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 Asunto: Re: Planimetría románica y montañas madre
Mensaje sin leerPublicado: Mar Nov 12, 2013 7:44 am 

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Unos grabados antiguos recogidos en 'EPHEMERIDA' de Celia Fremlin (Ed. Gollancz, 1974):

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Y la más curiosa, con ciertas reminiscencias en esta mísma página ¡¡!!! ¿No os parece?
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 Asunto: Re: Planimetría románica y montañas madre
Mensaje sin leerPublicado: Jue Nov 14, 2013 2:13 am 

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SAN PEDRO DE LOSA (Sg)

El próximo día 20 tendrá lugar una de las paradas mayores de menor elongación de este 2013, dos días después de la Luna llena. Podéis ver todos los 'Lunasticios', según la Universidad de Massachusetts AQUÍ... Como el tiempo está bastante inseguro, este finde podrá observarse el fenómeno y aunque la trayectoria lunar todavía no estará en 'su sitio', el trazado podrá sugerirnos lo acertado de nuestras teorías o su correción entre los valles y collados de esas montañas madre.

Una de ellas es la Mujer Muerta, de sonoras reminiscencias y en cuya cara norte se encuentra San Pedro de La Losa (Sg), que ha resultado ser mi preferida para este ensayo, posiblemente previo a otros:
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Sobre el mapa todo es posible al recorrer visualmente desde el valle las cimas de la vertiente, desde el 'E' hasta el SSW delimitada por el perfil de la Mujer Muerta, pero eso sí, comprobaremos sobre todo si la altura de la eclíptica no resulta ser un handicap en este caso, y veremos si no hay que volver la semana siguiente durante la 'menor de las grandes paradas'. Queda poco para que finalice 2013 en el que se han alcanzado inmejorables posiciones que no se repetirán en 18,6 años:
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Os dejo la dirección web del 'applet' por si alguno quiere practicar: http://www.jgiesen.de/sunmoonpolar/ ... San Marc está en una latitud de 42,019º, el ángulol es perfecto para 'pillar' la parada lunar hacia poniente. Otra vez así lo comprobamos.

Suerte.


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 Asunto: Re: Planimetría románica y montañas madre
Mensaje sin leerPublicado: Jue Nov 14, 2013 10:10 pm 

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Hola.

Vaya juguete me acabas de prestar , amigo, muchisimas gracias.
Muy interesante , tanto como estos resultados:

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Ahora la cosa empezaria a tener pleno sentido si no fuera porque por la ventana se ve una buena pared rocosa.
No obstante , a veces hay que mirar al reves, no a la puesta de la luna , sino a la salida. Y ahi , la roca que sirve de abside a Sant Marc , cuando estaba solita , años ha , o cuando la iglesia era plenamente romanica , a traves de la puerta, se iluminaria con la luz de la luna

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Y dejaria pasar un rayo de luz, que impactaria en esa roca , posiblemente en alguno de esos agujeros. Quizas , incluso cada año en un agujero diferente , .... solo una posiblidad , sin observacion o sin acotacion milimetrica , dificil de comprobar. Pero creo que tiene sentido.

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Enhorabuena y Saludos.


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 Asunto: Re: Planimetría románica y montañas madre
Mensaje sin leerPublicado: Vie Nov 15, 2013 6:17 am 

Registrado: Mié Jul 08, 2009 4:02 pm
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Hay espacio suficiente entre el ábside megalítico de San Marc para observar el cénit lunar, además siempre he supuesto que el relleno efectuado para instalar la ventana sobre el arco paleocristiano, no es una simple casualidad, quizás una consecuencia más del poderoso efluvio del olvido milenarista o en el mejor de los casos, una 'simple' correción arquitectónica de la varicación de la eclíptica estelar. San Marc de Gironella no deja de ser por ello, un maravillosa excepción en muchas cosas que para nada ignoran poderosas reminiscencias megalíticas de un pasado más remoto aún que su procedencia visigótica.
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También Alexander Thom (26 March 1894 – 7 November 1985), opinaba que los círculos de piedra en Gran Bretaña y las formaciones megalíticas relacionadas con estos, principalmente cromlech, se correspondían con un programa de construcción que alcanzó su climax en torno al año 1.850 a.C., y que meticulosamente diseñados evidenciaban algunos patrones y cualidades comunes que empleaban en su construcción una medida estandar o canon de geometría común, muy próximo al que se ensañaría en las escuelas Pitagóricas 1.400 años después.

Los gráficos, los números, las estadisticas, y los cálculos basados en ellos, son capaces de mostrar al persistente lector la existencia de un valor común, la yarda megalítica (2'72 pies - 81,6 cm) , medida común a los yacimientos pensada para destacar los números enteros, con un evidente y simbólico significado mágico o apotropaico.
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La precisión matemática de Thom llegó a establecer que los alineamientos señalaban puntos distantes entre sí, marcados por 'puntos de mira universal', naturales o artificiales, establecidos sobre el horizonte. Así en la región de Carnac, en Bretaña, el Gran Menhir roto -Er Grah- habría sido utilizado con esta finalidad, un enorme punto de mira que antes de ser partido probablemente por un rayo, se erguía 30'3 mts sobre el horizonte, perfectamente alineado con todos los puntos marcados en el mapa superior que corresponden a yacimientos arqueológicos; los cálculos matemáticos realizados por Thom evidencian que los alineamientos coincidirían con observaciones extremas de la Luna durante su ciclo de 18`6 años, desde cada formación megalítica. En su segundo libro, 'Megalithic Lunar Observatories', señaló el elevado número de puestos lunares que había reconocido, algunos lo bastante juntos como para -de manera aparente- duplicar y corroborar las observaciones de los otros. Impresionado por la habilidad de estos astrónomos de la Antigüedad para trazar líneas rectas entre puntos no visibles entre sí, destruyó también la principal objeción que los 'arqueólogos profesionales' esgrimieron contra los alineamientos de larga distancia establecidos por Alfred Watkins, el heresiarca. Al hacerlo, Thom también comprobó que podían recoger y extrapolar los resultados y medidas de sus observaciones, con lo que dedujo la existencia de una escuela neolítica de filosofía matemática que seguía el modelo pitagórico, sólo que unos 1400 años antes de que se tuviera referencia escrita de ésta.

Con Alexander Thom y el reconocimiento científico de sus trabajos, se cerró un ciclo de modos arqueológicos. Los anticuaristas del siglo XVIII, basándose en fuentes grecorromanas, habían postulado que los druidas eran una casta privilegiada de eruditos astrónomos, cosmólogos, profetas y filósofos que compartían una tradición común con sus equivalentes de oriente, los caldeos y brahamanes, a partir de los que se compiló el sistema de Pitágoras. El hombre moderno reinterpretó la Historia y modificó la visión que los historiadores de la antigüedad nos habían transmitido respecto de estos druidas, que fueron 'barbarizados' hasta convertirles en chamanes primitivos, cuyo mayor logro fue manipular algunos pueblos supersticiosos en Europa. Thom cambió este punto de vista de manera radical, al descubrir un código científico y matemático unificado, en línea con el sistema pitagórico. Tampoco hay duda, que entre los 2.000 años que transcurrieron desde la civilización del neolítico y el legado del druidismo histórico, la situación decayó con el transcurrir de los siglos, pero una vez identificadas las fuentes, no debería haber objeciones razonables para suponer que en los comienzos de la 'Era Cristiana' los druidas eran como les describieron los clásicos, eruditos filósofos y astónomos... dignos sucesores de los constructores de megalitos.


Si con todo esto consiguiésemos establecer esta relación entre el movimiento lunar y la orientación de las iglesias románicas, con aquellas otras miras astronómicas -que también parecen reproducirse en Sant Marc de Gironella y su entorno visual con las 'montañas madre' del Cim d'Estela-, estaríamos dando un pequeño gran paso de gigante.


FUENTES:
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    ·'A Little History of Astronomy and Architecture'. John F. Michell.
    · Wikipedia: Alexander Thom.
    · Antiguo Foro Club del Románico


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 Asunto: Re: Planimetría románica y montañas madre
Mensaje sin leerPublicado: Sab Nov 16, 2013 10:51 am 

Registrado: Lun Jul 13, 2009 10:31 am
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Hola a todos

Sólo una breve entrada para daos las gracias por el magnífico trabajo que nos estáis regalando tanto Eadan como Xavi.

Por si os sirve y respecto a la luna como hemos comentado en otra ocasión, también hay teorías como esta. En las figuraciones andinas de de la cultura Tiwanakota este tipo de cruces:
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han sido interpretadas como un calendario lunar:
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Citar:
"Esta es la representación de la que denomino “Cruz Lunar o Chakana Lunar”, se diferencia de la otra cruz por tener “doble punta intermedia”, lo que hace que entre cada parte de esta cruz exista 7 ángulos rectos, representando una fase lunar, lo que hace un total de 28 ángulos en sus 4 partes, representando así el ciclo lunar completo de 28 días."
(Manuel de la Torre, Arqueostronomía andina)

Pero, es que esta forma de cruz se da en la famosa Torre inclinada o Campanario de Pisa, en la Toscana italiana:
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Doce puntas tiene este tipo de cruz y doce veces parece estar repetida en la base de la torre inclinada de Pisa. Pero, ¿qué pasa con la parte superior de esta torre, la que está cercana al Cielo?
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Habrá que continuar estudiándola, pero parece más cercana a una posible interpretación solar. Una torre muy curiosa esta de Pisa:
_La base de la torre parece remitir al concepto de la Luna
_ El cuerpo remite al número seis, los seis días de la creación o, en el sexto día, fue creado el hombre
_ La parte superior puede estar remitiendo al Sol
_La suma de todos los niveles de la torre dan ocho, 8, el número de la divinidad.

Espero que os sirva. Nada, felicidades por el magnifico trabajo desarrollado sobre la planimetría románica y el concepto de montañas madre.
Un abrazo a tod@s


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 Asunto: Re: Planimetría románica y montañas madre
Mensaje sin leerPublicado: Dom Nov 17, 2013 3:58 am 

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Vaya casualidad, Fer; esas figuras geométrico solunares de la románica torre inclinada de Pisa, me recuerdan algo que voy a comentar a continuación.

El temporal de frío y nieve azotó durante el día de ayer la provincia de Segovia, lo que se tradujo en relación con las observaciones previstas para San Pedro de la Losa, en un primer intento fallido, salvado en parte porque el 'plan de ataque' para la mañana incluía, a la espera de la llegada la Luna, una visita a la Cueva de Siete Altares -un monumento religioso visigodo de carácter rupestre y apariencia arcáica- cuyo reportaje vemos ya incorporado en el Banco de Fotos de Círculo Románico, Fuentes/Prerrománicos/España/Visigodo (http://www.circulo-romanico.com).
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Tras la conversión de Recaredo al Catolicismo (586 dC) surgirán un gran número de comunidades eremíticas. El asentamiento de alguna de estas congregaciones en las Hoces del Duratón queda demostrado tanto por la tradición oral -que sitúa en estos parajes la vida de los santos eremitas Frutos (patrón de la diócesis de Segovia) y sus hermanos Valentín y Engracia-, como por la existencia de varios eremitorios excavados en las cuevas formadas por el río durante milenios en las paredes del cañón.
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La cavidad se divide en dos capillas. La exterior fué parcialmente excavada en la roca y posiblemente cerrada con una fachada de piedra y una cubierta de madera. Conserva un pequeño altar rectangular coronado por un arco de medio punto:
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La segunda se encuentra en el interior del abrigo. En su pared derecha se construyó un altar formado por tres hornacinas cubiertas con arcos de herradura. La central tuvo delante una mesa de piedra y carece de decoración. La flanquean otras dos, con sus arquivoltas decoradas con molduras policromadas en rojo y negro. Sobre el altar derecho se desarrolla una compleja decoración geométrica entre la que abundan los motivos romboidales.

Frente a los altares se localiza una fosa, excavada en la roca, que probablemente fuera un modesto sepulcro para los monjes que atendían la Iglesia.
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La mejor manera de acceder al complejo eremítico consiste en tomar la carrtera SG-V-2323 que une las poblaciones de Sepúlveda y Sebúlcor, hasta el cruce con la SG-V-2418, que seguiremos en dirección a Villaseca (como si fueramos hacia la ermita de San Frutos) durante 1,200 Km. Al llegar al puente de Villaseca, que separa el municipio de Sebúlcor de esta última localidad, en pleno corazón del cañón del Duratón, accedemos a los lugares de aparcamiento desde donde se incian diversas rutas de senderimo que nos permitirán contemplar los enclaves eremíticos. Junto al puente de Villaseca encontramos el templo rupestre visigodo*, a unos 200 mts. del aparcamiento y en la ribera derecha** remontando el curso del Duratón.

* Si se quiere visitar el interior, las llaves se encuentran en el Excmo. Ayto. de Villaseca.
** De espaldas al nacimiento del río.


Adjuntos:
Comentario: Ruta de acceso al templo rupestre visigodo 'Cueva de Siete Altares'.
como llegar copia.jpg
como llegar copia.jpg [ 602.81 KiB | Visto 7396 veces ]
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 Asunto: Re: Planimetría románica y montañas madre
Mensaje sin leerPublicado: Lun Nov 18, 2013 5:21 am 

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En la fotografía superior contemplamos cómo llegaría a ver la Cueva de Siete Altares (Villalba -Sg-) su 'descubridor científico', el Marqués de Cerralbo.

Don Enrique de Aguilera y Gamboa (Madrid, 1845-1922) fue un político, arqueólogo y coleccionista español, quien llegó a datar la ocupación de la cueva durante el Neolítico e incluso ir todavía más allá en su ponderación, puesto que en notorio alarde del interés que el arte rupestre europeo detentaba en su época, llegó a afirmar que los altares labrados representaban divinidades iberas esculpidas en la roca. El texto resumido es interesante y aunque pueda ser valorado en su alcance -al minimizar la cristianización visigoda- como presuntuoso en exceso, lo transcribo a continuación para su mejor análisis:
E. Aguilera y Gamboa, en «El arte rupestre en la región del Duratón» (Boletín de la R. Academia de la Historia.LXXm, 1918, p. 127 y sig. escribió:
Hemos dejado para lo último el estudio de la Cueva de los Siete Altares, porque estamos firmemente convencidos de que es una localidad arqueológica única en su clase y el monumento, por lo tanto, de mayor interés de esta región.
Por lo mismo que reconozco y proclamo la extraordinaria novedad y rareza de este hallazgo y monumento, a lo que se añade la época de su antigüedad eneolítica, es natural me halle perplejo en sus explicaciones, y más aún en su interpretación: época de gran misterio, al que tantos y tan doctos arqueólogos levantaron un monumento grandioso, pero que se asienta en tantas partes sobre las gallardas columnas de la hipótesis, las que sólo será posible dar firme cimiento por la mano de la excavación.
La Cueva de los Siete Altares es una gran cavidad natural, sobre la que trabajaron los hombres neolíticos, tal vez los primeros iberos, con sus hachas de piedra para mejorar esas sus primitivas habitaciones, y sobre todo para dedicarla a templo de su espíritu en la más alta concepción para ellos, en su superior culto a los muertos; el hombre neolítico, que comenzó viviendo en los abrigos y cuevas naturales en aquella época de temperatura templada y húmeda, que sucedía al frío seco de la Magdaleniense, sale de aquéllos, como de los antros de las cavernas, llevándose de la naturaleza la idea de la bóveda, de los muros, de los pilares, y discurriendo por las radiadas galerías la noción del hipogeo, y, así, reformando las cuevas naturales, tantas dedicó a panteones, los que pretenden surgieron de los dólmenes con galería.
Y hallándome ante la Cueva de los Siete Altares, con la atención fijada por tales recuerdos, he de considerarla como un monumento fúnebre, una sepultura dedicada a un gran guerrero o a un gran pontífice, si es que no reunió el muerto ambos absorbentes y soberanos cargos, como ocurrió luego entre los celtíberos.
Sólo á un poderoso dominador o a un amadísimo venerando pudo dedicarse tal neolítica grandeza y aspirada a novedad artística del monumento. De él hay algunas representaciones aparentadas en España y en el extranjero, pero ninguno alcanza los caracteres asignados a esta cueva del Duratón, prosiguiendo así la supremacía artística de la Iberia en el arte rupestre durante el inmenso período paleolítico, como en el neolítico y aun en la primera edad de los metales.
Subiendo desde el río por escarpada roca se llega á penosa altura, en que se abre la cueva, según se ve en la lámina, figura número I. Ya en el vestíbulo, pero aún al aire libre, se anuncia sorprendente el monumento por el rectángulo excavado en la roca, para establecer en el centro el rarísimo simulacro de una figura antropomorfa, de la que da idea, en la lámina, el num. 2.
Y para no molestar al lector con descripciones tan minuciosas como necesarias para comprender el monumento, y aun para seguirme en las hipotéticas interpretaciones a que voy a dedicarme, no sin adelantar las mayores reservas, pero siempre creí conveniente que todo descubridor de monumento u objetos en arqueología debe hacer ensayo de explicación.
Me inclinaría á entender que el ídolo núm. I del perfil de la cueva en la lámina núm 2, pues que se halla a su ingreso, pero al aire libre, y se contempla desde fuera, pretendiere ser emblema del personaje allí sepultado o del dios protector de la cámara fúnebre para que pudiere ser visto y venerado por las multitudes y peregrinos, sin tener que profanar la cueva sepulcral, pues en varias, como la de Grotte des Fées, en Fontvielle, se hallan tan desgastados los escalones y galenas que acusan antigua enorme concurrencia. Todas las medidas de las esculturas, relieves, excavaciones, adornos y detalles se hallan minuciosamente inscritos y detallados en el antes citado perfil de la cueva, así como su plano, según se indica en la lámina, figura núm. 3.
Entrando en la cueva, á la mano derecha, se halla el desarrollo del monumento, que le componen tres otras representaciones antropomorfas que en su circular superior representación obtienen parecido radio, pues en algo disminuye desde el número 2 al 4; pero la mayor diferencia se halla en la ornamentación, muy rica y singular para su época en la num. 2 y del mismo orden, pero simplificada en detalles, en los números 3 y 4, todo lo cual bien se determina en el grabado que uno a esta descripción y se realza con el color rojo, según existe en el original. Yo me inclinaría a interpretar el núm. 2 como representación del soberano que allí sepultaran, y así se engrandece la figura con la diadema soberana de grabados y pinturas, que parecen coronar la cabeza, terminando la corona con irradiaciones que se tuvieran como de divino y supremo poder en imitación de la insuperable grandeza del Sol. Volveré después a ocuparme en la novedad de la ornamentación romboidal inscripta.
La figuración antropomorfa núm. 3 pareciérame la de la diosa fúnebre, por ya varias veces descubierta en algunas otras cuevas reformadas por el hombre y que se clasificaron de época chalcolítica ó de transición de la piedra á los metales, que al indicar yo la de este monumento las tengo por coetáneas; y consecuente con la acción divinal, que sospecho como todos los arqueólogos concedían los neolíticos a la dicha diosa fúnebre, designo a esta mía por la diosa regeneradora de la muerte, según luego explicaré. El que el núm. 3 se considerase en su tiempo representación divina lo patentiza la especie de ara o como mesa de altar que ante ella labraron, y tan evidente de forma y destino parece, que así la tradición y la voz del país llamóla de por siempre la Cueva de los Siete Altares, por las cuatro figuraciones que se conservan y otros tres que pudieron considerarlas por su imaginación las gentes, ayudándose en ciertos trazos y oquedades, éstas naturales, y los otros obra humana.
La figura antropomorfa núm. 4 debe representar á la diosa femenina de otras cuevas, pues en el grabado y en el perfil se detallan los rituales pechos. La figura núm. 3 pudiera ser un dios masculino con que se adelantase al desdoblamiento de la diosa femenina, según Déchelete, á constituir la pareja divina neolítica, más frecuente en los monumentos occidentales; y como en varias cuevas y estelas se han hallado representaciones antropomorfas masculinas; las masculinas se caracterizan por no tener pechos y cruzar el suyo con una banda, bien pudiera y debería admitirse que en una cueva de la grandeza artística de la en que me ocupo se representasen las dos divinidades, afectando la preferente inclinación neolítica al antropomorfismo.
Los cuatro símbolos tienen una cavidad bajo de ellos como para depositar homenajes u ofrendas, creencias o culto, pero en la figura núm. 3 sirvió para que algún visitante moderno del tipo frecuentísimo de los destructores metiese en el agujero ya pico o azada, y apalancando saltase un trozo del ara, como se advierte en la fotografía.
Al pie de las figuras corre un pasadizo artificial tal vez para permitir el acceso a la adoración, y en ese mismo camino, bajo de cada figura, labraron una oquedad sobre plano horizontal, según se comprueba en el croquis de medidas y detalles y se advierte en la fotografía del conjunto.
Como para apoyarse y besar los pechos de la figura núm. 4, labraron un escalón en su altar correspondiente, o ya para depositar ofrendas.
(...)
Y llegando ahora á la explicación antropomorfa de las figuraciones en la Cueva de los Siete Altares, he dé consignar que no otra cosa puede entenderse después de muchas que así fueron traducidas y por divinidades interpretadas en tantas cuevas, ya de Francia, ya de Italia y aun de nuestro país, que las describen y reproducen en grabado muchos autores, entre ellos mi inolvidable maestro, y querido amigo el heroico y extraordinario sabio M. DécheFette, y ya también otro célebre autor y arqueólogo y buen amigo M. Siret, y con tantos más que por no extender estos apuntes me veo obligado á consignar somerísimamente.
También en la gruta de Courjeonnet, valle del Petit-Morin (Marne), como en otras siete más, se halla algo parecido, pues en el mismo lienzo de roca, donde se abre la entrada á la cueva en forma algo semejante á la figura 1 de la de Siete Altares, y al lado de aquel ingreso hay esculpida en bajo relieve una simplísima y grosera representación antropomorfa, que desde los ya citados M. Déchelette y M. Siret, con un general intermedio de sabios arqueólogos, la tienen por representación de una divinidad femenina, con misión fúnebre.
Muchas son las figuras tosquísimas que se han hallado en Francia, Italia y España, correspondiendo á tal emblema y por semejante técnica: casi todas son de piedra bruta, afectando varias la forma de las de los Siete Altares: unas grabadas, otras esculpidas, y algunas con indicios de pintura infinitamente menos determinadas que la del Duratón, excediéndose á todas las rudimentarias, por más serio, las'de las inmediaciones de París.
Las caras de aquéllas se reducen á una indicación de ojos por dos puntos, ó dos agujeritos ó dos resaltos circulares, y entre ambos la nariz, que sólo por el sitio de colocación se adivina: jamás tienen boca, pues casi única excepción es la que aparece ligeramente indicada en la de la Cueva de Croizard, á la que, én cambio, faltan los ojos y los pechos.
Las piedras antropomorfas á que antes me referí dirán que algunas, como son estelas, tienen una especie de cabeza, pero también hay muchísimas sin aquella determinación. Entre las representaciones británicas, una, la más perfecta de las conocidas, y la otra rudimentaria.
Sospecho, pues, que en las cuevas y sepulturas neolíticas y de la primera edad del metal la figura antropomorfa que se halla en ellas o en sus inmediaciones sea representación de una divinidad protectora del muerto para tornarle á la vida: por eso a la que designo para tan incomparable reacción en la Cueva de los Siete Altares la titularía La Diosa regeneradora de la Muerte.
(...)
Quise dar una noticia de mi descubrimiento de la Cueva de los Siete Altares en el Duratón, noticia para la Real Academia de la Historia, pero de noticia pasé a informe, y extendiéndolo demasiado di en abuso de vuestra atención, de vuestra paciencia y de vuestro tiempo; pero si seguro estoy me disculpe la gran bondad con que me favorecéis, añado en mi descargo vuestro extraordinario saber, que se adelanta al reconocimiento de la grandísima importancia, la extraordinaria novedad, la gran significación científica de la Cueva de los Siete Altares, que por sí misma y por su situación es hoy caso único en Arqueología.

(...)Madrid, 28 Junio, 1918.
EL MARQUÉS DE CERRALBO.
Planimetría del autor:
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 Asunto: Re: Planimetría románica y montañas madre
Mensaje sin leerPublicado: Mar Nov 19, 2013 4:33 am 

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Como observamos en la fotografía de detalle del Sipgac, la Cueva de Siete Altares se encuentra suspendida en una terraza natural a unos 10-15 metros sobre el estrecho desfiladero rocoso por el que transcurre el río Duratón en dirección E-W, tramo en el que confluyen el arroyo del Barranco por el norte y el río San Juan por el Sur. Precísamente, la embocadura de la cueva se orienta hacia este último lugar configurado como seno de la 'montaña madre' que se situa enfrente y que en ángulo muy próximo al del atardecer del solsticio invernal -de no impedirlo la arboleda- permitiría que los rayos del Sol iluminasen por completo la estancia principal:
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Ante la proximidad del evento, marcamos fecha para la observación: 17h30' del día 21 de Diciembre de 2013.

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 Asunto: Re: Planimetría románica y montañas madre
Mensaje sin leerPublicado: Mié Nov 20, 2013 6:51 am 

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El Marqués del Carralbo escribió:
Y hallándome ante la Cueva de los Siete Altares, con la atención fijada por tales recuerdos, he de considerarla como un monumento fúnebre, una sepultura dedicada a un gran guerrero o a un gran pontífice, si es que no reunió el muerto ambos absorbentes y soberanos cargos, como ocurrió luego entre los celtíberos. Sólo á un poderoso dominador o a un amadísimo venerando pudo dedicarse tal neolítica grandeza y aspirada a novedad artística del monumento. De él hay algunas representaciones aparentadas en España y en el extranjero, pero ninguno alcanza los caracteres asignados a esta cueva del Duratón, prosiguiendo así la supremacía artística de la Iberia en el arte rupestre durante el inmenso período paleolítico, como en el neolítico y aun en la primera edad de los metales.
Desde mi mortal punto de vista y dejando a un lado momentáneamente las supremacías, anduvo muy cerca el Marqués del Cerralbo al intuir que la construcción de la Cueva de los Siete Altares, estuvo dedicada desde el neolítico primigenio como monumento fúnebre de un poderoso dominador o amadísimo venerando, pero descuidó quizá o desconocía los términos algunos años antes de los descubrimientos astroarqueológicos del s.XX, que le hubieran permitido emparentar estos paralelismos con los túmulos funerarios de Newgrange o el complejo astro religioso de Strernsteine, y basarse de esta manera en la arquitectura vernácula sin la necesidad de recrear un nuevo límite aislacionista para situar el arte rupestre ibero, en el mismo plano de igualdad que en relación con aquellos le corresponde en Europa, por lo menos -pendiente desde entonces unas excavaciones aqueológicas que parece que no se realizarán jamás- desde el período comprendido entre el paeolítico y la primera edad de los metales.

Y es que -en el sentido gramatical amplio y tambíén más contemporáneo- la 'arquitectura vernácula' es un área de la teoría moderna que estudia las estructuras en las que no intervieron profesionales de la arquitectura, esto es materializadas por constructores que podríamos denominar empíricos y si bien es verdad que existen muchas áreas de la práctica arquitectónica no profesional, desde el refugio primitivo en comunidades lejanas a las adaptaciones urbanas o edificaciones idealizadas que se importan de un país a otro, debe entenderse la arquitectura vernácula como un concepto integral mucho más abierto, utilizado a la vez como un atajo -o mejor aún- como un sinónimo de diferentes prácticas y soportes teóricos sobre estas mismas prácticas, que incluirían en su definición a la arquitectura primitiva o aborígen, la arquitectura indígena, la arquitectura ancestral o tradicional, folk, popular o arquitectura rural, la arquitectura étnica o etno-arquitectura, la arquitectura informal y la llamada 'arquitectura anónima' o 'arquitectura sin arquitectos', y aún mejor arquitectura 'sin pedigree'.

Sería fácil comprobar cómo la mayor parte de estas prácticas e ideas -también sobre estas cuevas readaptadas-, hacen igualmente que cada lengua vernácula muestre las propiedades arquitectónicas como algo exclusivo de una esfera envolvente entre lo sublime y milagroso hasta lo exótico y más lejano, pasando -cómo con- por su conexión con lo resurreccional apotropáico. Sin embargo, a la luz de la verdad, este tipo de arquitectura sólo es la forma más difundida de construir, puesto que en realidad la mayoría de los nacidos en una generación anteriormente inmediata a la nuestra fueron criados en hogares vernáculos, y al menos el 90 por ciento de la arquitectura del mundo es de este tipo.

Por tanto se hace necesario conocer antes el resultado de tales prospecciones arqueológicas en la Cueva de los Siete Altares, si se mandaron hacer o la extensión de los informes realizados en 1955 por Íñiguez Almech.


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 Asunto: Re: Planimetría románica y montañas madre
Mensaje sin leerPublicado: Vie Nov 22, 2013 3:47 pm 

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Don Enrique de Aguilera y Gamboa, XVIIº Marqués de Cerralbo, en EL ARTE RUPESTRE EN LA REGIÓN DEL DURATÓN, escribió:
No precisa el repetir lô que ya dejo afirmado en estas mismas páginas, y no por una sola vez, respecto á que mi hipótesis es sólo una indicación del que explora y observa, sin confianza en el éxito, pero también sin extrañarme á las rectificaciones: nada más natural, pues que en Arqueología se ofrecen para cada caso una ó muchas hipótesis, sin que venzan el dubitativo y aun lleguen á completa rectificación de sus autores, como viene á mi memoria el gran sabio, el admirable arqueólogo, el tantas veces citado aquí con superior aplauso y respeto, M. Déchelette, á su tan notable trabajo sobre el desarrollo, influencia y viaje de la Espiral publicó él mismo importante rectificación por las explicaciones y estudios locales de M. Coffey én su original obra sobre New-Grange; ¿quién no recuerda la nobilísima rectificación del justamente maestro en Arqueología, M. Cartailhac, ante la revisión de las incomparables y maravillosas pinturas de Altamira?
¿Qué quiere que le diga, Marqués? Los que le tildaban de vanidoso, o es envidia o a buen seguro que se equivocan.

Acaba de convertirse Ud. en uno de mis más admirados arqueólogos, aunque mi opinión ya no le sirva de nada.

Un saludo.


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