sal. 104, 30)
“Y ahora Yavé me ha enviado con su espíritu.” (Is. 48, 16)
Para acabar, el versículo 17 del capítulo 51 de Jeremías, tal vez la clave de todo este tinglado teológico. Lo pongo primero en latín:
“Stultus factus est omnis homo, absque scientia; confusus est omnis conflator in sculptili, quia mendax conflatio eius,nec est spiritus in eis.”
“Todo hombre se ha hecho tonto, y no tiene ciencia; se avergüenza todo artífice de su escultura, porque mentira es su ídolo, no tiene espíritu.”
Mientras las esculturas de los ídolos no tienes Espíritu, Dios sí. Creemos que en San Román de Toledo la utilización del Salmo CIII (104) junto a los retratos de los profetas Isaías y Jeremías separados por tres ventanas por las que entra la luz, fue intencionada.
De nuevo, los detalles plásticos menores de esta rica iconografía nos remiten tanto a la idea de Pentecostés como a que, en el Antiguo Testamento, ya se produce la teología de la Santísima Trinidad, el Dios uno y trino. Tal vez las inscripciones en caracteres cúficos sean la prueba de que también se puede demostrar que Dios es Uno y Trino a través de las enseñanzas islámicas. Si fuera así, ¡qué pasada!”
Ya callo. Pero, vaya monstruo el teólogo redactor de esta magnífica iconografía pictórica, todo un Magister Theologiae como lo era don Rodrigo Jiménez de Rada, el arzobispo de Toledo en esos momentos históricos.
Un abrazo a tod@s