Para comprender mejor esta perspectiva que aludimos, sobre el análisis de las diversas edificaciones que conducen a la obra final, deberíamos remontarnos al monumento primigenio, pero el claustro se encuentra deslocalizado, antes de su primer estancia incluso en la Ciudad Lineal de Madrid.
Al no ser posible verificar un estado anterior, cuando presumiblemente se reproducen arquitectónicamente estos templos y con el fin de utilizar un estudio de la morfología estructural evolutiva del edificio original en el tiempo, sólo nos queda el análisis comparativo de elementos similares, por lo que aproximaremos -por ejemplo- la motivación que pudieron hallar sus constructores en otros ejemplos característicos de la época en que presumiblemente se construiría durante el s.XII:
Imagen del Archivo Municipal de Palamós que ilustra el montaje del claustro en Mas del Vent. / R. SERRATTodo culto es una de las manifestaciones esotéricas de una religión, aunque algunas manifestaciones del mismo puedan estar reservadas de manera exclusiva a los iniciados, otras -las exotéricas- lo están directamente relacionadas con el vulgo y sus lugares de encuentro, características comunes a todas las religiones del planeta, porque todas pertenecen a una misma esencia en cuanto a los fines morales y religiosos que persiguen.
Por tanto, el culto forma parte de las obligaciones cuya negligencia se califica como impiedad y por eso mismo en las religiones no dogmáticas, la práctica de la ley reviste un carácter exotérico, mientras que en religión, la lectura de los textos sagrados o la recitación de sus mitos y la elaboración de su teología por vía de reglas de hermenéutica particulares, como la fe personal de sus fieles y las religiones dogmáticas, necesitan en la realidad la adhesión a una confesión de fe, una congregación de fieles y un espacio sagrado en el que llevar a la práctica los rituales de exotéricos, el Templo, a fin de materializar el conjunto de los principios que evidencian su misticismo esotérico.
El carácter funerario de los templos románicos, es evidente, y el más claro exponente de estas circunstancias lo encontramos en Jerusalén, monumentos en los que debieron adquirir sus conocimientos los escultores y arquitectos del mundo románico, al ser el el lugar donde se levanta ya en tiempos del rey Salomón el 'primer' templo de su religión y después, El Santo Sepulcro como principal ejemplo evolutivo de lo que sucedió en tiempos de Cristo, fielmente reproducido una y otra vez -en todas sus esencias materiales y virtuales- a lo largo de los tiempos en los altares y monumentos del orbe cristiano.
Así los guardianes del Santo Sepulcro de entre los siglos XI-XII, ya pudieron observar en su reflejo las tres grandes etapas constructivas claramente diferenciadas, que dejan entreveer los procesos que la iglesia de Jerusalén habia tenido que pasar para llegar a su forma actual, la que vemos a continuación:

El complejo original de 400 pies de largo de la planta superior (unos 122 mts), fue iniciada por Constantino el Grande en el año 326, quien mandaría incorporar los sitios tradicionales de la crucifixión de Jesús (Calvario, en la esquina sureste del patio de la iglesia) y los del Santo Entierro (en la Rotonda), así como el ancho trazado de la iglesia basilical. A principios del siglo XI la iglesia de Constantino fue destruida por el califa fatimí al-Hakim, por lo que sólamente permanecen de aquella época anterior algunos fragmentos, incluyendo las columnas parciales y una entrada.
Hacia 1048, el emperador bizantino Constantino Monomachos IX obtuvo el permiso de las autoridades musulmanas para reconstruir la iglesia de Jerusalén, hechos en los que nos aproxima el siguiente plano.
Monomachos siguió el plan básico de Constantino I, de la Rotonda y el patio, pero no logró reconstruir la iglesia basilical, ni la monumental puerta de entrada de la antigua estructura.
Poco de la construcción de esta etapa se puede ver hoy en Jerusalén, pero fue esta versión abreviada del plan de Constantino la que inspiró a los constructores del Santo Sepulcro de otros lugares como trataremos demostrar, tal y como se muestra en los planos de esta época:*

A la vista de estos planos, resulta cada vez más evidente la relación establecida de la evolución del templo por estudio comparativo y si tenemos en cuenta que los capiteles del claustro de Palamós SÍ son originales y estuvieron presumiblemente instalados en el claustro románico de El Burgo de Osma, donde se complementan con los existentes en su sala capitular, debemos concluir que su reproducción historicista -como la vemos hoy- es auténtica -solamente- porque su secuencia fílmica reproduce el mismo programa iconográfico de resurrección que vimos en Silos, lo que les autentifica como elementos románicos puros y verdaderos.
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