Tal vez sea preciso mencionar una cuestión de contenido iconográfico que se hace patente en la citada imagen de la mujer con el cráneo del tímpano de Platerías, por la extensa relación que posee en cuanto a su contenido con refrendos varios. Si cierto es que al amparo de una misma hipótesis intransigente se ha venido identificando incluso como la representación de Eva, en mi criterio constituye lo que Jean Wirth denomina "hibridación iconográfica"; es decir, imágenes ambivalentes en identidad que también se prestan a un efecto asociativo no contradictorio; en nuestro caso con un encadenamiento de significados. En principio se impone observar que la cabeza dispuesta sobre el regazo de la mujer no posee mentón pero, por otra parte, conserva la marca de la flecha destructora en la frente. Para el primer caso habría que hacer referencia a la figura de Herodías portando la cabeza de Juan Bautista, tal como hoy se conserva en la catedral de Amiens, es decir, carente de la barbilla. Para el segundo caso la imagen se decanta hacia Bethsabé y la calavera de Urías, con la marca identificativa en su frontal; esa sería la única diferencia para asociar este relieve a la que fue primero amante y después esposa del rey David.
Por consiguiente, sin romper con el denominado principio de "hibridación iconográfica", cierto es que esta capacidad que posee la imagen románica de condensar significados múltiples la ha llevado a tal proceso asociativo de identidades. Propuestas, además, a tener en cuenta como ejemplos de vicios, ante las manifestaciones de la acción protectora de la iglesia de este momento, con cuanto la ley ordenaba sobre el deseo (non concupisces/no te apasiones ardientemente) y el control del matrimonio; cuestiones a las que no fueron ajenos tanto Cluny como el propio Gelmirez.