
En cierta ocasión andaba yo solo frente a esa portada, en un día semilluvioso, cuando se me acercó una de esas señoras de la foto, o quizás otra paisana semejante, para entablar conversación ensalzadora del valor de la iglesia de su pueblo evidenciando el interés por su patrimonio, interés como el que muestran nuestras protagonistas de la foto.
Está claro que en esa Villa de las Cinco se ama y de protege lo propio y por eso, para una institución como el Círculo Románico cuyo objetivo de preservación del patrimonio románico heredado justifica su existencia, es un placer remirar las fotos de su iglesia, y también el volver a escuchar lo que sus piedras nos dicen.
Sirva el comentario para felicitar a Corbio, no solo por sus exposiciones al respecto, ni tampoco solo por compartir compadrazgo con aquellas damas de la foto, ni solo por hacer partícipes a sus descendientes del valor de lo románico heredado, pero también porque en este día se une al colectivo de los que viven ese lugar desde hace más de setenta años. ¿No?. Un abrazo. Saludos.