WIKIPEDIASan Salvador de Fuentes, en el término municipal de Villaviciosa (Asturias), es hoy noticia en el dirario digital
NUEVA ESPAÑA; la base de la noticia es esta, 120 años después:
...En Nueva York, en el Metropolitan Museum, se exhibe la cruz procesional de Fuentes, una joya de la orfebrería medieval, objeto en su día de una venta de las de juzgado de guardia. El actual cura, Carlos Capellán (el mismo que oficia en Amandi) y el maestro del Colegio Público de Villaviciosa Iván Balbín, conocen bien la historia de una injusticia histórica. Iván es hermano de Rafael Balbín, quien fuera historiador del concejo y corresponsal de LA NUEVA ESPAÑA en la zona, fallecido prematuramente hace seis años.
Las investigaciones de Rafael sirvieron para rescatar la figura del párroco de Fuentes cuando en 1898 la cruz fue vendida (probablemente, malvendida). A Perfecto Palacio le echaron todas las culpas y parece que no tuvo ninguna, pero el sambenito le acompañó hasta su muerte. Se opuso a la venta «y exigió una autorización por escrito de los responsables de la diócesis para que la cruz saliera de su templo», señalan. La autorización llegó de las alturas jerárquicas y no hubo más que hablar.
La cruz recorrió mundo, fue vendida a la banca Morgan, en París, y donada posteriormente al museo neoyorquino. Hoy es uno de sus más valiosos tesoros. El año de la venta, 1898, es el año del Desastre, el de la definitiva caída del imperio con la pérdida de las Filipinas y Cuba, de la singular «guerra» con los Estados Unidos y, en última instancia, de la bancarrota nacional. Era obispo de Oviedo Ramón Martínez Vigil y se buscaba desesperadamente dinero para finalizar las obras de la basílica de Covadonga, templo que no se terminaría hasta el año 1902.
A estas alturas buscar responsabilidades tiene poco sentido, pero lo cierto es que Fuentes se quedó sin cruz, un símbolo del románico de 59 por 48 centímetros, de madera y plata, donada por Sancha González, cuyo nombre aparece en el reverso junto a la simbología de los cuatro evangelistas: águila, león, toro y ángel. En el anverso, Jesucristo, la Virgen y San Juan.
[Para ver más:
MUSEO METROPOLITAN, NEW YORK (Banco de Fotos de Círculo Románico)]
Y
las horas de piedra parecen cansarse; mientras, va pasando lánguidamente el tiempo del Códex Calixtinus, y emergen de nuevo con su estruendoso vacío, los tristes sonidos del silencio y del olvido...
Una pregunta para Jordi P: ¿no habrán pagado también por los silencios?